miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA NOTA DE LA SEMANA

A PROPOSITO DE SERNATUR

¿Que bicho está picando en el sector público nacional? ¿Desde cuándo tanto puritanismo y uniformidad?

Recuerdo, de lo poco que he viajado este año, haber estado en Lima y precisamente en un kiosco de informaciones de PromPerú una chica joven atendía el lugar. De aritos en la nariz y con tatuajes en sus brazos (lo que se veía). Pero tenía una gracia: era simpática y manejaba el inglés, chapurreaba el alemán y ante cualquier pregunta tenía una respuesta. Más aún, sus atuendos le daban personalidad. Y esa personalidad es la que necesitamos en nuestro país. A pesar de ser una joven con rasgos indígenas (algo común en nuestro vecino país), su cultura era superior a muchos de nuestros guías del turismo nacional. Poco falta a estas alturas de la vida que nuestros funcionarios reciban a los turistas con pantalones o faldas grises y chaquetas azules y parezcan estudiantes de la PDI.

No me haría un tatuaje ni me pondría aritos ya que eso no va con mi personalidad. Pero derechamente no entiendo algunas políticas públicas que obliguen a una uniformidad en el ser y en el parecer, ya que ello no lleva a nada.

En pleno siglo XXI estamos discriminando igual que los musulmanes… o discriminándolos. La chica peruana de este comentario, llena de tatuajes y de aritos (incluso uno en la lengua), me indicó perfectamente los riesgos de la capital peruana y sus beneficios. Y eso es impagable.

Soy de los que piensan que Sernatur debe tener un vuelco importante dentro de sus políticas de fomento al turismo. Me gustarían ideas y planes nuevos, un aire de renovación dentro de una estructura pública. Apoyo a las nuevas autoridades y ojala este gafe que se produjo por ser excesivamente celosos de los atuendos de sus funcionarios, sea sólo un detalle. Todos queremos (y necesitamos) un organismo dedicado al turismo (y la gastronomía) que tenga fuerza para hacer frente a las posibilidades del futuro. Esta bien que se uniforme a nuestros empleados de inmigración, pero los que se dedican al turismo deben ser libres y naturales. Como nuestra chica peruana, que luego de diez minutos de conversación se despidió gentilmente deseándome una buena estadía. Ella, profesional en su trabajo no escondía su personalidad (y ojo que no era un disfraz, era su forma de vestir y vivir).

Tengo una amiga periodista que usa un pequeño diamante en su nariz a modo de piercing. Y habla perfectamente alemán, ruso, inglés, francés y obvio, español. ¿No califica para trabajar por el turismo en Chile?

Así no llegamos a ninguna parte.