“Que todas las noches sean noches de boda
y todas las lunas sean de miel"
Me extrañó el llamado de una prima de mi paquita. La familia de ella no me quiere mucho ya que piensa que su pariente está haciendo una locura saliendo con este viejo extravagante y no muy normal. Me extrañó que a las siempre infaltables preguntas cuando conocen mi profesión, como ¿me puedes decir cuál es el mejor restaurante de Santiago? y cosas de esa naturaleza, la Bárbara (que está ídem) me preguntara dónde podía pasar su noche de bodas.
Difícil pregunta. Complicada tanto como
decir cuál es el mejor restaurante o el mejor plato que uno se ha comido este
año. Lo conversé con Sofía y me respondió que ella no tenía nada que ver con
eso, y que si bien era su prima, nada sabía de ella para recomendarle un lugar
apropiado.
Barbarita llegó a almorzar con nosotros
el domingo pasado. Estaba inquieta y quería que esa “noche” fuera especial. Un
familiar le había regalado esa idílica (no tanto) noche y no quería perdérsela.
- Tío, es por mi felicidad.
- ¡No me digas tío!, respondí. Con Exe
me basta y sobra.- Bueno Exe. ¿Me ayudarás?
Sofi me miró y puso sus ojos blancos. O
sea, la noche de bodas sería problema mío.
- ¿Qué hoteles conoces guachita?…
perdón, digo Barbarita.
- Varios tío, perdón, Exe. Pero no
quiero pasar la noche de bodas en un motel, ¿cachai?- Claro que lo entiendo, pero ¿qué te gustaría…? ¿Rosas, música, ambiente, un sommelier para que vaya a abrirte la botella de champagne que les dejan a los novios?
- No sé exactamente Exe. Por eso pido tu ayuda. ¿Conoces algunos hoteles en Santiago?… y hablo de hoteles, no de esos que no tienen closet.
- Algunos, Barbarita. Pero necesito saber tus intenciones.
- ¿No me digas que se te olvidó lo que se hace en una noche de bodas, eh?
Estuve a punto de responderle que en mi
caso nada, ya que cuando me casé no estaba preparado para beber 4 sours, 5
copas de champagne, 7 de vino y tres whiskies para finalizar y ni le cuento que
me llevaron hecho bolsa a la cama compartida. Sin embargo no podía contarle mi
experiencia y debía ser positivo. O sea, que el novio no fuera tan bebedor y la
noche de bodas la ocupara en esos menesteres que todas las novias sueñan.
- ¿Cuánto estás dispuesta a gastar?
- Es un regalo Exe, no importa el monto.- ¿Qué ambiente te gusta?
- No me gustan las camas de agua.
- En los hoteles formales no hay camas de agua, querida.
- Me marean. Pero sí quiero una gran cama, de esas dos por dos, con buenas sábanas y que no cruja. Me gustaría también champagne y frutillas, desayuno en la pieza y unas buenas cortinas para seguir como si fuera de noche.
- Linda, no se dice pieza, se dice cuarto o habitación. Además, ¿te la regalaron con late check out?
- ¿Eso es leche con algo, tío?
- No mensita, es salir tarde de la habitación.
- ¿Sabes Exe, por qué no vamos al grano y me recomiendas algo?
- ¿Clásico, romanticón o diferente?
- Partamos por lo clásico. Así yo después atino.
¿Atinará la chiquilla ésta? Yo creo que
lo único que desea es sentirse dueña del mundo por algunas horas. Hoteles
clásicos hay bastantes y de muy buena factura, así que comencé mi listado.
-Anota, querida Bárbara. Entre los
clásicos está el Sheraton, el Hyatt, el Ritz Carlton, el Park Plaza, el
Radisson, el Marriott, el Crowne y el Plaza San Francisco. También hay otros
hoteles, más pequeños pero de gran gusto como el Kennedy, el Four Points, el
Atton o el NH. Y si quieres hoteles boutique y algo más romántico, no dejes de
considerar el Aubrey, el Castillo Rojo o Le Reve.
- ¿Has estado en todos esos? ¡Cochinón!
¡Qué feliz debe estar mi primita!
Mi paquita -pendiente de la conversación-
abrió sus ojitos como plato y le contó a su sobrina que ella no había dormido
conmigo en esos lugares. –De vez en cuando, y si vamos de viaje lo hacemos,
pero en Santiago nunca. Y no mintió.
- Exe, imagínate que te vas a casar, que
eres joven y quieres pasar la noche más deliciosa de tu vida. Esa noche que
nunca se olvida. ¿Dónde irías?
-¿Con desenfreno y todo?- Con desenfreno, champagne, show, caño, baile, color y alegría.
- Guachita, no hay otro hotel para ti que no sea el W
- ¿Y ese?
Le tuve que explicar el concepto del W.
Eso que la ducha y la tina están al lado de la cama y que el hedonismo se
transmite a través del aire acondicionado. Que todas sus habitaciones son
distintas y que el diseño es más que moderno. Le conté que era el lugar top de
Santiago en lo que se refiere a bebidas y comida y que tenía la piscina más
espectacular del país. Que la cama era de dos por dos, como ella quería y que
entre sus amenities había aceites especiales para gozar una noche de bodas de
alto impacto. Que si tiene suerte podría tener una habitación con terraza y que
era el hotel más calentón de la capital. Todo mientras Sofía abría cada vez más
los ojos. En un minuto me llamó a la cocina… -¡Ese hotel te lo tenías guardado
viejo Exe! Eres un maraco. Quiero conocerlo antes que se case la Barbarita,
ladró.
Y aquí estoy, tratando de cuadrar mi
presupuesto para pasar una noche gloriosa en Isidora Goyenechea. Los números no
me dan pero trataré de hacerle empeño a su solicitud. ¿Por qué tendré la lengua
tan larga? Para la próxima prometo quedarme callado y no dar ni medio dato. Éste
me está costando más que la jubilación.