CATEDRAL
Cuando
cerró sus puertas el Ópera, uno de los mejores restaurantes del centro de
Santiago (de eso ya cerca de un año y medio), muchos dieron por cerrado el
complejo completo, que incluye el bar Catedral y el Café del Ópera. Sin embargo
la cocina del Catedral nunca dejó de ofrecer su menú a la hora de almuerzo y
cena, que poco a poco ha ido afianzándose y en la actualidad ha vuelto a tomar
protagonismo gracias a una nueva carta y chef, esta vez un discípulo de Josef
Gander, uno de los más serios y capaces cocineros que se convirtió en uno de
los artífices de la cocina de mantel largo tras sus largos años en el hotel
Sheraton.
Una
buena noticia que los huérfanos del Ópera agradecen, ya que sin el otrora lujo
que ofrecía en el comedor que actualmente es una sanguchería –administrada por
los mismos propietarios-, el Catedral persigue entusiasmar a los que cultivan
el arte del buen comer, bien atendidos y con una oferta novedosa. Acá la cocina
está a cargo de Edgar Fernández, que ha acumulado un curriculum bastante largo
a pesar de su juventud, que incluso lo llevó a trabajar un par de veces con
Josef Gander y aprender el rigor del trabajo en equipo.
La
carta es entretenida y variada. Cocina antigua burguesa y otros platos más
modernos para cautivar a todos los que transitan por el barrio Forestal –
Lastarria. Como buen bar, la lista de cócteles –entre aperitivos y bajativos-
debe ser la más extensa de la ciudad, a la que se agrega una buena cantidad de
vinos y cervezas. Lo sólido, para comer, gusta y agrada. Grandes platos –para
compartir- a modo de entrada (que para muchos podría ser una cena completa) que
incluye entre otros un gran plato base con un blandísimo y sabroso Huachalomo
en su jugo con puré de paltas y pebre, acompañado de churrascas caseras (9.800
para dos o tres), plato sencillo pero cautivante y que podría estar dentro de
las preparaciones más sabrosas y atractivas del año. Sin embargo las sorpresas
continúan ya que acá es posible encontrar unos majestuosos Riñones de ternera
en salsa de mostaza con arroz integral y
salvaje (7.800), que le hace un guiño a los recuerdos de antaño, sobre todo a
los clientes que conocieron la comida de la mamá o de la abuela, cuando los
riñones –y otros interiores del animal- eran un must.
Osobuco
al vino tinto con spaguetti de espinacas, tomate y morrón (8.600) es otra de
las opciones sabrosas de una carta que intenta confirmar el gusto de los
chilenos por la cocina sencilla, pero
tremendamente bien elaborada, como también lo pueden ser unos delicados filetes
de Trucha a la mantequilla con ratatouille de verduras, de gran sabor y a
precios similares.
Hace
un tiempo, la hora de la cena era interrumpida por un calendario de música en
vivo que diariamente confundía al comensal debido a la interrupción del
servicio de comida, algo que hoy no sucede, ya que al no existir el Ópera,
decidieron darle prioridad a los clientes que prefieren un ambiente menos bullicioso.
Al menos, los que preferimos un buen plato en un lugar amable y bien atendido,
lo agradecemos.
Catedral (Ópera –
Catedral) / José Miguel de la Barra 407
/ 22664 3048