miércoles, 4 de abril de 2012

LA NOTA DE LA SEMANA



¡GRANDE WAQAR!

En cierta manera, ésta es una apología a la historia de Waqar, un pisco que aun pocos conocen pero que tuvo la gracia de ser galardonado con dos medallas de Oro en el reciente concurso San Francisco Word Spirits Competition 2012 que se realiza anualmente en los Estados Unidos. Más aun, las últimas informaciones recibidas lo confirman como el mejor pisco (como producto genérico) de la muestra.

Lo conocí hace pocos meses atrás. En Ovalle, en una zona llamada Tulahuen, la familia
Camposano recibía de vuelta unos terrenos donde se cultivan uvas moscatel y las compraba la Compañía Pisquera de Chile. Sin tener a quien venderles la uva, Jaime Camposano, enólogo y heredero –entre otros- de esas tierras, se lanzó en una loca aventura: crear un gran pisco Premium.

Había otros, como el Tamaya, el Bauzá y una serie de piscos privados y de poca producción que aparecieron en el año del bicentenario. Pero los Camposano jugaron por el detalle. Conocían su producto y para darle mayor valor agregado mandaron a confeccionar a Francia las botellas y el corcho. Resultado: un pisco transparente, lúcido, elegante y tremendamente fino. Como no quedaba dinero para grandes campañas publicitarias, primó el boca a boca con un excelente resultado. Uno inédito en este caso ya que es costumbre en el país encontrarse con etiquetas de vino que cuesten 25 mil o más pesos. ¿Pero una botella de pisco?

Un encomiable trabajo familiar para conseguir clientes. Partieron ofreciéndolo en La Destilería, ese ya mítico espacio de la Plaza Ñuñoa. Luego se sumaron otros y muchos quedaron felices por la adquisición. No es un pisco para piscolas ni nada parecido. Ojalá sólo o con hielos elaborados con agua mineral. Viscoso cuando sale del congelador, se comporta como uno de los grandes destilados a nivel mundial.

No es económico. Cada botella se consigue más menos en 28 mil pesos, pero los vale. Posiblemente pronto entremos en una dimensión desconocida para nuestro pisco y todos pretendan emular este producto. No cabe duda que así será ya que los logros han sido constantes y tremendamente halagüeños para sus productores.

Es posible que aun las cifras estadísticas de Waqar estén en rojo. No es un pisco para todos los días ni tampoco para tirarlo por la ventana. Es más bien una destilación simple del corazón de la uva y un conciente embotellamiento del producto. Acá lo que entregan es el corazón del corazón en destilaciones discontinuas, lo que permite un exquisito trabajo artesanal para un producto de calidad. Era necesario en Chile un producto como este. Posiblemente sea la primera piedra para mejorar el producto en toda la zona pisquera de nuestro país. Si gusta de un consejo, compre una botella y olvídela en el freezer de su casa. Cada cierto tiempo deguste algunas gotas y se sentirá un poquito más allá del cielo. Por lo menos eso es lo que yo les cuento y lo que dicen los jurados que nombraron a Waqar como el mejor pisco del mundo. Una aventura que gracias a Jaime Camposano y su mujer, Vivian Mosnaim, la cara visible de este gran proyecto que tiene a nuestro país por estos días, viviendo entre nubes.