ICEWINE
EN EL HEMISFERIO NORTE
COMENZÓ LA VENDIMIA
En
Niágara no todo son cataratas. Al destino favorito de los mieleros de los años
setenta se suma otra atracción. A pocos minutos de las famosas cataratas, que
por sí solas fascinan a millones de turistas, las bodegas elaboradoras de
icewine, vino de hielo, vino elaborado con uvas congeladas, son otro de los
grandes atractivos de Canadá. País que visité gracias a Air Canada y la Oficina
de Turismo de Toronto.
No
pretendo hacer una apología a este vino ya que no soy un experto en el tema.
Más bien mi intención es ubicarlos en una región del planeta donde también se
producen vinos de buena calidad. Las inclemencias del tiempo en América del
Norte son –a pesar de estar a la misma latitud que la zona de Burdeos-
propicias para elaborar vinos distintos y que cautivan por la complejidad de su
elaboración. Es cierto que en Canadá se bebe icewine como bajativo y acompañado
de postres (al igual de lo que nosotros hacemos con nuestros late harvest),
pero el hecho de elaborar vinos con uvas congeladas, tiene un encanto especial.
Nos
recibe Deborah Pratt, relacionadora pública de Inniskillin Winery, una de las
grandes bodegas de la zona. Temblorosos aun por un vuelo en helicóptero para
conocer las cataratas desde las alturas, la adrenalina acumulada nos pedía una
recompensa. Y a dios gracias fuimos directo al grano. Nos esperaba en la sala
Riedel, en homenaje al creador de la copa para catar icewine. Allí Deborah nos
cuenta que las mesas del lugar fueron confeccionadas con maderas provenientes
de la fábrica que posee Riedel para la elaboración de sus copas. Ahí nos
relajamos y conocimos algo más de esta historia de los vinos congelados. Antes
de catarlos, probamos algunos quesos de la zona (varios de ellos sin
pausterizar, lo que los convierte en mágicos) y unas delicatessen elaboradas
por el chef de la bodega, como una reconfortante sopa de coliflor y una pizza
con embutidos, queso y un mix de verdes. Ahí supe (aprendí) que las uvas las
cosechan de noche (cuando hace mucho frío), con la intención de que lleguen
congeladas al proceso de producción. Ahí también aprendí que cada grano de uva
sólo produce una gota de mosto, por lo tanto la concentración de azúcares y
sabor es inigualable.
El
hallazgo del icewine (eiswein en alemán) se originó accidentalmente. Luego de
una intensa helada, los vinicultores alemanes de Franconie, recolectaron los
frutos de la vid que se habían congelado por el inmenso frío y siguieron el
proceso tradicional de la elaboración vinícola: prensaron las heladas uvas.
Grande fue su sorpresa cuando descubrieron el resultado de cosechar estas uvas
heladas, el sabor concentrado de las uvas con delicioso y elevado contenido de
azúcar era como una caricia al paladar. Un intenso color amarillo paja invitaba
a degustarlo y a aspirar sus aromas a frutas amarillas maduras: durazno y mango
en su máxima expresión de dulzor.
Alemania,
a pesar de ser la cuna de este vino, fue sobrepasada por la producción de
Canadá, ya que en esta nación el arribo de cada invierno garantiza temperaturas
extremas.
Lo
que hace a este vino tan especial son los cambios que sufre la materia prima
con la que se confecciona el mosto: Los vinicultores que producen vino helado
no cubren las viñas durante los meses de invierno, así, al estar expuestas a
las heladas, las uvas se cubren de hielo para luego sufrir también la acción
del deshielo, este proceso tiene lugar en varias ocasiones, provocando la
deshidratación de la fruta y por ende, la concentración de los azúcares y los
ácidos, cosa esta que desarrolla el potente aroma y el sabor de este vino.
Como
todo en Ontario, la viña es pulcra y acogedora. A la sala de cata se suma un
restaurante y una cava subterránea donde guardan algunas añadas. A un costado y
en otra construcción, las bodegas y la sala de ventas. Vidal, riesling y
cabernet franc son las cepas preferidas para su elaboración, siendo Vidal la
más adecuada (según dicen) ya que aporta mejores sabores y aromas que un
mineral riesling y un poco estructurado cabernet franc. ¿Cuánto cuestan? Desde
40 dólares canadienses la botella de 500 cc.
Pero
en Inniskillin no todo es icewine. También producen pintot noir, pinot gris,
riesling, zinfandel, cabernet sauvignon y chardonnay bajo los estándares normales,
pero claramente lo que hace famosa a esta bodega es la elaboración de su vino
ícono. Revisé el libro de visitas y me encontré con un texto que les reproduzco
y que fue escrito por una turista entendida en el tema. Creo que ella lo dice
todo: “¡Vaya vino! Ha valido la pena
hacer tantos kilómetros. Gracias Francesca, gracias a ti he probado un icewine
¡Ufff..... exquisito!, lástima no haberlo compartido con la persona que amo. Su
color es amarillo paja muy cristalino, las uvas se han congelado de forma
natural en la viña y se recogen cuando las temperaturas caen por debajo de los
10 grados bajo cero. Durante el prensado de las uvas los cristales de hielo se
separan del dulce néctar dando lugar al vino de hielo. Tiene aromas frescos y
exóticos combinando notas de piña madura, jengibre, papaya, durazno, con un
punto de miel. En boca se nota el sabor dulce del azúcar equilibrado con su
acidez. ¡Increíble vino! Ideal para combinar con nata, postres dulces,
mermeladas. Cómo me recuerda viejos tiempos... con los ojos vendados y una
persona especial.” (JAE)
Inniskillin Winery / RR 1
1499 Line 3 Rd /Niagara-on-the-Lake, Ontario, Canadá