¿DÓNDE ESTÁN LOS CHEFS?
Quizá
este tema no sea del agrado de todos, pero desde un tiempo a esta parte, varios
chefs que fueron responsables de las cocinas de buenos restaurantes
capitalinos, han decidido dar un giro a sus trabajos y convertirse en chefs
asesores de marcas, de instituciones, de restaurantes donde no les exigen
presencia, organizan cenas clandestinas o se convierten en embajadores de productos,
dejando las cocinas en manos de sus ayudantes, de maestros de cocina e incluso
–en algunos casos- salen de la vida pública ya que sus emprendimientos han
fracasado.
El
drama del chef comienza cuando la prensa valora –o sobrevalora- sus
capacidades. Todos, sin excepción, tienen el sueño de ser algún día propietario
de su propio restaurante “hecho a la medida” con el fin de llegar a la cúspide
gastronómica y económica. Varios entran en sociedad con algún empresario que
les permite cumplir sus sueños y se lanzan en una aventura que la mayoría de
las veces fracasa. Para donde el lector mire, va a encontrar ejemplos y no es
necesario mencionar cuántos chefs se han visto involucrados en esta situación.
Lo cierto es que poco a poco la figura del chef va desapareciendo de nuestras
cocinas y ya es difícil encontrarlos en los restaurantes.
¿Problema
de modelo, de costos, de expectativas, de vanidad, de ego? Es posible que todo
junto, pero el fenómeno acarrea algunos problemas que no se ven a simple vista:
¿Podrá el chef que se retiró de los comedores tradicionales regresar a sus
labores iniciales? Sinceramente nos gustaría verlos nuevamente en sus
originales puestos, ya que son inteligentes, buenos en su oficio e inmensamente
creativos. ¿Será esto posible algún día? (JAE)