miércoles, 12 de octubre de 2011

MIS APUNTES GASTRONÓMICOS



RAÚL CORREA Y FAMILIA

En Las Condes con Estoril aun quedan añosas construcciones. Esas que ni el desarrollo ha podido derrumbar. Tanto es así que la casona que albergaba al mítico Balthasar (de Carlos Monje e Ingrid Weinrich) poco le faltó que parte de la Av. Kennedy pasara por el pasillo del lugar. Allí, donde casi no hay veredas ya que todo es vehicular, un gran terreno alberga una inmensa casa de estilo chileno que a la vez es uno de los buenos restaurantes con comida “republicana” de la capital.

Y hablo de republicana ya que es una cocina basada en la burguesía de inicios del siglo veinte. Acá es posible encontrar desde arrollados hasta centolla o desde lomo a lo pobre hasta riñones al Jerez. Desde las espinacas a la crema hasta las antiquísimas papas duquesas.

Llegué el lunes de la semana pasada al lugar. Buen día para analizar un restaurante ya que es común a inicios de la semana que fallen los mozos o falten materias primas. Soleado y algo fresco, igual nos sentamos en la terraza y a un costado de la piscina. Sauvignon blanc con un surtido de mariscos a la parmesana (6.500) y una pailita de filete al ajillo (4.900). Aparte, una porción de su famoso arrollado huaso (3.900) con ají rojo.

Nuestra mesa, heterogénea, tenía tema. Desde la capacidad del lugar, apto para recibir a 400 o más clientes en forma simultánea (con los desafíos que ello conlleva), hasta buscar las razones de nuestra cocina. De fondo, y a pesar de ser lunes, un congrio frito con ensalada chilena (7.900) y papas fritas que desgraciadamente eran de las industriales y que no coinciden con la naturaleza del lugar.

Es cierto que pedimos a la carta, pero el gran plus que tiene Raúl Correa y familia son sus “menús maridaje” y el dominical. Acá, y por un precio fijo (11.900 en la semana y 14.900 los domingos) se puede optar por un sinnúmero de entradas, fondos y postres, ideal para saber de antemano el valor de un almuerzo y cena y no llevarse sorpresas desagradables a la hora de cancelar el servicio.

Imagínese un menú normal: entrada: Arrollado huaso casero con pebre y una copa de carménère; luego, una sopa de cebollas o un valdiviano con una copa de merlot; de fondo, plateada a lo pobre con una copa de cabernet sauvignon y de postre, unos profiteroles. A todo eso súmele un pisco sour inicial y un expresso final y solo por $ 11.900. ¿De Ripley?... posiblemente.

Economía de escala podría llamársele. El lugar suele estar repleto y se puede dar el lujo de hacer estas ofertas. Los domingos es similar, pero la cocina es en el horno de barro, con empanadas, plateada y chanchito. La idea es pasarlo bien a precios más que módicos.

La receta gusta y tienta. Ni siquiera tendrá que pagar estacionamiento ya que es propio y gratuito. ¿Qué más espera? ¿Qué lo vayan a buscar a su casa?

Así es este lugar. Bueno, bonito y barato. Ideal para estos tiempos de incertidumbres económicas donde nadie sabe que pasará en el futuro inmediato. A decir verdad, la única que sabe que pasará pronto es Carolina Correa, hija de Raúl y puntal de este restaurante: está esperando gemelos. ¡Dios los pille confesados! (Juantonio Eymin)

Raúl Correa y familia: Av. Las Condes 10480, Vitacura, fono 243 4747