EL PODER DE UN DESEO
Cada
vez que nos ha tocado asistir a la entrega de un deseo que hace la fundación
Make a Wish, la emoción embarga. Sin embargo es tan fuerte lo que se vive, que
en varias ocasiones hemos preferido obviar las situaciones y mirar de soslayo
la presentación. Para los que aún no conocen esto de Make a Wish, les contamos
que su principal función es entregarles un deseo a niños entre 3 y 18 años que
padecen enfermedades de alto riesgo o una condición médica que amenace sus
vidas. Ahí nos encontramos con esas palabras que nunca nos agradaría escuchar:
cáncer, leucemia y la maldita palabra “terminal”. Esas que duelen y que por no
ser parte de nuestras familias, las vemos lejanas y muchas veces poco nos
importan.
Con
presencia en 36 países del mundo, Make a Wish tiene una sede en Chile. Un grupo
de esforzados voluntarios trabajan todo el año para cumplir los deseos de estos
pequeños que seguramente no llegarán a convertirse en adultos. Lo que piden es
poco: un perro, un computador, una bicicleta, conocer a un artista o algún
jugador de fútbol, ser un superhéroe o una modelo. Son niños que quieren vivir
pero íntimamente saben que no será así.
El
poder de un deseo es importante, ya que más allá de cumplírselo, muchos niños
mejoran sus condiciones médicas y siguen adelante un tiempo más. Pero cada día
los deseos se suman y si bien los ejecutivos de Make a Wish en Chile logran
conseguirse la mayoría de los “deseos”, la fundación requiere dinero en
efectivo para las producciones y los anexos que se requieren para entregar
estos regalos. Por ello en el mes de agosto se realizará el programa Wish Dish,
algo así como el plato del deseo, donde algunos restaurantes se comprometen a
entregar un pequeño porcentaje de las ventas de un plato que ellos elijan, con
la finalidad de financiar los sueños que la fundación.
Como
Lobby es mayoritariamente lectura del mundo gastronómico, nos encantaría que
Make a Wish sume muchos restaurantes. Posiblemente ésta sea la forma de devolverle
la mano al país, a través de una fundación que se preocupa de quienes nosotros
no nos preocupamos. Ya sea un restaurante adherido a este “plato del deseo” o
consumiéndolo en alguno de los restaurantes que lo ofrecerán, se estará
cumpliendo con el objetivo de la institución, que es recolectar recursos para
hacer felices a los niños enfermos. (JAE)