EL JÄGESMEISTER
La
palabra Jägermeister fue introducida en Alemania en 1934, cuando se promulgó la
ley de caza Reichsjagdgesetz. El término se aplica todavía hoy a los guardas
forestales veteranos y a los guardabosques en los servicios civiles alemanes.
Cuando apareció este licor -en 1935- los alemanes ya estaban familiarizados con
el término. De hecho, Curt Mast, el inventor de la bebida, era un cazador
entusiasta. Los auténticos Jägermeister velan por la regulación y el
cumplimiento de las leyes de caza de sus jurisdicciones.
El
Jägermeister está compuesto de hierbas, flores, extractos de raíces y especias,
y es el producto insignia de la empresa alemana Mast-Jägermeister AG, con sede
en Wolfenbüttel, Baja Sajonia. Dicen las creencias populares que contiene
sangre de ciervo o arce, amén de otras propiedades estimulantes poco definidas
relacionadas con los opiáceos –así que alerta a los hipocondríacos que
generalmente suelen ser más propensos a la sugestión–, pero la empresa lo
desmiente. Aunque de ser eso cierto, suponemos que las autoridades sanitarias
lo habrían retirado del mercado.
Contiene
un 35 por ciento de alcohol por volumen. Un surtido de 56 hierbas diferentes contribuye a
su elaboración. Se recomienda beberlo frío y a modo de contundente chupito. Al
menos, es esa la forma en la que el licor es consumido en los bares alemanes.
De color marrón oscuro y consistencia densa, el sabor del Jägermeister es
fuerte: semiamargo, semidulce, gracias a sus extractos de azúcar caramelizada.
Entre
sus ingredientes, llaman la atención la canela de Sri Lanka, las raíces de
jengibre provenientes del sudoeste asiático, las cáscaras de naranjas amargas
de Australia o el sándalo rojo del este de la India, productos naturales que
transforman a este elixir oscuro en uno de los más complejos del mundo. Su
aroma es fuerte, extraño y penetrante. Su sabor también. Digamos que su logo es
tan famoso como el de Mercedes Benz, Bayer o Porsche. Otras sólidas
instituciones alemanas.
¡Salud!
(JAE)