SAKURA
Sólo Sakura
Sakura. A secas. Sin apellido. Esa es la nueva cara de este restaurante de orientación japonesa ubicado en Borderío. Su historia es larga. De ser uno de los primeros en establecerse en el boom de los sushis y sashimis, viró luego a hacer una comida fusión y ahora regresa a sus orígenes, algo diferente, pero conservando el espíritu inicial.
Se reinventaron, bajaron sus precios e incorporaron una novedad: el wok, como para acercarse un poco a la comida Nikkei. Los resultados son gratos y positivos, tanto como la atención que ofrece este local, muy de la mano de Julio Sepúlveda, su maître, quien esta semana fue distinguido por el Círculo de Cronistas con el Premio al Servicio del año 2008
Lo visité la semana pasada. La variedad en rolls es abismante y por ello gustan. Algunos han variado reemplazando el nori por espinacas o láminas de pepino. Los rellenos… de todo lo imaginable. Salmón, anguila, palta, camarones, atún, pollo, pepino, cebollín y un largo etcétera que encanta a los amigos del estas orientalidades. De hecho, casi todos los clientes que estaban almorzando durante mi presencia, comían rolls y otras variedades, ya sea en plato o en los sugerentes barquitos que son pedidos por dos o más personas ya sea bebiendo cervezas japo o vino nacional, como en mi caso, donde acompañé mis entrantes con un gewürztraminer La Joya 2008.
Luego. Los fondos. O sea, el wok. Muy bien trabajado por su chef Carlos Mardones, llego a la mesa un filete salteado con hongos ostra, cebollín y almendras con una salsa a base de curry y leche de coco, todo acompañado con arroz chaufan. De gran sabor y calidad. Personalmente creo que la comida elaborada al wok no queda muy bien presentada y posiblemente sea esta una tarea para el Sakura. Por muy sabrosa que sea la presentación, la cocina también entra por la vista. Y aquí hay que poner atención.
Probé también un arroz oriental con un salteado de camarones, pollo, pistachos, salsa de ostras y soya, que confirma la buena mano que hay en la cocina y me reconfirma la necesidad de “ponerle color” a los platos que, en perfecta armonía con una copa de Ventisquero Vértice carménère – syrah, me dejaron más que contento.
Los postres, tradicionales, destacan los que están elaborados con maracuyá. De ellos y de varios probados, me inclino por el parfait de maracuyá acompañado de una fina galleta de canela.
Así es el nuevo Sakura. Tras una época de comida fusión de de altos precios, regresa más aterrizado que nunca. Con salones adaptados para fumadores y no viciosos, se distingue por su luminosidad y sobriedad. Bueno sería que se diera una vuelta por BordeRío y conociera esta nueva modalidad.
Hasta el bolsillo se lo agradecerá (Juantonio Eymin)
Sakura: BordeRío. San José María Escrivá de Balaguer 6400 local 5-B, fono 218 0130
Sólo Sakura
Sakura. A secas. Sin apellido. Esa es la nueva cara de este restaurante de orientación japonesa ubicado en Borderío. Su historia es larga. De ser uno de los primeros en establecerse en el boom de los sushis y sashimis, viró luego a hacer una comida fusión y ahora regresa a sus orígenes, algo diferente, pero conservando el espíritu inicial.
Se reinventaron, bajaron sus precios e incorporaron una novedad: el wok, como para acercarse un poco a la comida Nikkei. Los resultados son gratos y positivos, tanto como la atención que ofrece este local, muy de la mano de Julio Sepúlveda, su maître, quien esta semana fue distinguido por el Círculo de Cronistas con el Premio al Servicio del año 2008
Lo visité la semana pasada. La variedad en rolls es abismante y por ello gustan. Algunos han variado reemplazando el nori por espinacas o láminas de pepino. Los rellenos… de todo lo imaginable. Salmón, anguila, palta, camarones, atún, pollo, pepino, cebollín y un largo etcétera que encanta a los amigos del estas orientalidades. De hecho, casi todos los clientes que estaban almorzando durante mi presencia, comían rolls y otras variedades, ya sea en plato o en los sugerentes barquitos que son pedidos por dos o más personas ya sea bebiendo cervezas japo o vino nacional, como en mi caso, donde acompañé mis entrantes con un gewürztraminer La Joya 2008.
Luego. Los fondos. O sea, el wok. Muy bien trabajado por su chef Carlos Mardones, llego a la mesa un filete salteado con hongos ostra, cebollín y almendras con una salsa a base de curry y leche de coco, todo acompañado con arroz chaufan. De gran sabor y calidad. Personalmente creo que la comida elaborada al wok no queda muy bien presentada y posiblemente sea esta una tarea para el Sakura. Por muy sabrosa que sea la presentación, la cocina también entra por la vista. Y aquí hay que poner atención.
Probé también un arroz oriental con un salteado de camarones, pollo, pistachos, salsa de ostras y soya, que confirma la buena mano que hay en la cocina y me reconfirma la necesidad de “ponerle color” a los platos que, en perfecta armonía con una copa de Ventisquero Vértice carménère – syrah, me dejaron más que contento.
Los postres, tradicionales, destacan los que están elaborados con maracuyá. De ellos y de varios probados, me inclino por el parfait de maracuyá acompañado de una fina galleta de canela.
Así es el nuevo Sakura. Tras una época de comida fusión de de altos precios, regresa más aterrizado que nunca. Con salones adaptados para fumadores y no viciosos, se distingue por su luminosidad y sobriedad. Bueno sería que se diera una vuelta por BordeRío y conociera esta nueva modalidad.
Hasta el bolsillo se lo agradecerá (Juantonio Eymin)
Sakura: BordeRío. San José María Escrivá de Balaguer 6400 local 5-B, fono 218 0130