¿PAZ EN PASCUA?
El tema de la Isla de Pascua rebota fuertemente en el sector turístico y gastronómico nacional. Por un lado está ligado a la baja de las reservas hoteleras ya que ningún turista tiene intenciones de viajar a lugares donde la incertidumbre es pan de cada día, y por el otro, la toma del hotel Hanga Roa, donde familias reclaman el derecho de vivir en las tierras de sus antepasados y los actuales propietarios –que han gastado fortuna en construir un nuevo establecimiento de acuerdo a los cánones turísticos mundiales- están enfrascados en una discusión sin fin.
Es todo un lío. Si nos adentramos un poquito en la historia de la Isla (y no hace mucho tiempo), en el año 1966 –hace 44 años y durante el gobierno de Eduardo Frei padre-, se decidió darle un gran impulso a ese territorio. Lan Chile, en aquellos entonces con aviones no tan modernos, comenzaba a planificar su ruta a Tahiti y por necesidades logísticas debían aterrizar en Pascua. Pero no había nada en la isla que atrajera a los turistas. La historia fue contada por Eric Campaña, presidente de Lan en esos tiempos: “Viajamos a Miami a comprar vestidos polinésicos para los niños de la escuelita de Pascua y contratamos a Margot Loyola para que creara música adaptada a la Isla”. “En vez de hotel, carpas” (como las de la foto), y así se comenzó a crear un gran mito llamado Isla de Pascua.
Y el cuento fue creciendo. Libre de impuestos fue en los últimos años territorio de muchos aventureros y lumpen que un día llegó a ese lugar y nunca quisieron regresar ya que las oportunidades eran únicas. Hoy la delincuencia es algo típico y antes no existía. Hay violencia en la isla y ciertamente un mal manejo por parte de las autoridades.
No hay políticas definidas. Quizás sólo los cientos de moais que cubren el desnudo relieve de esta isla volcánica y que presencian impasibles el pulso entre los pascuenses y el Gobierno sobre el incierto futuro de la isla, tengan las respuestas a todas estas preguntas a las que posiblemente nadie pueda contestar jamás. Pero lo que queda claro, es que la paz se terminó en Pascua. (JAE)
El tema de la Isla de Pascua rebota fuertemente en el sector turístico y gastronómico nacional. Por un lado está ligado a la baja de las reservas hoteleras ya que ningún turista tiene intenciones de viajar a lugares donde la incertidumbre es pan de cada día, y por el otro, la toma del hotel Hanga Roa, donde familias reclaman el derecho de vivir en las tierras de sus antepasados y los actuales propietarios –que han gastado fortuna en construir un nuevo establecimiento de acuerdo a los cánones turísticos mundiales- están enfrascados en una discusión sin fin.
Es todo un lío. Si nos adentramos un poquito en la historia de la Isla (y no hace mucho tiempo), en el año 1966 –hace 44 años y durante el gobierno de Eduardo Frei padre-, se decidió darle un gran impulso a ese territorio. Lan Chile, en aquellos entonces con aviones no tan modernos, comenzaba a planificar su ruta a Tahiti y por necesidades logísticas debían aterrizar en Pascua. Pero no había nada en la isla que atrajera a los turistas. La historia fue contada por Eric Campaña, presidente de Lan en esos tiempos: “Viajamos a Miami a comprar vestidos polinésicos para los niños de la escuelita de Pascua y contratamos a Margot Loyola para que creara música adaptada a la Isla”. “En vez de hotel, carpas” (como las de la foto), y así se comenzó a crear un gran mito llamado Isla de Pascua.
Y el cuento fue creciendo. Libre de impuestos fue en los últimos años territorio de muchos aventureros y lumpen que un día llegó a ese lugar y nunca quisieron regresar ya que las oportunidades eran únicas. Hoy la delincuencia es algo típico y antes no existía. Hay violencia en la isla y ciertamente un mal manejo por parte de las autoridades.
No hay políticas definidas. Quizás sólo los cientos de moais que cubren el desnudo relieve de esta isla volcánica y que presencian impasibles el pulso entre los pascuenses y el Gobierno sobre el incierto futuro de la isla, tengan las respuestas a todas estas preguntas a las que posiblemente nadie pueda contestar jamás. Pero lo que queda claro, es que la paz se terminó en Pascua. (JAE)