martes, 10 de marzo de 2020

CÓCTELES CON HISTORIA



EL GIN TONIC

El gin, destilado que nació primero con objetivos medicinales, tiene una larga historia. Elaborado en base a bayas de enebro, desde que fue creado en el siglo XVII por un químico holandés, su popularidad no siempre ha sido positiva. De hecho, vivió su época de oro a comienzos del siglo XVIII en Inglaterra, cuando los precios del brandy francés subieron demasiado y se establecieron muchas pequeñas destilerías de gin en Londres. Su precio accesible y alta graduación alcohólica causó casi una “epidemia” de alcoholismo en la ciudad, estrago que se asoció al consumo de gin y que incluso quedó plasmado en obras de arte. Esto, mientras la cerveza era asociada a los obreros trabajadores.

Debido a su “mala fama” se estableció el Acta del Gin en 1751, lo que obligó a los productores a vender el gin sólo a distribuidores autorizados legalmente y dejó a las tiendas de gin bajo la jurisdicción de las autoridades locales. Luego, en el primer tercio del siglo XIX, los avances en los métodos de destilación permitieron producir licores o espirituosos más puros, sometiéndolos a un nueva destilación para hacer el “London Gin”, un estilo menos dulce, de mejor calidad. Este estilo de gin -hasta el día de hoy- no debe contener azúcar añadida, debe ser saborizado fundamentalmente con enebro y tener un mínimo de 37,5% de alcohol.

Junto con estos cambios en su calidad, el descubrimiento de que la quinina, uno de los ingredientes del agua tónica ayudaba a combatir la malaria, fue un impulso para la revitalización de la popularidad del gin. Los oficiales ingleses que vivían en las colonias africanas comenzaron a beber esta agua tónica con gin, creando el famoso cóctel de gin con tónica.  Esto permitió reinsertar el gin en las altas esferas y con el aliciente que este trago combatía la malaria, fue aceptado por todo el mundo.