UN AÑO GASTRONÓMICO PLANO
Sin muchas novedades finaliza el
2012 gastronómico. Una apertura por aquí o un cambio de chef por allá fue lo
más importante del año que se nos va. Nos habíamos acostumbrado a una actividad
gastronómica más agresiva y con frecuentes desafíos. A decir verdad, pareciera
que todos se dedicaron a cosechar lo que habían sembrado en años anteriores y
conocimos pocas primicias que valieran la pena.
A decir verdad, lo repetitivo este
año en gastronomía fueron los libros y las ferias. Más de alguien pensó que
esto de escribir libros y de editarlos) era un buen negocio y muchos se
embarcaron en esta afición que sólo acarrea frustraciones. Incluso para los que
prestaron sus nombres para editar un libro ya sea de recetas o de fotografías.
¿Se venderán mil ejemplares?, ¿dos mil?... quién sabe. Posiblemente el próximo
año reciban un cheque por un monto ridículo. Nuestro mercado no es lector y los
libros de recetas no son de exportación. La salvedad, las revistas y libros que
se publican con un generoso sponsor, una de las pocas posibilidades que aún se
prestan para lucrar con esta actividad.
De las ferias, poco que decir.
Muchos, y viendo el éxito de la limeña Mistura, quisieron (y aun desean) copiar
el modelo para realizar en Santiago algo similar. Salvo algunos dignos
ejemplos, como el Mercado de Caldillos de Curicó, el Chancho Muerto de Talca y en
menor medida el Mercado Paula, las otras exposiciones dejaron un sabor amargo
en la boca de los que conocen el tema. Algo digno que meditar.
Si la actividad gastronómica en
la capital fue plana, ni hablemos de las regiones. Hay algo más en ellas ya que
el boom hotelero y la apertura de casinos de juego en ellas han sido un aporte
a la actividad. Sin embargo, aún falta mucho por recorrer y aún más que
aprender.
Esperemos que el 2013 sea más
movido. Que salgan nuevos chefs a la palestra y restaurantes con buenas
propuestas. No puede ser que lo más comentado este año gastronómico sea el
cierre del San Remo. Si es así, vamos por mal camino. (Juantonio Eymin)