miércoles, 9 de septiembre de 2009

LOS CONDUMIOS DE DON EXE


CHICHA Y CHANCHO
Y una guía para el 18

Llegué con una botella de champán al departamento de Mathy. Era para celebrar el fin de agosto. A decir verdad es un cuento eso de agosto, pero personalmente le tengo un respeto enorme. Y bueno es brindar para espantar a los malos espíritus y agradecer no haber contraído ni la porcina ni la influenza durante el frío invierno. Ya es casi primavera, una de las épocas que más gozo y disfruto.

Mathy no sabe pero me encanta la llegada de los primeros calores ya que de inmediato comienzo a ver en las calles las soleritas y breteles de todos los colores. Aparecieron los primores, pienso cuando miro a las lolitas con sus poleras escotadas y un escalofrío viaja por mi añoso cuerpo.

- ¿En qué estas pensando viejo cochino? Te conozco y es una maldad.
- En nada Mathy, sólo pensaba que deberías poner esta botella en el frío mientras vamos por unas ostritas al super.

Mientras caminábamos al super más cercano, Mathy estaba más cariñosa que nunca, cosa que me intrigó. Ella escogió las ostras mientras yo me soslayaba con los primores de la primavera. Casi puras pelolais con poleritas escotadas y unos jeans que me daban tiritones. Increíblemente no me retaron ni nada por el estilo. Me dejo mirar y mirar. Pasamos por la panadería por el pan de molde correspondiente; por la zona de los vinos para un sauvignon blanc y por los lácteos para comprar mantequilla de campo. Nos daríamos un banquete de lujo, de esos de padre y señor mío.

Nos sentamos en la terraza del depto para beber el champán. Era una botella Drappier, legitima francesa que había llegado de regalo para mi cumpleaños. Rosé para más encima, así que nos instalamos a beberla de aperitivo. Copa flauta para ella, copa flauta para mí. La botella en un balde con hielo y agua, mientras tibios rayos de sol anunciaban una prometedora primavera.

- Exe, una amiga me insistió que te preguntara qué restaurante chileno bueno hay en Santiago para ir con la familia este 18
- ¿Consultoría gratuita?
- Sip. Y de las buenas, rió. Pero sólo en Santiago ya que no quieren viajar ese fin de semana.
- No es nada de fácil la cosa, le respondí. Pero anda anotando: Chileno, criollo y bueno con Be mayúscula y a ojos cerrados hay poco. De lo que conozco bien, recomiéndale La Copa Feliz, donde su dueño, Mario Mira se ha esforzado por tener una carta muy sabrosa y original. También podría ir al hotel Galerías a su restaurante Vichuquén. Allí, Jorgito Caro hace de las suyas con una muy buena cocina chilena. También está El Encanto Chileno, un boliche bien instalado y con buena mano y el Divertimento, allá, a los pies cerro San Cristóbal, donde la Flaminia Sacco tiene un pollo al coñac que saca aplausos. ¿Qué más?...
- ¿Y Doña Tina?
- Puchas, se me había olvidado. Cierto. Ahí también aunque creo que no hacen reservas y pasa lleno, respondí mientras bebía de mi copa. Rica estaba…- Raúl Correa y familia también es una muy buena opción, proseguí. Allí tienen una carta bien chilena. Y si a tu amiga le gusta el cordero, tiene que ir al Mesón de la Patagonia, ricos corderos a las brasas y centolla para chuparse los dedos. Y también están todas las opciones carnívoras que si bien no son precisamente comida chilena, son muy típicas de esta época. Ah, y El Hoyo, famoso desde que lo visitó el gringo Bourdain…

Pasamos al comedor a almorzar. Ostras, tostadas, sauvignon blanc y mantequilla. Un plato con limones y una tacita con vodka. Mathy goteaba con limón una a una sus ostras. Yo, con gotitas de vodka. Y quién no las haya probado según mi receta que obviamente es “raptada” del Nolita, se ha perdido un aliño de los buenos. El vino, un Veramonte del año, espectacular, y las ostras, chiquitas esas, de borde negro, un placer de dioses.

- ¿Hay más restaurantes?
- Mathy, no estamos en Lima. Esto es Santiago y por estos lares la comida criolla es bastante mal mirada por los compatriotas. Pareciera una tranca, pero de lo poco que te nombre hay mucho que rescatar.
- Y en Iquique… ¿habrán restaurantes típicos?

Ahí me percate la razón de su buen genio y sus cariños anticipados. Ella pasaría las fiestas en Iquique, en la casa de su hija. Yo me quedaré solo en Santiago, masticando (un ratito) la rabia de la soledad aunque creo que no me aburriré. Serán cuatro días de jolgorio y de chilenidad. Abriré mi agenda para anotar todos los condumios que me esperan y por esta vez dejaré de lado esos sours peruanos que tanto me agradan. ¡Chicha y chancho, mierda!

Exequiel Quintanilla

La Copa Feliz: Echenique 6315 esq. Tobalaba, fono 226 2400
Vichuquén: Hotel Galerías, San Antonio 65, piso 6, fono 470 7400
El Encanto Chileno: Av. Bilbao 468, fono 665 9554
El Divertimento: Av. El Cerro esq. Pedro de Valdivia Norte, fono 233 1920
Doña Tina: Camino Los Refugios del Arrayán 15125, fono 321 6546
Raúl Correa y familia: Av. Las Condes 10480, fono 243 4747
El Mesón de la Patagonia: Av. Lo Barnechea 503, fono 216 8967
El Hoyo: San Vicente 375, esq, Gorbea, fono 689 4528