ÓPERA
El fin de una era
La noticia del próximo cierre del restaurante Ópera, más que
lamentarlo, es una voz de alerta clara y precisa para los empresarios
gastronómicos de nuestro país. Con diez años de constante y fructífero trabajo,
que los llevó a convertirse en uno de los restaurantes más premiados a nivel
nacional, su propietario, Juan Carlos Sahli, ha decidido cerrar su local ya que
los números no estaban cuadrando. Abogado y conocedor del tema gastronómico
gracias a su familia, Sahli no quiso arriesgar su producto e inteligentemente
lo cerró, a sabiendas que las
dificultades económicas que enfrenta el país no pueden cambiar en un corto
plazo.
Este cierre fue el primer aviso de que las ventas en el
mercado de mantel largo están pasando por un periodo difícil. No es la primera
vez que sucede ya que las crisis que hemos sufrido en Chile son cíclicas. Hace
unos años, y por el mismo problema, cerró El Madroñal, en esos entonces uno de los
comedores más finos de la ciudad. No nos gusta hacer pronósticos y esperamos
que el cierre del Ópera sea sólo circunstancial ya que la crisis afectó
solamente a este restaurante ya que los
ya conocidos Café del Ópera y Bar Catedral siguen con su normal funcionamiento.
Sinceramente pienso que el mundo gastronómico lamenta este
cierre que según su dueño es temporal, pero veo complicado su reapertura en
otro lugar de la capital. Ojalá me pueda comer las palabras y algún día podamos
regresar por su gallinita trufada, sus Oeufs en Meurette y tantos otros platos
que salieron de estas cocinas. Los que quieran degustar la nueva carta de
verano, pueden ir hasta el 6 de febrero, día en que cerrará las puertas. Una
pena, pero como lo dijo el mismo Sahli. “nada es para siempre” (JAE)