CAFÉ MONTENEGRO
Secreto de barrio
Chile
tiene tres mini-repúblicas. Magallanes, Ñuñoa y Playa Ancha. Tres territorios
con una personalidad distinta al resto del país. Visitarlas (o vivir allí) es
absolutamente diferente a la idiosincrasia del chileno normal. Aún se vive
–pese a la modernidad- una vida de barrio que encanta y no deja de ser
evocadora de la paz y tranquilidad que se busca en las grandes ciudades.
La
más cercana para los capitalinos es el sector antiguo de Ñuñoa. Allí, cerca de
todo y de nada, alejado del bullicio y strips center, en una esquina cualquiera
de esa tradicional comuna, encontramos el Café Montenegro. Una esquina como las
de antes, con una fachada amistosa y grata. Para los días de calor, mesas al
exterior y árboles que dan sombra. En su interior, mesas y sillas de diferentes
orígenes y una bien surtida vitrina con tortas y pasteles que parecen de sueño.
La
hora de almuerzo es muy especial. Desde personas solas a grupos se reúnen a
mediodía a gozar un almuerzo que tiene un atractivo extra. Entrada, fondo y
postre por $ 6.500 los días de semana y $7.500 los sábados y domingos, es como
para tentar a cualquiera. Más aún cuando en la cocina a cargo del chef Manuel
Vicuña se encargan de presentar los platos en forma lúdica y delicada. Sin
alcohol de por medio, ya que aunque sea una mini-república, en Ñuñoa la ley de
alcoholes es tan dura como en otras comunas, un gran vaso de jugo de frambuesas
(elaborado a pedido) acompañó un Timbal de salmón ahumado, cuscús y palta, de
gran sabor y calidad. Luego -y mejor aún- un digno trozo de Merluza austral con
papas a la mantequilla, para finalizar con un Semifrío de mocaccino preparado
por Belén Urra, su repostera.
Durante
el día y desde el desayuno, una amplia batería de sándwiches y tortas a
disposición, café y té del verdadero y un servicio con manos venezolanas que
tan bien le está haciendo a nuestra tierra. Con WiFi a disposición, no son
pocos los que se quedan por horas trabajando en mesas aisladas. El menú cambia
todos los días y eso ayuda a consumir los productos lo más frescos posible. El
Café Montenegro es un tardío descubrimiento ya que abrieron hace dos años, pero
es un dato que bien vale la pena conocer. No hay problemas de estacionamiento y
se ha convertido en uno de los favoritos de esa Ñuñoa profunda, donde las casas
de uno y dos pisos no han permitido el avance de las inmobiliarias, manteniendo
ese perfil humano que caracteriza a los ñuñoinos.
Sorprendentemente
bueno.
Café Montenegro: Av.
Presidente José Batlle y Ordoñez 4385 (ex Diagonal Oriente), Ñuñoa / 23228 3497