martes, 9 de abril de 2013

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR

AROLA APUESTA POR EL CHEF JUAN MORALES

El desembarco de Arola en Santiago no tuvo el éxito inmediato que pronosticaban los gestores del negocio. Las tapas, tal como se conocen en la Madre Patria, no son precisamente del gusto de los chilenos y por eso los primeros meses de este restaurante gerenciado por el Hotel Ritz- Carlton, provocó nerviosismo general.

Era la primera vez en la historia de los restaurantes de nuestro país, que un destacado chef español con dos estrellas Michelin, en este caso el desenfadado Sergi Arola, se embarcaba en una sociedad para instalar en Santiago uno de los locales de su cadena. Como él no podía estar permanentemente en la capital chilena, puso a cargo del restaurante a Juan Morales, un cocinero casi desconocido que había trabajado en sus restaurantes en España.

Los inicios fueron duros. El público chileno, a quienes está dirigido el restaurante, no entendía esto de comer pequeñas porciones de comida a un precio elevado. Además, los frecuentes cambios de directivos del hotel no permitían un acercamiento que permitiera tener un feeling con el chef y su restaurante. Recuerdo perfectamente mi primera visita, en el invierno pasado, una especie de maridaje de vinos con platos de la carta.

El 20 de junio pasado escribí: A) si Michelin le otorgó estrellas a Arola, acá no están. Posiblemente en otro de sus restaurantes en Europa, pero su experimento en Santiago -sin ser malo- no merece tal distinción. B) Cuando en un almuerzo en Arola termina con los comensales hablando del De la Ostia (el restaurante de Orrego Luco que se especializa en tapas), quiere decir que algo falla en las cocinas del Ritz y C) Cuando no existe pasión en la cocina, se nota demasiado. Esta es una fábrica de tapas y el chef permanente no ha logrado traspasar la filosofía del Arola original a los comensales.  A pesar que la puesta en escena es de primer nivel, acá falta personalidad, actitud y coraje. Como siempre, una gran inversión para un retorno mediocre. Por lo menos en gastronomía, el chileno ya aprendió a que el envoltorio es sólo una parte de la cadena del alimento y ya no cree en cuentos de hadas. Y ese es un gran problema.

Si bien fue una crítica dura, era la única posible. Desgraciadamente mi formación profesional no me permite disfrazar una crítica con el fin de estar bien con Dios y con el diablo. Como era lógico, y como respuesta, las puertas del Arola se me cerraron durante meses.

Hace unos días regresé al lugar y me encontré con una carta digna de ser comentada. De partida, un menú degustación creado por el chef Morales, donde con gracia y técnica replica parte de nuestra cocina. Para preparar el paladar, un excelente Gazpacho de tomates y frutillas, novedoso y gracioso. Luego, unos Tomates rellenos con atún, pastelera de choclo y polenta, de prolija presentación y sabor. Más allá, Palta reina, como de toda la vida, rellena con pollo y gambas marinadas en limón y lechuga de aliño perfecto.

Uno tras otro se presentaban los platos. Acompañados de un sauvignon blanc Secreto de Viu Manent ($20.000), aparecen unas deliciosas Machas escaldadas en cilantro, perejil y limón, presentadas finamente en un frasco de vidrio. De ahí, y tras un cambio de vino, un cabernet Chacai de William Febre ($40.000), a la vista se presentan unas finas lonjas de arrollado y tres salsas a elección como chancho en piedra, crema de palta y chimichurri.

Finalicé la cena con unas dignas y sabrosas empanadas de locos y crema de palta, para luego pasar al postre, un estupendo Camote congelado con espuma y helado de leche.

La gracia de este menú degustación está en la variedad de productos y su valor. Si bien todos los platos descritos están en la carta con valores independientes, el menú degustación, que varía algo de lo presentado aquí, cuesta $ 25.000, un precio bastante cómodo en relación a los valores de los platos de este restaurante.

 Me gustó la nueva propuesta de Juan Morales. Poco a poco se está transformado en figura mediática y detrás de su eterna timidez hay un gran cocinero. No sé, al final de esta crónica, si Arola salvó a Morales o Morales salvó a Arola. Creo que lo último es más cierto.

Restaurante Arola, Hotel Ritz Carlton, El Alcalde 15, Las Condes, fono 2470 8585