martes, 11 de abril de 2017

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA
MUJER, LA TERCERA
PILAR HURTADO
(ABRIL) CAFÉ NOI (Av. Luis Pasteur 6088, Vitacura / 22982 8164): “Es un local que está al costado del colegio La Maisonette, en Luis Pasteur, ambientado en tonos beige y café y con larga vitrina de pastelería y coloridos macarrons. Esa tarde había tres mesas ocupadas y pasaron algunos clientes a comprar cosas para llevar; venden pan y hay un miniemporio. Yo pedí un chocolate caliente que estaba rico y reponedor, además de un sándwich focaccia de salmón con tomate, queso crema y un poquito de hojas verdes. Mi acompañante pidió un café y un emparedado Bella Italia, de jamón serrano con mozzarella, pero nos avisaron que no quedaba y si nos importaría que lo cambiaran por queso mantecoso.” “En la vitrina vimos un brownie dolce que pedimos y trajeron tibio, era realmente alucinante, ¡nos encantó!”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(ABRIL) PATACÓN (Rancagua 032 / 97513 4045): “En este caso se trata de un restaurante hecho y derecho, con detalles tan cuidados como un jugo de tomate de árbol o un café servido con parsimonia y especificando su denominación de origen. Si hasta la mentita que llega con el vuelto es ecuatoriana. Se pasaron, la verdad.” “Para empezar, unos llapingachos ($4.500), un par de tortitas de papa rellenas con queso, coronadas con huevos de codorniz fritos, salsa de maní y unos choricillos de comparsa. También una sabrosa mezcla de plátano maduro con carne de jaiba -carapacho relleno, $6.800, de vicio-, entre otras entradas como mote sucio y papas María, salteadas con chicharrón.” “Y para rematar un locro de papa ($4.600), una sopa espesa y de molienda rústica, con queso y palta, uno de esos platos que seducen desde su sencillez. También hay postres ecuatorianos y un acápite dedicado a un desayuno muy propio, una buena opción para olvidarse algún día del rutinario tecito con pan con palta.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(ABRIL) TANTA (Boulevard Alto Las Condes / 2 2364 1369): “El local de Tanta es grande, espacioso, bien iluminado y decorado con tino y, sobre todo, bien servido: ¡buen servicio, qué tremendo agrado! Nuestra cata comenzó con una muy católica empanada limeña de ají de gallina ($2.800) y una causa de atún, grande y bien hecha, con una ensaladita aliñada como se debe ($9.600). Gran comienzo, que no demoró casi nada en estar en la mesa.” “Y catamos también un risotto estupendamente peruanizado, es decir, mestizado con gran acierto: este risotto miraflorino trae una variedad de mariscos, todos de buen tamaño y en abundancia, con un toque (que hubiéramos preferido más intenso) de picante, coronado por la "sarza" peruana, que agrega alegría a cualquier plato ($11.600).”