martes, 14 de julio de 2020

LOBBY MAG




Año XXXII, 16 al 22 de julio, 2020

TRANSICIÓN
“El mundo gira. El sol sale por el este, se pone en el oeste. Nacemos,vivimos y morimos…En ese orden”

LA NOTA DE LA SEMANA: Sangucherías post-pandemia
MIS APUNTES: Los embutidos más famosos del mundo
RECUERDOS DE DON EXE: Por la razón o la fuerza

LA NOTA DE LA SEMANA


SANGUCHERÍAS POST PANDEMIA

No cometamos errores sin conocer el mercado

El pan se ha convertido este último tiempo en un “best seller” y por ende cientos de emprendedores que visualizan este producto como una forma de hacer buen dinero, lo consideran como esencial para sus nuevos emprendimientos gastronómicos luego del desastre epidémico que aún no finaliza. Creo –con la seguridad de no equivocarme- que siete de cada diez emprendimientos gastronómicos de este último tiempo, son locales sangucheros.

Es cierto que Chile es un país consumidor de pan. Las estadísticas lo tienen claro (98 kilos per cápita anual) y la demanda reafirma todo lo dicho. Atrás quedaron los tiempos del Dominó y la Fuente Alemana como los grandes referentes de nuestra propia comida chatarra. En la actualidad suman cientos las variedades de sánguches y como la demanda existe, cada día se abren más negocios relacionados con este producto.

Panaderías y sangucherías deberían tener el éxito asegurado. No hay duda de ello. Pero tampoco podemos engañar a los emprendedores que piensan que una sanguchería es la solución para sus problemas económicos y a la vez convertirse en un empresario exitoso. Desde la distancia se ve fácil juntar un pedazo de carne con queso y un par de vegetales, lo que impulsa a cualquiera a colocar un local de este tipo. Lo que nadie les ha dicho es que una sanguchería es tanto o más difícil que tener un restaurante y –obviamente conservando las inversiones- es muy difícil (por no decir imposible) mantenerse en el tiempo.

Y como las sangucherías están de moda, es lógico que los emprendedores –que no son empresarios- piensen establecer una de ellas. De hecho, aparecen como callampas en el bosque. Si usted, lector, tiene dinero (y mucho) apueste por esta especialidad. Si usted, lector, está en el promedio de los que no saben qué hacer con ese par de lucas que tiene ahorradas para el futuro, váyase a la Fuente Alemana, cómase un Rumano y ya saciada el hambre, piense con el cerebro, ya que una sanguchería no es la solución que anda buscando. (JAE)   

MIS APUNTES


LOS EMBUTIDOS MÁS FAMOSOS DEL MUNDO

La acertada definición de la cronista gastronómica Consuelo Goeppinger, da pie para conocer algo más de la charcutería, más conocida en Chile como fiambrería o el arte de conservar carnes – generalmente de cerdo– a través de un proceso de cocción, salazón, ahumado, maduración o fermentación. Fueron los egipcios los pioneros en aplicar sal para evitar que estas se pudrieran; pero fue durante el Imperio Romano cuando se perfeccionaron estas técnicas que, más tarde, pulirían los franceses y españoles. Desde ahí, la charcutería y el fabuloso mundo de los embutidos se esparció por el mundo, incluido Chile.

Compañeros en la mesa desde el desayuno hasta una noche de aperitivos y vino, los embutidos son deliciosos, descubra las características de algunos de los más famosos del mundo


BUTIFARRA
Embutido fresco de carne picada de cerdo condimentada con sal, pimienta, y a veces otras especias. Es originario de Cataluña.



CHISTORRA
De origen vasco-navarro, es elaborada con carne picada fresca procedente de carne de cerdo o mezcla de cerdo y res. Contiene además algo de grasa, ajo, sal y pimentón.



CHORIZO
Popular en España, tiene base de carne de cerdo picada y se adoba con especias, entre las que destaca el pimentón. La piel suele ser intestino delgado de cerdo.



FARINATO
Se elabora con miga de pan, manteca de cerdo y cebolla, sazonados con sal, pimentón, comino, ajo, cebolla, anís en grano, aguardiente y un poco de aceite de oliva. Se come frita.



FUET
Popular en la cocina catalana. Su elaboración recuerda a la del salami italiano, que emplea la carne de cerdo picada y saborizada con ajo y pimienta.


LONGANIZA
Relleno de carne de cerdo picada. Proviene de España, pero se fabrica en países como los que agrupa el cono sur, y desde Estados Unidos, México, El Caribe y Centroamérica.


MORCILLA
Embutido de sangre coagulada, casi siempre de cerdo. Su color es semi-oscuro y existen diversas variedades.


MORTADELA
Fiambre elaborado con carne de cerdo finamente picada. Es originario de Italia y en ocasiones incluye ingredientes como pistachos o aceitunas.

SALAMI
Embutido en salazón de una mezcla de carnes de res y cerdo sazonadas. Es posteriormente ahumado y curado.


SALCHICHA DE FRANKFURT
Se prepara con carne de cerdo pura embutida en tripa natural de oveja que luego se somete al ahumado. Se produce sin nitritos.

SALCHICHA DE VIENA
Es una variante de la salchicha de Frankfurt original pero hecha de carne de ternera y cerdo. Su nombre lo debe a la ciudad de su procedencia.

RECUERDOS DE DON EXE





POR LA RAZÓN O LA FUERZA

Hace unos días tuve la visita de mis hijos y nueras en el departamento. Yo, un lobo estepario que acostumbra a vivir solo y hacer lo que me da la gana, encontré que los cinco primeros minutos fueron simpáticos, pero las dos horas siguientes el tedio rondaba mi cabeza. La idea de ellos era una sola: llevarme donde una geriatra para que evaluara mis condiciones físicas y mentales. No encontré para nada simpática la situación, pero me amenazaron con dejarme sin mesada si no les hacía caso. ¡Lo que es la vida!, pensé: antes yo los mandaba y ahora ellos me ordenan.

Era injusto, pero comenzaron a preocuparse de la salud mental de su padre (y suegro). Según mis nueras, este último año me había mandado “varias cagadas” (sic) y querían cerciorarse que aun podía vivir solo. A una de ellas se le cayó el cassette: “te tenemos un hogar divino para tus últimos días”, comentó antes que las otras la hicieran callar. Yo me hice el desentendido y les respondí que, si bien aceptaba la evaluación, ellos tenían que subirme la mesada en un 50%, ya que Las Lanzas ya no estaba tan barata como antes y que cada día era más caro vivir en Ñuñork.

 Al día siguiente, mi hijo mayor y la bruja de su mujer pasaron a buscarme. Estaba listo y preparado: chaqueta de tweed, pantalones Dokers y todo ad hoc para la visita médica. Llegamos a un centro médico – geriátrico en Providencia y, como es usual, la doctora no había llegado. Para mas re’cacha, era el segundo de la lista ya que antes de mi estaba un fulano con un aroma a gladiolos que anunciaba su pronto retiro de esta vida. Joaquincito y la bestia de su mujer se pusieron a leer esas revistas antiguas que hay en los consultorios, mientras yo, aburrido y para molestarlos, me sacaba los loros y hacía pelotitas con ellos. El parcito hacía como que no me conocían, pero como estaba al medio de los dos, todo el mundo sospechaba que era el papá de alguno de ellos.

- Papo, no te saques los mocos.
- Es que tengo muchos, hijo.
- ¿Quieres una toallita desechable?
- No sirven, hijo. Están muy secos.
- ¡Eres un cochino!
- Yo no pedí venir acá, respondí.

Al rato, y mientras seguía hurgueteando mi nariz, hicieron pasar al veterano de la misa cantada. Pasaron diez minutos y salió con la cara más fúnebre de la que entró. Su familia lo tapó con una frazada a cuadros y lo sacaron para ver posiblemente la última luz del día, antes de su paseo de espaldas por la Av. La Paz.

- ¿Exequiel Quintanilla?, pregunta una enfermera vestida con un delantal celeste y con cara de pocos amigos.

Me levanté y encaminé mis pasos al box (así les llaman a los cuartos de atención). Al entrar me pide el bono de atención. La miré con cara de ogro y le digo: - “¡Ni en los restaurantes se paga antes de comer, mierda!” Ella se asustó y me dejó pasar. Pensó que estaba algo esquizofrénico. De atrás aparece mi hijo y le dice: -Perdón señorita, aquí está el bono.

-Voy a entrar solo, le comenté a mi guacho y a su espantapájaros. “Si quieren, después hablan con la doctora.”. A fin de cuentas, era yo el que pasaría por los vejámenes en que te miran y te toquetean por todas partes. Digno y seguro (y absolutamente convencido que estaba en mejores condiciones que el abuelito anterior), entré a la consulta.

¡Guau! ¡Me perdí toda la vida!, pensé cuando me asomé por la puerta y divisé a la doctora. Era una preciosura.
- ¿Don Exequiel?
- Vivito y coleando. Pero prefiero que me digas Exe. ¿Cómo te llamas, guapa?
- Soy la doctora Kaminski
- Yo soy el veterano Quintanilla. ¿Y tu nombre?
- Elka
- ¿Rusa?
- No, polaca.
- ¿Y qué haces en Chile?
- Trato de salvar a los veteranos, contestó un poco molesta ya que le había ganado el quien vive.
- ¿Te puedo tutear, Elka?
- Como quieras, Exe.

Partimos con un examen de la cabeza. Me mostraba figuritas y yo a todas les buscaba un contenido erótico.

- Y esto, ¿qué es?
- Es un pájaro fornicando, le respondía.
- ¿Y este otro?
- Un preservativo de luto, continuaba.
- ¿Qué haces? ¿Escribes novelas porno?
- No, Elka, las rubias me trastornan.


Se sonrojó y pasamos al examen médico. Pidió que me empelotara (detrás de una especie de biombo) y me pusiera uno de esos delantales que dejan el culo al aire. Revisó mi presión y comentó: “tendré que pedirte varios exámenes”. Se acercó con su estetoscopio para escuchar mis pulmones y corazón mientras yo le miraba una pequeña mariposa que tenía tatuada en una de sus pechugas.

- ¿Cómo te funciona el pajarito?, preguntó.
- Como las olimpiadas, le respondí.
- ¿Cómo es eso?
- No gano medallas, pero aún tengo mis fans.
- ¿Por qué viniste a verme?
- Yo no vine. Me obligaron.
- ¿Bebes?
- Como cosaco, ¿y tú?
- No tanto… ¿Te gustan las ostras?
- También los erizos.
- Yo me hice fanática de las ostras desde que llegué a Chile.
- Tengo una picada en Providencia, en las Torres de Tajamar.
- ¿Me invitas uno de estos días?
- ¿Con tu marido?, pregunté, para saber en qué me estaba metiendo.
- No. Sola. No me he casado aún. Los chilenos son muy infieles.
- ¿Qué le dirás a mi familia que está esperando afuera?
- Les diré que estás en un estado de tensión invernal y que necesitas terapia una vez a la semana. Y que yo te la haré.
- ¿Y pagamos las ostras con los bonos de la Isapre?

Mientras Elka hablaba con mi hijo y la madre de mis nietos, me senté en uno de esos asientos que se parecen a los del Metro y que ahora abundan en los consultorios. Para hacer más creíble la historia, seguí sacándome los loros de las narices y haciendo bolitas con ellos. ¡No se preocupe, suegro!, dice mi nuera cuando me pasan a buscar. Nosotros nos ponemos con los bonos para su rehabilitación, ¿cierto Joaquincito?, pregunta, pegándole un codazo para que respondiera.

Por si las moscas, estoy aprendiendo algunas palabras en polaco. Aunque vodka se dice igual en varios idiomas

¡Do widzenia!

Exequiel Quintanilla