Lo primero que debe saber el lector es que en La Bodeguilla no hay lujos y que el servicio es “a la española”. O sea, puede que un día lo atienda el mismo propietario o al siguiente un mozo más bien pasado en años. Lo segundo es que en este lugar la carta es un referente de la cocina y mejor es dejarse llevar por los aromas que provienen del interior del local. Si se va con una idea fija, más vale que recurra a otro restaurante español, ya que acá la sorpresa es fundamental. Si cierra los ojos y deja que los aromas inunden sus sentidos, se sentirá sin duda en una típica tasca de la península, de esas que tienen personalidad y sentido para cautivar a sus clientes. No en vano el año 2013 este lugar recibió el Premio de la mejor cocina extranjera de nuestra capital, galardón entregado por el Círculo de Cronistas Gastronómicos.
Su propietario, Cristóbal Morales, es murciano y en
los fogones de su hogar aprendió los secretos de la cocina española. Cuando
llegó a Chile-ya hace quince años- se involucró en varios restaurantes con la
finalidad de conocer el rubro y luego llegó a un acuerdo con Antonio García
Lorca, quien le traspasó este pequeño lugar situado al final de Pio Nono y casi
en las puertas del Parque Metropolitano. Allí comenzó a entregar sus conocimientos
y enseñó a un limitado –pero efectivo- personal y a su mujer, Jessica Ayala,
los secretos de la cocina española. Sus paellas son simples, correctas y
francamente deliciosas. No abusa de materias primas y son realmente un vicio,
al igual que sus fabadas y arroces, que arma con dedicación en su pequeña
cocina. Recuerdo grandes acontecimientos, como un duelo entre Cristóbal,
preparando una paella de conejo y Pascual Ibáñez –otro murciano-, haciendo lo
suyo con una paella de mariscos. Horas de conversación acompañadas de jamón
ibérico y buenos tintos, para pasar luego a degustar ambas paellas. Ganaron los
clientes, ya que las dos estaban realmente maravillosas.
Un día puede ser cabrito al horno con papas
panaderas; al otro, unas morcillas rellenas de arroz o al siguiente un pulpo a
la gallega o las infaltables tortillas de papas. Acá se come bien y eso lleva a
una conversación fluida y agradable. ¿Se enfrió el plato antes de tiempo? Sólo
es cosa de avisar para que se lo regresen a la mesa como corresponde. La idea
es que el público salga feliz y regrese aunque sea por una cerveza y una tapa.
El lugar no es para almuerzos o cenas rápidas. Hay
que tomarse su tiempo para gozar la comida y la conversación. Además, avisando
con tiempo le preparan el plato de sus sueños. ¿Qué más pedir?
La Bodeguilla de Cristóbal: Dominica 5, Barrio Bellavista / 2 2732
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