OPA OPA
Las
recetas son de la abuela griega y las preparaciones son las típicas de ese país
helénico. La casa que alberga el restaurante está llena de banderas y recuerdos
griegos, cuyo dueño lo ha mezclado con artesanías chilenas con la idea de
integrar ambos países. A la hora de la verdad, la comida propiamente tal, la
sencillez de los platos prima sobre la elegancia de los mismos. Acá no hay
exotismo ni birlibirloques. Una comida sencilla y limpia que gusta y que hace
olvidar los posibles problemas del lugar, como su ubicación y la informalidad.
A
lexis nos recibe con una grata limonada con menta, apropiada para ir limpiando el paladar antes de comenzar una larga degustación que acompañamos con un varietal de Santa Ema, evidenciando que acá no hay carta de vinos ni política alguna en relación a ello. Lo suyo es la comida griega, el queso feta y el ouzu, el tradicional licor de anís griego que muchos beben incluso con la comida.
lexis nos recibe con una grata limonada con menta, apropiada para ir limpiando el paladar antes de comenzar una larga degustación que acompañamos con un varietal de Santa Ema, evidenciando que acá no hay carta de vinos ni política alguna en relación a ello. Lo suyo es la comida griega, el queso feta y el ouzu, el tradicional licor de anís griego que muchos beben incluso con la comida.
Fresca
ensalada tradicional (Xoriatiki Salata $ 6.000), con aceitunas, queso, tomate,
pepino, pimentón y cebolla roja, aderezada con orégano, vinagre, pimienta y
aceite de oliva. Para acompañar unas sabrosas albóndigas (Keftedes $ 4.500) de
carne de cordero aderezadas con ajo y orégano. Mientras, con la música de Zorba
de fondo, untábamos las albóndigas en salsa Tzatsiki, de pepino, ajo y yogurt.
Los
fondos, variados. Tal como en Chile la empanada es el plato familiar
dominguero, en Grecia no falta la Spanakopita (7.500), empanadas (o tarta) de
espinacas, queso, eneldo y masa philo, de gran sabor y calidad, para finalizar
con una gran porción de Pastitsio (7.500), como llaman en Grecia a la lasagna
italiana.
Dejamos
atrás otros imperdibles como la infaltable Musaka (7.500), pastel de cordero y
berenjenas horneadas, ya que el estómago sólo alcanzaba –a duras penas- con el
postre, esta vez un yogurt hecho en casa con miel de abejas (2.500), sencillo y
sanador, que aprovechamos para degustar una pequeña copa de Ouzu, a modo de
despedida.
Si
el encabezamiento de esta crónica es raro, más lo son sus horarios y días de
trabajo. Por el momento solo abren los sábados y domingos a mediodía, y tienen
en mente abrir los viernes en la noche. Pero le recomendamos que los llame por
teléfono y capaz que le abran el lugar cualquier día de la semana. Alexis, su
propietario, no quiere ni pretende estresarse con la operación del Opa Opa.
Pareciera que su vida va más allá de lo terrenal y solo pretende cocinar lo que
algún día, hace años, le enseñó su abuela. Y no hay más que respetar su
decisión, ya que es el único restaurante griego de la ciudad y eso tiene su costo,
que en este caso no es el económico.
Hay
que conocerlo. (JAE)
Opa Opa: Maturana 84.
Barrio Yungay / 22671 4066