AGUA DEL CARMEN
El secreto de la
tranquilidad…
Es
domingo por la tarde, tengo muchas cosas que hacer y mañana viajo. Estoy
nervioso porque me tengo que levantar a una hora muy ingrata y eso me acelera.
Sé que no dormiré bien así que me voy a tomar un trago de Agua del Carmen. Por
un lado espero que eso me relaje un poco, y por otro, me vendrá bien para
escribir este artículo sobre este antiguo medicamento que tengo ahora encima
del escritorio.
La
receta original data del siglo XVII y se atribuye su descubrimiento a los
monjes carmelitas descalzos. El brebaje cura los "síntomas del estrés
tales como trastornos gastrointestinales o nerviosismo". Este
"medicamento no sujeto a prescripción médica" está elaborado a base
de melisa por su alto poder sedante y un sinfín de otras hierbas que además lo
hacen digestivo (entre ellas manzanilla, hierba luisa, angélica, tilo, cilantro
y canela). Lo demás son excipientes –si es que realmente lo podemos llamar así
dado que un excipiente es un agregado inocuo para facilitar la toma de
medicamentos, y esto ni parece un medicamento ni es fácil de tomar, aparte de
tener un contenido de etanol del 55% en volumen, lo que pone al Agua del Carmen
al nivel de destilados como el mezcal o la absenta.
Básicamente,
y a juzgar por la claridad del líquido, podemos entender que los ingredientes
fundamentales del Agua del Carmen son mucho alcohol etílico, bastante agua
azucarada y unas cuantas hierbas relajantes. Es decir, una suerte de
aguardiente de Chillán con sabor a perfume. Una “agüita” recomendada para todos
y aunque hoy cueste creerlo, son muchas las personas que recuerdan haberla
tomado durante su niñez.
Relaja
y elimina el estrés pero también está recomendado como "alivio del
malestar asociado a la menstruación" y, según algunas madres y abuelas con
las que he hablado, era usado especialmente durante la menopausia. De manera
que la botella llegó a ser muy frecuente en los hogares chilenos durante el
siglo pasado. Ayudaba a calmar a un niño revoltoso y al ama de casa frustrada
que espera aburrida las ausencias de su marido.
Sin
duda la autoridad sanitaria ha ido eliminando el Agua del Carmen de los
botiquines en favor de los ansiolíticos y los calmantes. La sociedad actual ya ha pasado mayoritariamente por las
escuelas y, por tanto, las costumbres supersticiosas y el uso de curalotodos
como éste han dejado de ser frecuentes.
Utilizar
alcoholes tan fuertes para tratar a niños o adolescentes está totalmente
contraindicado y no deja de ser un vestigio del país pobre e ignorante que
fuimos hasta mediados del siglo pasado. El Agua del Carmen ya no es tan popular
pero si tiene curiosidad seguramente podrá encontrarla en cualquier farmacia de
la ciudad.
Y
en las noches en que no queda nada que beber, las botillerías están cerradas y
la fiesta aún está encendida, una farmacia de turno podría ser un buen lugar
para adquirir este quitapenas. (JAE)