miércoles, 13 de febrero de 2019

MIS APUNTES


COMEDOR CENTRAL
La Plaza de Armas se pone pantalones largos

La historia es larga, pero se puede acotar a un par de frases, ya que dado el gran impulso que ha tenido el turismo, la Municipalidad de Santiago decidió intervenir los portales que rodean la Plaza de Armas y potenciar un nuevo polo gastronómico. Muchos restaurantes capitalinos se interesaron en la idea que hoy ya es una realidad, dándole a este ícono capitalino el resplandor que necesitaba.

Uno de los primeros en abrir en lo que antiguamente le llamaban “el portal de las carteras” fue Cristian Correa, propietario del exitoso Mulato de calle Lastarria, conocido por su fuerte tendencia a la cocina de mercado en base a un recetario propio de una cocina chilena-burguesa con un gran acento en la calidad de los productos, se instaló bajo el nombre de Comedor Central. Allí llegamos un soleado día de enero a conocer una propuesta diferente, en un albo restaurante de dos pisos con cocina a la vista, donde ofrece una atractiva carta que parte a la hora del desayuno y prosigue a la hora de almuerzo. Poco a poco se ha ido dando a conocer ya que su clientela es absolutamente nueva y diferente, pero confía en que la solidez de su cocina enamore a los turistas que en masa recorren todos los días del año este –desconocido para algunos- lugar insignia de la capital.

Con patente de alcoholes recién entregada –absolutamente necesaria para la sobrevivencia de los restaurantes- recorrimos una carta llena de sabores y contrapuntos. Dos decenas de platos sabrosos, sobrios y bien decorados. Para partir, una lujuriosa “bandeja” de mariscos frescos - ostiones, choritos, machas, pinzas de jaiba, camarones, pescado y salsas- sobre hielo picado (desde $9.800 dependiendo el número de comensales), aparte de unos deliciosos Pejerreyes fritos con majadito de ajo, limón, tártara y hojas verdes en vinagreta ($ 8.900). Los platos, entradas y fondos, no superan los $ 10.000 (salvo el mero y el cordero), posiblemente aun algo caros, pero en la práctica, es imposible lograr mejores precios con la calidad del lugar.

Es difícil resistirse a la Plateada en su jugo con porotos granados guisados en refrito de tomate ($8.900); o no encantarse de su Merluza frita en batido de cerveza y cilantro con papas mayo, apio y palta (similar valor), dentro de una carta de fondos bien chilena, donde incluso ofrecen los ya perdidos y familiares Fritos de coliflor (una institución para los que ya pasamos –hace tiempo- el medio siglo de vida), con puré de albahaca y ensalada chilena ($7.900).

Como buen lugar turístico, pastas, risottos y paellas (al estilo Correa) también tienen su espacio. Platos que no probamos ya que al saber que el postre del día era Sandía con harina tostada y helado ídem ($2.800), nada costó regresar a la infancia, épocas donde todos disfrutábamos esta tradicional fruta veraniega.

Ojalá los planetas se alineen y que la Plaza de Armas pueda convertirse en un polo gastronómico verdadero. Hay mucha inversión pública y privada en juego y la capital se merece un lugar de estas características. Lejana para muchos de nuestros lectores, la Plaza de Armas tiene estación de Metro y estacionamientos privados. Anote este dato. (JAE)                                                                                                                                                        

Comedor Central / Portal Bulnes 489, Plaza de Armas, Santiago Centro / 23291 9417