Un sueño cumplido
Conocí a Carolina Bazán cuando hace nueve años
abrió en plena Plaza de Armas de Santiago su primer restaurante. Lo llamaron Ambrosía
y el él trabajaba toda su familia. Chica aun, Carolina comenzó a destacar por la
osadía para presentar platos novedosos y de gran calidad. Año tras año, el céntrico
Ambrosía recibía un público que disfrutaba la hora de almuerzo en aquel lugar. Dura
tarea ya que sólo atendían a mediodía ya que en la tarde-noche, el público que
se reúne en el kilómetro cero de nuestra capital es absolutamente diferente.
Por ello y ya al tercer año de operaciones, ya tenían intenciones de emigrar al
barrio alto. Cosa que se hizo realidad sólo hace un par de meses.
Creo que el lugar escogido para instalar su
nuevo Ambrosía no es el más indicado. Lejos de cualquier barrio o complejo gastronómico,
se emplaza en una pequeña calle lateral cercana a la Av. Las Condes. Allí, y en
conjunto con la familia y la sommelier Rosario Onetto, han instalado un local
moderno, lleno de cariño y dedicación y, lo más importante, con una gastronomía
que supera las expectativas.
Por razones de agenda, sólo he podido
visitarlo una sola vez, y creo que es suficiente para entender en qué se basa
su gastronomía y la filosofía que rodea el establecimiento, que es ideal para
parejas o grupos ya que poseen dos ambientes diferentes que lo hace más
llamativo aún.
Los visité el día del lanzamiento de Laku, el
vino ícono de la viña Requingua. Vale la pena mencionarlo ya que aparte de la
calidad del producto, los organizadores del evento habían solicitado reserva
para 30 comensales y sólo la noche anterior le comunicaron que llegarían 50
visitas. Definitivamente no cualquiera es capaz de reaccionar rápidamente y
tener todo listo al día siguiente, más aun cuando la materia prima de uno de
los platos no era fácil de conseguir.
Sauvignon blanc para un destacado cebiche de corvina
en agua de manzana y apio (curiosamente sin limón). El vino de aromas más suaves, con notas limón y piña, liviano, cortito, y
de acidez justa, fue una compañía digna. Sin embargo, el brillo, el foco, los
aplausos se los llevó el plato. Fresco, diferente, sorprendente. Para volver al
Ambrosía cada vez que el ceviche clásico nos salga por las orejas.
Luego llegó el turno de Lakún, el icono de la
viña, que llegará al mercado con cuenta gotas porque de él son apenas 2.000 botellas. Lo magistral es
que el plato que le creó a Lakún Carolina Bazán para acompañarlo, fue un 100
puntos, un siete tenedores: Mejillas de vacuno estofadas en vino tinto y risotto
de queso azul con peras, higos y morchellas. Pensar que éramos más de 50
personas y los platos llegaron a temperatura perfecta. Sin duda aquí el plato
fabuloso enalteció al vino, le quitó la madera, lo hizo elegante, sobrio,
incluso fresco, para limpiar el paladar e invitar por más. Pero de nuevo, todo
ese encanto ganado quedó bajo la sombra de las impresionantemente suaves
mejillas de vacuno y las lindas y sabrosas morcellas de compañía.
El cierre fue con un Late Harvest Toro de
Piedra, año 2011, valle de Curicó. El postre, una panacota como ninguna. Tres
platos inolvidables que me hacen creer que la ubicación del Ambrosía será sólo
un detalle, ya que acá hay un gran servicio y una cocina de las mejores que se
pueda ver en la capital. (Juantonio Eymin)
Ambrosía: Pamplona 78, Vitacura, fono 2217 3075