martes, 23 de octubre de 2018

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


 
OPA OPA
 “Tenemos pocas mesas, pocos platos y poco personal. Nos equivocamos, nos demoramos, trabajamos solo almuerzos y queremos servirlo lo mejor que podamos"
 
Franco y directo es Alexis Godoy Mendiz, un chileno con raíces griegas, que amando la cocina de sus ancestros decidió hace un tiempo instalar en el Santiago antiguo (Maturana y Moneda) un pequeño restaurante donde ofrece algunas de las especialidades griegas que recorren el mundo como platos insignia. Si el lector recorre Google o desempolva las Páginas Amarillas, el único restaurante griego de nuestro país es precisamente este pequeño lugar que lo acoge como si el cliente fuese un familiar más.
Las recetas son de la abuela griega y las preparaciones son las típicas de ese país helénico. La casa que alberga el restaurante está llena de banderas y recuerdos griegos, cuyo dueño lo ha mezclado con artesanías chilenas con la idea de integrar ambos países. A la hora de la verdad, la comida propiamente tal, la sencillez de los platos prima sobre la elegancia de los mismos. Acá no hay exotismo ni birlibirloques. Una comida sencilla y limpia que gusta y que hace olvidar los posibles problemas del lugar, como su ubicación y la informalidad.

A
lexis nos recibe con una grata limonada con menta, apropiada para ir limpiando el paladar antes de comenzar una larga degustación que acompañamos con un varietal de Santa Ema, evidenciando que acá no hay carta de vinos ni política alguna en relación a ello. Lo suyo es la comida griega, el queso feta y el ouzu, el tradicional licor de anís griego que muchos beben incluso con la comida.

Fresca ensalada tradicional (Xoriatiki Salata $ 6.000), con aceitunas, queso, tomate, pepino, pimentón y cebolla roja, aderezada con orégano, vinagre, pimienta y aceite de oliva. Para acompañar unas sabrosas albóndigas (Keftedes $ 4.500) de carne de cordero aderezadas con ajo y orégano. Mientras, con la música de Zorba de fondo, untábamos las albóndigas en salsa Tzatsiki, de pepino, ajo y yogurt.

Los fondos, variados. Tal como en Chile la empanada es el plato familiar dominguero, en Grecia no falta la Spanakopita (7.500), empanadas (o tarta) de espinacas, queso, eneldo y masa philo, de gran sabor y calidad, para finalizar con una gran porción de Pastitsio (7.500), como llaman en Grecia a la lasagna italiana.

Dejamos atrás otros imperdibles como la infaltable Musaka (7.500), pastel de cordero y berenjenas horneadas, ya que el estómago sólo alcanzaba –a duras penas- con el postre, esta vez un yogurt hecho en casa con miel de abejas (2.500), sencillo y sanador, que aprovechamos para degustar una pequeña copa de Ouzu, a modo de despedida.

Si el encabezamiento de esta crónica es raro, más lo son sus horarios y días de trabajo. Por el momento solo abren los sábados y domingos a mediodía, y tienen en mente abrir los viernes en la noche. Pero le recomendamos que los llame por teléfono y capaz que le abran el lugar cualquier día de la semana. Alexis, su propietario, no quiere ni pretende estresarse con la operación del Opa Opa. Pareciera que su vida va más allá de lo terrenal y solo pretende cocinar lo que algún día, hace años, le enseñó su abuela. Y no hay más que respetar su decisión, ya que es el único restaurante griego de la ciudad y eso tiene su costo, que en este caso no es el económico.

Hay que conocerlo. (JAE)

Opa Opa: Maturana 84. Barrio Yungay / 22671 4066