miércoles, 6 de enero de 2010

LOS CONDUMIOS DE DON EXE




¡FELIZ AÑO NUEVO!
Una noche diferente

Recuerdo en estos momentos a un joven periodista, ya casado y con hijos pequeños, que renunció a destrozarse el día de año nuevo. Cenó tranquilo en casa, miró por TV parte de los fuegos artificiales y se durmió viendo en DVD una película actual. Mi amigo despertó sin resaca alguna, temprano en una desértica ciudad que a esa hora se acostaba y estaba feliz de su decisión.

¿Estará volviéndose viejo?, pensé. Cierto. Está más viejo por una parte y por la otra sus retoños demandan atención. Lo mío fue parecido, aunque no nos quedamos en casa. Total, al día siguiente no teníamos que despertar temprano ni nada por el estilo. Habíamos regresado el día anterior de Mendoza ya que el calor literalmente nos liquidó. Pensábamos en un año nuevo tranquilo pero una llamada alteró nuestros planes. Una amiga de Mathy, media alemana y media ecuatoriana nos convidaba a “la quema del viejo”, una tradición de la mitad del mundo y al “globo de los deseos”, típica tradición teutona.

El “viejo” no era más que un mono hecho con medias femeninas y papel. Una vez armado el cuerpo se viste, como corresponde, se le pone una máscara y cena junto a los invitados a la festividad. A decir verdad, no come, pero participa. Se convierte en el principal actor de la noche. Él, sentado en una silla de playa se mantenía incólume. El mono -el viejo-, era como un ekeko pero de dimensiones humanas. Una vez armado el viejo nos hicieron escribir lo malo del año, lo que había que quemar, lo nefasto y lo que no deseamos que regrese. Los anti-deseos los pusimos en los bolsillos del viejo, para que se fueran con él.

Cenamos rico ya que la noche estaba más que adecuada para la ocasión. Comida fresca más que nada. Carne, ensaladas y vino alemán. Poco antes de medianoche escribimos los deseos para el 2010. Esta vez en un globo que se elevaría en las alturas gracias a su forma y el calor de una vela.

Medianoche de lujo. A las doce en punto el viejo partió a su sacrificio. Se quemó completamente y con él se fueron nuestros malos momentos del año anterior. ¿Maletas? ¿Churrines amarillos? ¿Uvas o lentejas? No. Nosotros quemábamos al viejo y fue de un simbolismo tremendo. El globo comenzaba a volar también llevando nuestros deseos al espacio. Nunca supe lo que escribió Mathy en sus esperanzas para el 2010. Ella tampoco supo mis anhelos.

Fue un fin de año diferente. Tranquilo pero tremendamente simbólico. Desde ya pareciera que los deseos se cumplen ya que Mathy me ofreció quedarme con ella esa noche. Me tenía una sorpresa. Una botella virgen de Macallan y un partagás. Nos sacamos los zapatos en el living y bebimos tranquilamente mientras Frank Sinatra nos cantaba desde el equipo de música…

Fly me to the moon
Let me play among the stars
Let me see what life is like
On Jupiter and Mars...

Para todos, un feliz 2010...

Exequiel Quintanilla