}LA MAR
Para celebrar los diez
años de su llegada a Santiago, La Mar decidió renovar su oferta y
presentar una carta llena de colores, sabores y aromas.
Aún
tengo patente en mis recuerdos cuando La Mar abrió sus puertas ese lejano 2008,
cuando largas filas de clientes esperaban pacientemente una mesa disponible. Es
posible que haya sido la apertura más deseada por la socialité capitalina de
esos entonces, pero cuando han pasado diez años –con cambio de dirección entre
medio- las cosas se mantienen casi igual. Hoy no hay filas de espera ya que los
sistemas de reservas han cambiado, pero el fenómeno continúa, ¡y vaya que bien!
A
pesar de que hay historia, es más importante el presente y el futuro. El chef
chileno Carlos Labrín, con seis años en la cadena ligada a Gastón Acurio, fue
el encargado de la nueva carta, en conjunto con la pastelera Omayra Santa María
y el bartender, Donald Tirado, quien, aparte de sus ya tradicionales y épicos
sours, juega con licores, hierbas, frutos y especias para crear nuevas pócimas,
entre ellas el “Dime que te quedarás” un cóctel en base a cabernet, alcohol,
canela y frutas, que recuerda las famosas sangrías españolas. Mientras catamos
los diversos combinados, aparecen los platos, como una colorida Causa Mixta
(14.900), una degustación de sus diferentes causas; el Tiradito vacilón, con
pulpo, palta y leche de tigre con albahaca (14.800) y unos extraordinarios
Niguiris lujosos (12.800) de pescado con mantequilla de ajo, almendras y limón.
Si ama la leche de tigre, esta vez viene en un gran copón que le llaman “El
levanta muertos” (12.800) y pareciera que no se equivocan.
La
lista de los nuevos platos es grande. Tanto que no podemos incluirlos todos en
esta crónica. Sin embargo, dos de ellos prácticamente me volaron la cabeza:
unas maravillosas Gyosas rellenas con crema de picorocos y salsa ponzu,
prácticamente de otra galaxia, y unos fantásticos Ravioles de cangrejo (15.800)
en crema de puerros, tomate y pisco. Ambos platos, recién aparecidos en la
carta, merecen aplausos, tantos como su propia versión de Carapulcra de
chanchito y sarsa criolla (16.800), y una gigantesca fuente con un sudado de
lisa y jaiba, que prácticamente debimos dejarlo para otra ocasión.
Omayra
Santa María se luce con la repostería. Increíble y digna de vítores es su
Manzanita Andina, con cubos de manzana y aguaymantos flambeados con pisco
acholado, sobre creme brulee de quínoa y una crujiente masa de cereales andinos
y helado de quínoa. Y como si eso fuera poco, su Crema volteada es de película,
aunque nadie puede resistirse a los Picarones peruanos, posiblemente el postre
bandera del país del norte en nuestra capital.
Líder
entre los cientos de restaurantes peruanos que se han instalado en nuestro
país, La Mar continúa asombrando a sus clientes, esta vez en base a pescados y
mariscos de nuestras costas, que armonizan a la perfección con las recetas
peruanas y su mix de sabores universales. ¡Inolvidable!
La Mar / Av. Nueva
Costanera 4076 / 22206 7839