AUGURIOS Y CONSEJOS
PARA
LA LLEGADA DEL 2017
¿Se
han percatado, mis queridos lectores, que todos, a final de año, andamos
buscando los resúmenes y los mejores hechos que leemos con gratitud y
parsimonia?
¿Será
un algo medio melancólico o al revés, algo maquiavélico, que nos gusta recordar
lo bueno y lo malo de lo que sucedió en el año?
Creo
que es una mezcla de los dos conceptos. Nos da añoranzas recordarnos de las
cosas buenas y un poco también de sadismo cuando recordamos las desgracias. No
nos bastó la inundación de Costanera… queremos ver nuevamente las fotos y las
imágenes del sismo. No nos bastó estar semanas pegados al televisor para ver la
Copa América y las desgracias políticas.
Queremos revivir los goles que nos dejaron con la boca abierta. Queremos
ver sangre (y no prietas precisamente), para finalizar un año… ¡que por fin se
nos va!
Con
tantos años a cuestas les puedo decir que nada se termina ni cambia este 1 de
enero. Solo cambia el calendario, el color del pelo, las arrugas y el genio. El
resto, todo sigue igual. Ni los chinos, con sus años dedicados a los animales y
donde este 2017, según sus creencias, será el año del Gallo (cuidado ya que es
muy prolífico), han logrado cambiar nada. Bueno, los chinos a su manera tienen
al mundo colgando de un coco, pero eso no tiene nada que ver con el horóscopo.
(A propósito de gallo… ¿le gusta el caldo de gallo del Bar Nacional?)
Lamento
decirlo pero ni los calzones amarillos ni las vueltas a la manzana con una
maleta cambiaran las cosas. Menos las doce uvas y las tres cucharadas de
lentejas, que sumado al champagne y a la cena de año nuevo, lo único que le
prometen es una caña y una indigestión de las poderosas tras Navidad y Año
Nuevo. A decir verdad, váyase por lo sanito estas noches Si tanto le agradan,
vea los resúmenes que estarán a la orden del día en la televisión. Beba
moderado y no como un cosaco ya que su hígado se lo agradecerá al día
siguiente. Y si bebe, no maneje. Por cinco lucas lo llevan a su casa sano y
salvo y no aparecerá el lunes en La Cuarta.
Si
va a un hotel o restaurante a cenar la noche de Año Nuevo, no piense que todo
está ahí para comérselo y/o bebérselo. Váyase tranquilito por las piedras y
disfrute la noche. Para ser sincero, si se le apaga el televisor temprano y al
día siguiente no se acuerda de nada, habrá perdido gran parte del festejo y ni
se le ocurra preguntar por qué este año no prendieron fuegos artificiales.
Estuvieron mejores que nunca, pero usted nunca los vio.
Es
una fiesta más y espero que la disfrute. A decir verdad, yo haré lo mismo que
ustedes y quizá algo más, pero el jefe quería que este mensaje tuviera un
trasfondo más civilizado. Feliz 2017 a todos. Realmente me veré mono con los
boxers amarillos que me regaló mi paquita para Navidad, además que de todos
modos agarraré la primera maleta que encuentre para dar una vuelta a la manzana
mientras me como las uvas y las lentejas. No creo en brujos, Garay, pero que
los hay, los hay.
Felicidades
y nos vemos el 2017… Si Dios y mi jefe no dicen otra cosa.
Exequiel Quintanilla