CRÍTICA A LOS
CRÍTICOS
Hagamos
un ejercicio.
Uno:
Un empresario gastronómico cualquiera me invita a cenar a su establecimiento.
La razón es clara. Está invitando para que yo escriba de las bondades de su
local.
Dos:
No me gustó la propuesta. Desorientada y con varios errores. Publico el
comentario correspondiente, en base a mi criterio y firmado con mi nombre.
Tres:
El propietario del establecimiento se molesta por el artículo y me manda a decir
que si no me gustó su comida debería habérselo hecho saber a él y no publicarlo
para que todo el mundo lo lea.
¿Difícil
no?
Este
es un tema que revolotea hace años entre los que nos dedicamos a comentar o
criticar restaurantes. Para algunos -no todos- empresarios gastronómicos
debería existir un “patrón” o un marco referencial para hacer un comentario. Y
que los “escritos malintencionados” –según ellos-, no deberían publicarse. Sin
embargo, invitan a la prensa para que escribamos nuestras impresiones en los
medios.
Tema
para debate.
Primero:
¿Debemos, los especialistas o conocedores, transformarnos en asesores gastronómicos
de los empresarios, solo porque hacen una invitación a cenar?
Segundo:
¿Los comentarios solo pueden hacerse cuando uno va a un restaurante y paga la
cuenta respectiva? ¿Y cuando se es invitado se deberían escribir sólo las
bondades del local y no sus deficiencias, transformándonos en meros publicistas
de sus restaurantes?
Pienso
que cuando uno se debe a los lectores es necesario traspasarle toda la
información necesaria, la buena y la mala. Y por eso nos leen. Si todo fuesen
rosas sin espinas los comentarios gastronómicos se habrían ido al tacho de la
basura hace tiempo. Nos debemos a los medios de comunicación y sólo ellos nos
cancelan honorarios por escribir. Y cuando uno firma los artículos se está
jugando un prestigio que la mayoría de las veces cuesta años conseguirlo. Al
contrario de lo que se piensa, acá no hay platas ajenas o truchas. Si fuese
así, hace años que estaría en una isla del Caribe bebiendo ron, gozando de las
mulatas y de los beneficios que podrían brindar mis artículos.
El
tema no es fácil. La industria vitivinícola (y de alcoholes) también está
implicada en esta realidad donde botellas sin costo son enviadas a los wine
writers para que las caten y evalúen. Hay muchas aristas e interpretaciones a
nuestro quehacer. Las páginas de Lobby quedan abiertas para sus opiniones. La
crítica a los críticos ya está puesta en el tapete. Respóndanos. Ninguna
opinión (firmada lógicamente) quedara fuera de estas páginas. Esa es la idea,
ponernos de acuerdo.