CÍVICO
El kilómetro cero de la gastronomía
En Buenos Aires le llaman “Confitería”, un concepto algo extraño en nuestro país cuando un negocio mezcla desde un desayuno, un almuerzo y un bar. El Cívico quiere y pretende ser eso. Abierto desde las 8 de la mañana, el café-café, los croissants y las medialunas también estarán presentes en este espacio. Tras años de esperar las firmas necesarias para abrir el local (algo digno de Ripley), la oferta del Cívico podrá conocerse desde la próxima semana. Cafetería, desde las 8 a mediodía, luego restaurante (y con una muy buena oferta) para cerrar el día como salón de te y bar. Una oferta novedosa y atractiva que sin duda marcará un hito en la oferta gastronómica del centro de la capital. Centro que aún muchos no disfrutan y que diametralmente a lo que se piensa, ha cambiado enormemente. De los antiguos olores a fritanga y a comida rápida, hoy reinan los aromas a café y horneados, lo que está convirtiendo a sectores de nuestro centro en una ciudad cosmopolita, riesgosa como todas las capitales del mundo, pero tremendamente atractiva y acogedora.
Con estacionamiento “a la puerta”, entrando por calle Teatinos, el Cívico cumple las expectativas de sus visitantes. Su chef, Néstor Antunez ha creado para esta temporada una serie de platos diferentes a los de su “casa matriz”, dignos de comentar y alabar. Entre Cuerovaca y Cívico hay un parentesco, pero no son iguales. Las materias primas eso sí, son similares y de primera, como degustar un capuccino de erizos con dos bruschettas de erizos a la chalaca. De un sabor sublime y materia prima perfecta. Otra de las entradas disponibles es un fino carpaccio de Wagyu con rúcula, láminas de parmesano y una reducción de vino e higos. El Wagyu se muestra aquí en toda su dimensión de calidad, sabor y untuosidad. Como para no perdérselo.
En los fondos nuevamente el Wagyu se presenta como uno de los platos imperdibles de este nuevo local. La plateada de esta raza acompañada de ñoquis y salsa de queso azul. Una delicia que conviene tener en cuenta. Aparte, ofrece carnes de cordero (chuletas y garrón) y atún de Isla de Pascua con un excelente puré de arvejas.
Juan Gabler, uno de sus propietarios nos cuenta mientras degustábamos algunos postres de la carta, que la propuesta arquitectónica fue muy estudiada y su mobiliario, de cuero y madera, contrasta perfectamente con el hormigón a la vista, acero y cobre. Se ve moderno y muy tranquilizante. Muy de la mano quizá con la oferta diaria que tendrá el local. Definitivamente el centro de Santiago gana un nuevo espacio gastronómico digno de ser un buen representante dentro del circuito de los buenos restaurantes de la capital.
Mención aparte para su repostería. Desde picarones (como los de antes) a unas osadas y potentes bombas de chocolate que harán las delicias de los que gustan de los dulces. Aparte, un bar muy bien abastecido, una gran muestra de cervezas artesanales y una carta de vinos muy bien escogida.
La próxima semana ya estará abierto al público. Es curioso pero es uno de los restaurantes que más ha costado que abra sus puertas. Tres años y medio esperando los permisos necesarios para su puesta en marcha... y eso que la“patrona” trabaja en los pisos superiores. En todas partes se cuecen habas y parece que en La Moneda también. Pero ya esta todo listo y dispuesto para que lo visite y descubra un lugar de calidad, tranquilo y elegante, ameno y coloquial.
No se lo pierda. (Juantonio Eymin)
Cívico: Centro Cultural Palacio de la Moneda. Entrada y estacionamiento por calle Teatinos.
Fono 671 4260