martes, 23 de julio de 2019

LA LISTA DE LA SEMANA


SEIS COMEDORES FUERA DE SU ZONA DE CONFORT
Con la gran cantidad de restaurantes que se han abierto estos últimos meses en la capital, cada día cuesta más salir de la zona de confort propia y aventurarse en otros barrios con el fin de disfrutar diferentes propuestas. En este resumen, les recomendamos media docena de comedores –de todo estilo- que hay que conocer o regresar.
 

ORIGEN (BARRIO BRASIL)
En el tercer piso de una casona de la calle Cumming, el ex chef del recordado Ópera, Ignacio Ovalle, abrió un sugerente y moderno bistró, donde, a precios bastante económicos se disfruta de una cocina moderna, con guiños franceses y una tentadora oferta de vinos y cócteles. Concreto y adobe a la vista. Mesas, sillas y sillones negros para contrastar con los muros raspados sin mayor intervención. Cocina a la vista y luz, mucha luz para una carta innovadora y moderna, que cambió el sentido del barrio, ya que la apuesta convence al más conservador de los gourmets. (Av. Cumming 94 / 22699 3059)

 
SARITA COLONIA (RECOLETA)
Este es un lugar especial. Conservando fachadas antiguas, decorado con iconografía kitsch y lleno de objetos como payasos de los Juegos Diana, una cabeza de macho cabrío, lámparas de lágrimas y figuras de yeso de casi dos metros, el Sarita Colonia sorprende, descontrola, vulnera y cual travesti, viste de manera diferente la cocina peruana creando recetas que ya son tradición en el lugar. Acá se entra a un mundo paralelo entretenido y sabroso. Raro pero elegante. Único y digno. Simplemente, Sarita seduce. (Loreto 40, Recoleta / 22881 3937)

 
ÁUREA (RECOLETA)
Hay aperturas que bien valen destacar. De ellas, el Áurea, una casona del barrio Bellavista que fue completamente remodelada para albergar un restaurante hecho y derecho. Impresiona su decoración interior, en base a papeles murales y muros intervenidos, además de una gran terraza interior, de todo gusto y tremendamente cómoda. La idea es de los cocineros Ismael Lastra y Tomás Saldivia, quienes luego de un par de estadías fuera del país, obtuvieron la experiencia necesaria para abrir su propio comedor, donde manda el sabor local, pero con mucha identidad personal. Acá se han dado maña para conquistar estómagos golosos en base a una cocina donde el producto es el principal protagonista. Ayuda a este propósito una cocina tecnificada de última generación y el aporte humano de los cocineros, que aportan las pizcas necesarias para entregar autenticidad en sus preparaciones. Una cocina de autor muy bien elaborada y ejecutada. Buen servicio, ambiente y una atrayente carta de vinos artesanales. Un gran aporte a la ciudad. (Antonia López de Bello 191 -casi esq. Loreto)-, Recoleta / 23290 5124)

DON PEYO (ÑUÑOA)
Estamos en tiempos de cambios. Para muchos, el siglo XXI y la cuarta revolución industrial nos tomó por sorpresa y ha costado asimilarse a los nuevos tiempos. Tiempos donde la gastronomía también ha evolucionado y ha debido ponerse a tono con una nueva generación de clientes. A principios de este siglo -no hace tanto tiempo-, cuatro personas visitaban un restaurante y generalmente todos pedían lo mismo (y que lo digan las parrilladas, que eran apreciadas por todos). Hoy, de esos cuatro clientes, al menos uno es vegetariano y/o vegano, y otro tiene algún tipo de intolerancia, ya sea a las harinas, la leche, o algún producto que no puede ingerir. Los grandes templos de la gastronomía lo saben y muchos ya se han subido al carro de la era moderna. Olger Inostroza, propietario del célebre “Don Peyo”, famoso por sus tertulias desde su apertura en el año 1971, decidió abrir su carta, sumando platos vegetarianos y veganos a su diaria propuesta. Un clásico comedor criollo que mira al futuro. (Lo Encalada 465, Ñuñoa / 22274 0764)
DON GAVIOTA (RECOLETA)
Alejado del circuito tradicional, la comuna de Recoleta se engalana con uno de los más prestigiosos comedores marinos de la capital, donde caldillos y frescos mariscos acaparan la atención de cientos de capitalinos que cruzan la ciudad para disfrutar de sus tradicionales recetas y del vino pipeño, especialidad de la casa. Este espacio partió como una picada, un lugar sabroso y básico, pero ahora es un restaurante hecho y derecho, donde conviene llegar temprano si no desea esperar para conseguir una mesa. Su carta es amplia, siempre con los productos del mar como protagonistas, aunque conviene irse por los platos consagrados de nuestra cocina de caleta, como el congrio frito, los erizos y los sabrosos chupes de locos. (El Roble 1190, Recoleta / 22621 1838)

ANA MARÍA (CLUB HÍPICO)
A lo largo de los años Ana María se ha ganado un lugar en la gastronomía local y nacional siendo elogiada en innumerables ocasiones con premios y reportajes. Dentro del abanico de exclusivas preparaciones destacan las codornices, conejos escabechados, carne de avestruz, jabalí, patos, gansos y ciervo. Sin dejar de mencionar la carta de pescados y mariscos finos muy bien trabajados, con preparaciones al pilpil, al ajillo, frescos o a la parmesana. Sin duda su paso por este lugar no será en vano. Un clásico que nunca debemos olvidar. (Club Hípico 476, Santiago sur / 22698 4064)