miércoles, 17 de junio de 2009

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR



C
CARPENTIER TAMBIÉN QUIERE UN TROZO DE TORTA

Christopher Carpentier es un tipo especial. Coquetea con el glamour como ningún otro chef nacional. Se codea con lo mejor de la sociedad farandulera de la capital y aparece a menudo en los medios de comunicación ya sea cocinando o participando en actividades que lo necesitan. Le gusta lo fashion y él lo sabe y explota. Sus fiestas y lanzamientos de productos ABC1 son de antología y las páginas sociales de los diarios y revistas couché lo ensalzan hasta el infinito. Sin embargo, de eso no se puede vivir eternamente. Mas aun cuando hace unos meses comenzó a vivir una nueva etapa: la de empresario gastronómico. La parte difícil del negocio.

Se le ve más maduro y reflexivo. Atento a lo que sucede en el C, su chiche recientemente reabierto luego de una (¿otra?) descoordinación municipal que lo mantuvo clausurado durante nueve meses. Un calvario, nos comenta mientras sirve un huevo trufado con papas hilo, sal Maldon y ciboulette. Un lujito de esos que se han visto poco este año. Huevos y trufas. Anótelo. Es realmente una mezcla que se transforma rápidamente en vicio.

Carpentier nos quiere mostrar su nueva carta. Aterrizada, obvio, debido a las vicisitudes de esta temporada de vacas flacas. Su propuesta es atractiva y audaz. Se mueve bien en su cocina a la vista y sus ayudantes están empapados de buenos conocimientos culinarios. Un potaje de plátano con caldo de pollo y camarón de río es un buen ejemplo. Un sabor exótico para un público experimentado. Más allá, un raviol de wagyu estofado en una reducción de rabo y huesos que estimula al más escéptico, para finalizar con un must y de los buenos: merluza austral con salsa atomatada y ajos confitados acompañados con ñoquis en salsa de calamar.

Pero hay más. Con la finalidad de revitalizar las horas del mediodía, Carpentier ideó un menú de almuerzo (C Almuerza), donde por un precio fijo de 12 mil pesos por persona se podrá optar por una entrada, sopa o postre, tres alternativas de platos de fondo, copa de vino, cerveza o bebida y café. Sin duda una buena opción para los diarios almuerzos de los ejecutivos del sector y para quienes aun no conocen estas buenas dependencias.

Menos show y más trabajo parece ser la nueva etapa de Carpentier. Y a los que nos gusta su gastronomía estamos encantados del cambio. Ese que cuando termina la jornada su cuerpo esta impregnado a olores de cocina y no a perfumes de moda. (Juantonio Eymin)

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