Deberíamos escribir acerca de los mejores restaurantes del mundo, la noticia gastronómica de la semana. Pero no lo vamos a hacer ya que la lista de ganadores ya fue bastante difundida y en Lobby (salvo excepciones) estamos más preocupados de lo que pasa dentro de nuestras fronteras y no en otros países. Las razones son muy claras: entre llegar a Dinamarca a comer en el Noma y darse una vuelta por el Mercado de Caldillos y Cazuelas que se realizará en Curicó, si bien hay diferencias abismantes, creemos que esta última opción es la más cercana… y está dentro de las posibilidades del chileno común y corriente.
Estamos viviendo una época de un snobismo gastronómico alarmante. Si no ubicas a Acurio, o a Rafael Osteling, o al venezolano Carlos García, es mejor que te hundas en el sillón de los recuerdos. Si no lees a Adrià o has visitado el DOM en Sao Paulo, es mejor que no opines. Te salvas si tienes alguna referencia de Berasategui… por lo menos una.
Una transmutación casi religiosa a lo que sucede fuera de Chile. Aduriz, Adrià, Roca, Redzepi, Acurio y cien más son nuestros santos y guías espirituales del avance de la gastronomía. Celler de Can Roca, Mugaritz, Noma y Astrid y Gastón y cien más, las basílicas. ¿No será mucho decir? Es cierto que son una guía, un referente de lo que sucede a nivel mundial, pero sinceramente no son como para levantarles un altar.
No queremos deprimirnos y queremos seguir pensando que en nuestro país se come bien y tenemos una cocina muy variada. Que disfrutamos un siete tenedores al igual que una picada de carretera y que subirnos a un Bugatti Super Sport no está en nuestras posibilidades. En esto de la gastronomía aun tenemos mucho paño que cortar y bastante más que aprender, pero no nos encandilemos con los grandes chefs del mundo. Nosotros también tenemos los propios y gozamos de su gastronomía. ¿O nos van a decir que la experiencia de Arola en Santiago es para darse con una piedra en los dientes?
