martes, 26 de febrero de 2019

TURISMO

 
BAHÍA INGLESA, EL CARIBE CHILENO
 
María Yolanda González F.

Objetivo: sol asegurado, playa de arena blanca, mar azul turquesa, ni gélido ni ¨tina¨ tipo Caribe, y apta para nadar; buena gastronomía y buena onda. A las 8 de la mañana, mi vuelo sale hacia el aeropuerto Desierto de Atacama, en Copiapó. Dos horas después estaré instalada en mi alojamiento de Bahía Inglesa, a dos cuadras de la playa.

Bahía Inglesa debe su nombre a los piratas ingleses que saqueaban La Serena y fondeaban en el lugar, asegurando su botín. Hoy el botín es este paraíso libre de malls y edificios en altura, con unos pocos negocios tipo pueblo que venden de todo, con la tranquilidad de poder pasear por su animada y bien implementada costanera El Morro de noche, sin peligro, con buena música y en short, porque la temperatura acompaña. Si alguien tiene necesidades urbanas, tipo supermercado, farmacia y demases, a 15 minutos está Caldera, con todo lo que se le ocurra: desde una antiquísima iglesia, un mercado tradicional, farmacias, cargadores de celulares en la plaza, mirador… y por supuesto un mall chino.

No es fácil encontrar alojamiento en Bahía Inglesa en verano, no obstante, hay una variada oferta de hoteles, hostales -con máxima calificación en las plataformas especializadas-, casas y cabañas. Es que la sucesión de playas -una más linda que la otra- son parte de la explicación, donde su gastronomía también tiene algo que decir.

Del mar a la mesa

A las 3 de la tarde atravieso de la playa Las piscinas al “Plateao” en la costanera, a almorzar. Una terraza cubierta en plena avenida El Morro y un buen espacio interior - todo con vista al mar- conforman el restaurante, bar, café. Buen servicio, diversidad de pescados y mariscos y variedad en la oferta de vinos, espumosos y cervezas. Un fresco pescado de roca, es mi debut. Rico, sabroso, a punto y una porción de buen tamaño, al precio de cualquier restaurante capitalino, pero la vista al mar lo hace más apreciable.

No me gustan los tours, pero me tienta Lagarto Chango porque tienen el buen gusto de recogerte a mediodía, después de un buen desayuno. Salimos con Nicolás, un universitario guía, y el destino final es playa La Virgen, calificada como una de las más lindas de Chile. Primera parada El Morro y los asentamientos de los Changos ahí, como si no hubieran pasado miles de años. Seguimos a Chorrillos donde luego de un trecking con mucha roca y preciosa playa, se aprecia como el choque de las placas del Pacifico ha levantado imponentes paredes de rocas labradas por el tiempo. Repuestos del trecking, Bahía Cisne es un bálsamo de playa y la única con arenas doradas -no amarillas-, doradas. A continuación, Salinas -y no lo puedo creer-, un humedal resurgido después de mucho tiempo producto de las avalanchas que bajaron por el rio Copiapó en el 2015 y 2017. Con razón dicen que los ríos siempre recuperan su curso. Agua dulce y salada, patos, cisnes y aves migratorias. De fondo la playa y casas rodantes. Seguimos a Puerto Viejo, que lo retrata su nombre, es como una pintura antigua y llegar en auto, nada de fácil ya que el camino se lo llevo la avalancha. Ahí están las playas Blanca, Turquesa y las Ágatas, y el mito del meteorito, un socavón hecho por el mar y la lluvia en la superficie y que ha servido para contar que cayó un meteorito y vinieron a verlo de la Nasa.

Finalmente, Playa La Virgen (que justifica su fama), y donde uno se topa con la realidad. “Cuide el agua, está en el desierto de Atacama” rezan carteles en diversos lugares. Un restaurante, un quisco y bonitas casas enfrentan esta especie de milagro en medio del desierto, de verdad, ¡cada día estoy más agradecida de los héroes de la Guerra del Pacífico!

Mi anfitrión en el hostal Ckair (el de más alta puntuación en TripAdvisor) me recomendó el “Punto de Referencia”, un restaurante a metros de la costanera, y donde no resistí probar los “Locos para compartir” y me los comí sola, acompañados de un espumante. Exquisitos, como todos los platos probados en esa terraza que además cuenta con buen servicio, precio de mercado, y buenas porciones. La mejor sugerencia.

De Bahía Inglesa se podría decir mucho, pero vale destacar que además de sus atractivos playeros, gastronómicos, e históricos, este balneario tiene verano casi todo el año y es por eso que escribir esta nota a días que se termine la temporada, es ideal para los que salen de vacaciones en temporada baja. Este lugar es como estar en el caribe, pero bastante más cerca. (MYG)