miércoles, 7 de enero de 2009

EN LA CARCEL


FORTEZZA MEDICEA (Italia)

En uno de los restaurantes más exclusivos de Italia, la seguridad es comprensiblemente rigurosa. Los clientes, con previa reservación, están sujetos a una verificación de sus antecedentes. Son admitidos en grupos, se les confiscan los celulares y bolsos, y luego deben pasar por un detector de metales. Los presos de la cárcel de este pintoresco pueblo toscano cambiaron sus uniformes por camisas y corbatas humitas. Cocinan una suntuosa cena para curiosos comensales que quieren probar un poco de la vida en la cárcel.
Rodeados por vigilantes y aparatos de seguridad, los mozos sonríen y bromean con los clientes, unos 100, mientras sirven tarta de atún con cáscaras de cítricos, paté con vino dulce y couscous con pescado. El equipo de 30 cocineros, ayudantes, mozos y sommeliers ha sido cuidadosamente seleccionado. Hay 150 prisioneros en Fortezza Medicea, pero aquellos relacionados con crímenes ligados a la mafia, el tráfico de drogas y secuestros no participan.