martes, 11 de diciembre de 2018

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS                                             
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(Diciembre) GIRATORIO (Nueva Providencia 2250, P. 18 / 22232 1827): “El restaurante, que funciona desde 1981, es atracción obligada de visitantes que disfrutan la experiencia de moverse muy lento en el piso 18 del edificio, mientras poderosos motores permiten observar poco a poco tanto los edificios como la cordillera. Y desde entonces ha conseguido su propósito: atiende a unos 400 clientes diarios, atraídos con buen surtido de carnes y pescados, con un menú de $16.900 por persona que permite elegir oferta de entradas, fondos y postres, que varían cada semana.” “Por ejemplo, durante esta visita, las entradas eran tártaro de atún y gel de betarragas; causeo de porotos negros con pepino, queso de cabra y aceitunas, o lomo de cerdo cantonés sobre nabo encurtido. Los fondos, merluza austral frita sobre pastelera de choclo y ensalada chilena; ensalada de hojas verdes, verduras glaseadas y croquetas de papas rellenas con jamón y queso, o kebab de lomo con coleslaw y papas hilo. Como postres, suspiro limeño, torta Ópera con helado o ensalada de frutas. Más copa de espumante, agua mineral o bebida.”

WIKEN
ESTEBAN CABEZAS
(Diciembre) EL HONESTO MIKE (Los Leones 96, Providencia): “Para empezar, sentados en la barra, tres picoteos: aros de cebolla fritos en panko ($3.000), palta frita (genial, Kiss my hass, $3.800) y otra invención magistral: pepinillos fritos ($500), un acompañamiento para la birra que, no hay que dudarlo, será copiado de puro brillante que es.” “Luego llegaron los sándwiches. Todos servidos en pan fresco y con harta papa frita rústica de verdad. Uno lleva como bautizo el nombre de Babe, ya que su contenido es chanchito deshilachado con su toque agridulce/picante ($4.900). Y las dos hamburguesas fueron: la Burguer queen ($6.400), con queso azul mantecoso, cebolla caramelizada y pepinillos, y la Suicidal ($6.900), hecha en homenaje a Ra Díaz (ya aprendió algo nuevo, es el integrante chileno del grupo Suicidal Tendences), que lleva palta, tomate y un huevo frito. Este último detalle, cuando chorrea la yema de un color naranjo orgánico y feliz, es de esas evidencias de que se está trabajando con calidad. Aparte, se preguntó el punto de

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(Diciembre) BRISTOL (Alameda 816, Santiago): “Hay que aplaudir que un chef de hotel tenga la preocupación de mostrar a los pasajeros algo de nuestra cocina.” “El ajiaco ($11.500), una de las sopas más evocativas de nuestro repertorio nos fue presentado "a la moderna": en vez de llegar los sólidos con el caldo en que se han cocido, enriquecido por el aporte de ellos, apareció un plato con los ingredientes secos, al cual se le agregó, desde un jarro, el correspondiente caldo. Buen dar.” “El otro plato achilenado que nos atrajo y nos creó expectativas fue el chuletón de chancho (no de "cerdo", por favor; no asiuticarse) al horno con ¡salsa de porotos con rienda! ($16.500). Esta sí que es grande: ¿cómo hacer una salsa con tamaño guiso? Comimos rápido para llegar rápido a este plato. Pero la idea, que no es mala (enseñar chilenidad al gaznápiro extranjero que nos visita), no fue bien expresada: el chuletón, espléndidamente asado; la salsa: tallarines recocidos mezclados (pegoteados) con un puré de porotos demasiado espeso, que no era salsa en absoluto. Qué decepción. Si los tallarines, al menos hubieran estado al dente...”