martes, 14 de junio de 2016

MIS APUNTES


 
THE GLASS
Un comedor chileno con nombre gringo
Hay un poco de historia en los pocos años que lleva esta cadena hotelera de origen nacional. El primer hotel lo construyó en los terrenos del ex Colegio Alemán en Puerto Varas y constituyó un hito para una ciudad que en aquel entonces no poseía ningún establecimiento hotelero de calidad. Con un gran trabajo basado en el servicio y equipamiento, con el tiempo comenzó a armarse una cadena de hoteles con la adquisición de un establecimiento en San Pedro de Atacama y la construcción de dos hoteles en la capital: uno en Lastarria, barrio turístico y bohemio por excelencia y el de Vitacura, ubicado en uno de los ejes hoteleros más importantes de la capital.
La historia es importante ya que la cocina del Cumbres Vitacura tiene sus orígenes en Puerto Varas, donde el chef Claudio Úbeda fue su primer cocinero, transformándose con el tiempo en el chef ejecutivo de la cadena y actualmente a la cabeza de The Glass, como fue bautizado el restaurante que cubre la totalidad del último piso de este nuevo hotel.

Premiado por el Círculo de Cronistas Gastronómicos por la tarea desempeñada en Puerto Varas, conocer su gastronomía será un lujo que habrá que visitar al menos cada seis meses, ya que su cocina está inspirada en preparaciones criollas nacionales que van más allá de lo que se conoce en nuestro largo país. La excelencia de sus pescados, mariscos y algunas carnes como el cordero, son protagonistas en un espacio que encanta con sólo conocerlo, ya que tiene una de las vistas más lindas de la ciudad en un entorno bastante elegante y cómodo.

Conocí a Claudio Úbeda en sus inicios en Puerto Varas y más de alguna vez escribí acerca de su cocina. Franca, honesta y sabrosa, de dio un giro a la gastronomía de la zona sur y el comedor que comandaba se convirtió en uno de los mejores de esa sureña ciudad. Allí conocí las salicornias cuando nadie sabía nada de ellas y degusté una variedad infinita de platos que me convencieron de la calidad de su cocina. Ahora en Santiago es prácticamente una “sandía calada” ya que mantiene el rumbo y el ritmo de su gastronomía y eso es un punto a favor, algo tremendamente importante en estos tiempos ya que el aumento de restaurantes de alto rango es proporcionalmente mayor a las necesidades de los consumidores de este segmento y turistas que nos visitan.

The Glass tiene un comedor central y dos terrazas laterales que servirán cuando el clima permita su uso. Ambientado con diferentes tipos de mesas y mesones para compartir, es posible incluso ocupar poltronas, algo no muy recomendable para cenar ya que son tan cómodas que prácticamente uno se “hunde” en ellas y se pierde la relación necesaria de alturas mesa / silla. Un detalle menor que bien vale tener en cuenta.

Basta una vuelta a sus platos para darse cuenta que acá hay un profesionalismo y una dedicación que va más allá de lo normal: sabrosos Erizos al cajón con salsa de carne (11.500) plato símbolo del criollismo elite nacional y de incomparable sabor. Luego una elegante crema de alcachofas con croqueta de jaiba (6.000), para después sentirse en la gloria con unas Lenguas de cordero en guiso de lentejas (12.500) y finalizar (casi arrodillado) con un sublime Pastel de choclo con pino de locos (15.300), una muestra más que generosa para un almuerzo apoteósico que finalizó con un fiel Tiramisú de cola de mono (4.100) una oda a nuestros sabores de antaño.

Mano a mano y codo a codo con los restaurantes hoteleros que pululan en el barrio, la cocina de The Glass no necesita mayor difusión ya que su chef es lo más parecido a tener una D.O. o denominación de origen, ya que si bien está recién instalándose en Santiago, lo respalda un pasado de grandes logros. Una ventaja que es bastante útil en la actualidad.

The Glass: Hotel Cumbres Vitacura /Av. Pdte. Kennedy Lateral 4422 / 2 2487 5000