jueves, 5 de febrero de 2009

LOS CONDUMIOS DE DON EXE




FERMENTA
“Caseus ille sanus quem dat avara manus”
Es saludable el queso dado por mano avara

Este antiguo aforismo da a entender que el queso debe comerse en poca cantidad para que sea saludable. Sin embargo, un atracón con quesos y jamones nos esperaba la semana pasada en el Parque Arauco, la catedral del consumismo nacional. Allí llegué con Mathilda un mediodía para asistir a este convite inusual. Sin embargo, me costó llevarla.

- ¿Quesos? ¿Tú pretendes que esté trancada toda la próxima semana?
- Mathy querida. No son sólo quesos. Tendrán jamones y un buen surtido de cervezas.
- Jaja, viejo Exe. Por un lado quieres que quede estítica y por el otro me la pase en el baño con al alto auspicio de las cervezas… ¿No tienes una invitación algo menos dañina?

Se convenció cuando le propuse que si no le gustaba la degustación podía entrar al mall a comprarse un par de chucherías. Gracias a ello llegamos a la tienda Fermenta, donde quesos y más quesos inundan el lugar. El amo de la quesería ubicada en el sector donde están los ambigús del Parque, lugar también llamado “Boulevard” (en francés para que sea más fino), nos comenta que él fabrica una gran cantidad de variedades e importa de Europa otra buena cantidad de marcas. Mientras bebíamos una refrescante birra nos propone una “promenade” (para seguir con lo galo) por sus productos. “Primero hay que comer los suaves y luego los fuertes” comentaba mientras nos convidaba trocitos de quesos mantecosos para comenzar. Mientras degustábamos, yo aprovechaba de mirar el paisaje. ¿Sabían ustedes que están de regreso los hot pants? ¡Señor, dame tu fortaleza!

Los quesos seguían. Mathy estaba contenta aunque no desaforada comiéndolos. En una de esas, para llamar mi atención ya que mis ojos estaban fijos en unas descomunales piernas que pasaban por ahí, puso cara de preocupada.

- Qué pasa, linda.
- Estaba pensando que este mundo está en caos, me comentó. Hoy recibí un llamado telefónico de un niño que me decía:
- Señora, ¿éste es el 634 5647?- No hijito. Es el 297 3298
Y el muy bastardo me respondió:- Bueno, ¡para haberlo marcado con la pirula no está nada de mal!


Mathy me alegra. Sus salidas son rápidas, impredecibles y jocosas. La vida, más allá de los años que cargamos es bastante más entretenida que antes. Gozamos lo bueno y lo malo de este mundo y nos reímos bastante. Ella a veces se molesta cuando yo miro para el lado (viceversa por mi parte) y aunque ya está acostumbrada se hace la enojada. Todo eso mientras seguíamos comiendo quesos y jamones. A decir verdad, cada uno más bueno que el otro. No hay que tener miedo de comprar gramajes pequeños, dice el dueño del lugar. La idea es degustar distintos quesos y conocer sus diferencias y sabores. Los hay desde suaves a potentes y verdaderamente si a uno lo guían por los vericuetos de la manufactura de los quesos se lleva grandes sorpresas. Según el caporal, propicio en este verano es comerlos mientras se bebe un vino rosado. Sin embargo para los invitados a este refrigerio, los degustamos con frías cervezas artesanales, como 5 o 6 marcas diferentes que fueron del total agrado de los asistentes.

Probamos quesos de vaca, cabra y oveja. Por ahí alguien preguntó si existían de leche de burra. Nos comentaron que aun nadie ha logrado fabricarlos. También salió a flote la “listeriosis” y otros cuentos asociados a este producto. De todo tuvimos las respuestas necesarias de nuestro guía, Manuel Zamora, propietario del Fermenta y maestro quesero formado en Francia. Realmente la tienda es un lujito. Aparte de sus cerca de ochenta variedades de quesos, tiene jamones, embutidos, especias, aceites y mil y una delikatessen para regocijo de los entendidos. Un verdadero bazar alimenticio que vale la pena conocer.

Hacía calor cuando salimos del lugar. Mathy quería pasar por la farmacia a comprar un bloqueador solar para sus vacaciones. Entramos a la primera que encontramos en el mall y desquitándome de su broma le pregunté al dependiente:

- Señor… ¿tiene remedios para el corazón?- Sí, me contesta el empleado.- ¿Y remedios para la presión?- Sí.-¿Y para la artritis?- Sí, varios.- ¿Y para el reumatismo?- Sí.
- ¿Xenical?
- Obvio.- ¿Y viagra?- Sí, también.- ¿Y remedios para el colesterol?
- Sí señor, tenemos de todo.Entonces miro a Mathy y le digo:- Querida, ¿qué te parece si ponemos la lista de bodas aquí?

Linda ella, no paraba de reírse. No compramos nada ya que salió casi arrancando de la farmacia. Yo, serio, le di las gracias al vendedor por su atención y salí en búsqueda de Mathy. Ella se marcha a Iquique de vacaciones y me prometió regresar muy pronto. Nos hace falta la risa y la compañía. Ojalá luego pueda contarles algo más de nuestras aventuras gastronómicas.

Exequiel Quintanilla

Fermenta: Boulevard Parque Arauco, Av. Kennedy 5413 local 364, fono 245 3535