martes, 12 de diciembre de 2017

MIS APUNTES


 
LA CALETA 94
Del bote a la mesa

 
Los millennials no conocen el hule (bueno, tampoco saben del lacre ni la baquelita), aunque deberían saber que esta tela barnizada con caucho sirvió durante décadas como mantel hogareño dada sus características y durabilidad. Hoy es poco utilizado, aunque aún hay restaurantes populares que recurren a este recurso para cubrir sus mesas y alegrar los ambientes. Por eso no es para nada extraño que La Caleta 94, un pequeño boliche (los peruanos le llaman huarique) que ocupa el primer piso del Restaurante Squella, tenga estos manteles y se haya convertido este último tiempo en un imperdible, dado la calidad de sus materias primas y francamente atractivos precios.

Mesones largos para albergar una treintena de clientes es todo. Acá las mesas son comunes y cada uno se sienta donde puede. La carta es mejor verla en sus muros, ya que la mesa está inundada de cubiertos, vasos, platos y servilletas. La idea es comer como arriba de un bote, sin mayor etiqueta y donde el noble producto es la estrella.

Ostras, choros, picorocos, almejas al matico y camarones apanados para comenzar. Todo fresco ya que son sacados de una piscina de agua de mar que se cambia semanalmente. Para brindar y dependiendo la época, desde pisco sour a borgoña de frutillas, desde cerveza a vino (en buenas copas, eso sí). La idea es no pasar hambre ni sed.

Los precios atraen: 15 ostras por $ 4.000; 30 –maravillosas- almejas al matico por $ 6.500; 8 choros (grandes) por 4.000 y suma y sigue. Imperdibles los picorocos (cuando llegan) y sus camarones apanados son delicia de quienes no gustan de sabores potentes a mar. En fin… más que una caleta es un bote lleno de delicias y maravillas de nuestro mar.

De fondo, Robalo en su caldo (el pescado entero, con almejas y choros maltones) por $ 9.800; langosta para bolsillos generosos (23.500); o dos impecables, crujientes (y grandes) filetes de merluza frita con papas mayo y ensalada chilena por $ 5.900.

Toda la costa chilena a precios que no son creíbles en estas épocas. Por eso se repleta de parroquianos toda la semana. El lugar se hace pequeño, pero la idea es mantenerlo tal cual está en estos momentos, dándole prioridad al producto marino con una calidad a toda prueba.

Para repetírselo. (Juantonio Eymin)

La Caleta 94: Ricardo Cumming 94 / 95363 3624