THE GLASS
Un comedor chileno con
nombre gringo
Hay
un poco de historia en los pocos años que lleva esta cadena hotelera de origen
nacional. El primer hotel lo construyó en los terrenos del ex Colegio Alemán en
Puerto Varas y constituyó un hito para una ciudad que en aquel entonces no
poseía ningún establecimiento hotelero de calidad. Con un gran trabajo basado
en el servicio y equipamiento, con el tiempo comenzó a armarse una cadena de
hoteles con la adquisición de un establecimiento en San Pedro de Atacama y la
construcción de dos hoteles en la capital: uno en Lastarria, barrio turístico y
bohemio por excelencia y el de Vitacura, ubicado en uno de los ejes hoteleros
más importantes de la capital.
La
historia es importante ya que la cocina del Cumbres Vitacura tiene sus orígenes
en Puerto Varas, donde el chef Claudio Úbeda fue su primer cocinero,
transformándose con el tiempo en el chef ejecutivo de la cadena y actualmente a
la cabeza de The Glass, como fue bautizado el restaurante que cubre la
totalidad del último piso de este nuevo hotel.
Premiado
por el Círculo de Cronistas Gastronómicos por la tarea desempeñada en Puerto
Varas, conocer su gastronomía será un lujo que habrá que visitar al menos cada
seis meses, ya que su cocina está inspirada en preparaciones criollas
nacionales que van más allá de lo que se conoce en nuestro largo país. La
excelencia de sus pescados, mariscos y algunas carnes como el cordero, son
protagonistas en un espacio que encanta con sólo conocerlo, ya que tiene una de
las vistas más lindas de la ciudad en un entorno bastante elegante y cómodo.
Conocí
a Claudio Úbeda en sus inicios en Puerto Varas y más de alguna vez escribí
acerca de su cocina. Franca, honesta y sabrosa, de dio un giro a la gastronomía
de la zona sur y el comedor que comandaba se convirtió en uno de los mejores de
esa sureña ciudad. Allí conocí las salicornias cuando nadie sabía nada de ellas
y degusté una variedad infinita de platos que me convencieron de la calidad de
su cocina. Ahora en Santiago es prácticamente una “sandía calada” ya que
mantiene el rumbo y el ritmo de su gastronomía y eso es un punto a favor, algo
tremendamente importante en estos tiempos ya que el aumento de restaurantes de
alto rango es proporcionalmente mayor a las necesidades de los consumidores de
este segmento y turistas que nos visitan.
The
Glass tiene un comedor central y dos terrazas laterales que servirán cuando el
clima permita su uso. Ambientado con diferentes tipos de mesas y mesones para
compartir, es posible incluso ocupar poltronas, algo no muy recomendable para
cenar ya que son tan cómodas que prácticamente uno se “hunde” en ellas y se
pierde la relación necesaria de alturas mesa / silla. Un detalle menor que bien
vale tener en cuenta.
Basta
una vuelta a sus platos para darse cuenta que acá hay un profesionalismo y una
dedicación que va más allá de lo normal: sabrosos Erizos al cajón con salsa de
carne (11.500) plato símbolo del criollismo elite nacional y de incomparable
sabor. Luego una elegante crema de alcachofas con croqueta de jaiba (6.000),
para después sentirse en la gloria con unas Lenguas de cordero en guiso de
lentejas (12.500) y finalizar (casi arrodillado) con un sublime Pastel de
choclo con pino de locos (15.300), una muestra más que generosa para un
almuerzo apoteósico que finalizó con un fiel Tiramisú de cola de mono (4.100)
una oda a nuestros sabores de antaño.
Mano
a mano y codo a codo con los restaurantes hoteleros que pululan en el barrio,
la cocina de The Glass no necesita mayor difusión ya que su chef es lo más
parecido a tener una D.O. o denominación de origen, ya que si bien está recién
instalándose en Santiago, lo respalda un pasado de grandes logros. Una ventaja
que es bastante útil en la actualidad.
The Glass: Hotel Cumbres
Vitacura /Av. Pdte. Kennedy Lateral 4422 / 2 2487 5000