martes, 8 de diciembre de 2009

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXI, 10 al 16 de diciembre, 2009

LA NOTA DE LA SEMANA: ¿Y los sommeliers?
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Alto Helena, una novedad de las buenas
LAS CRÓNICAS DE LOBBY: Los 25 años del Delmónico
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: Menú electoral ¿Quién cocina?
NOVEDADES: Sun Set en Oporto
TALLERES: Cocina de Navidad en Sukalde
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana

LA NOTA DE LA SEMANA

¿Y LOS SOMMELIERS?

Hay muchos que piensan que en Lobby no nos tomamos la gastronomía y los vinos en serio y que escribimos notas de acuerdo al estado de ánimo que andemos trayendo. Pero la cosa no es así y valgan los enemigos que nos hemos echado al hombro este último tiempo. El problema está en que nos gusta decir la verdad y no lo que a muchos les gustaría leer. Y ahí hay una diferencia enorme.

¿Y nosotros qué?, fue la respuesta de algunos sommeliers a nuestra nota de la semana anterior donde nos referíamos al servicio en nuestro país. Se sintieron “tocados” y se molestaron. Para ser sinceros, nunca pensamos en ellos. La Escuela de Sommeliers merece todos nuestros respetos y sus alumnos también. ¿Pero de ahí a que alguno de ellos se dedique a garzonear?... difícil lo veo. Son otra estirpe, otra clase, otro origen y otros estudios. Nosotros, humildemente, hablábamos de los mozos en Chile. Esos que nunca han tenido clases o talleres de “servicio” y que nos atienden cada vez que visitamos un restaurante.

La formación de mozos (garzones, camareros o como quiera llamárseles) está aun en pañales en nuestro país. Ninguna escuela los forma (ni ganas tendrán ya que no se matricularía nadie), por lo tanto todo está a la buena de Dios. Las llamadas “Competencias Laborales” son un tanto ajenas en este sector de trabajadores. Muchos de ellos reúnen al mes tanto o más dinero que un profesional universitario que se desveló cinco años para lograr una profesión. Pero siguen con el estigma del mozo. “La tranca del mozo” diríamos nosotros. No les gusta lo que hacen y se creen víctimas del estableshiment, cuando en realidad son unos privilegiados que sin ser empresarios, se llevan por lo menos el 10% de la venta de los restaurantes (y hasta con IVA incluido).

Nos gustaría que aparte de tener sommeliers profesionales algún día tengamos mozos similares. Nuestra gastronomía crecería a niveles insospechados.

Seguro.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


ALTA HELENA, UNA NOVEDAD DE LAS BUENAS
(Y un enólogo poco común)

¿Debe un enólogo ser carismático o hay que dejarlo ser el típico tipo hosco, poco amigo de la conversación e imbuido sólo en la viña y sus vinos? Muchos son, para el común de los mortales, como Dionisos. Pontifican con sus creaciones y crean, tal como lo hacen los cirujanos del cerebro, una barrera infranqueable entre el cliente y el profesional.

Pero hay algunos ejemplares que se salvan de este ejemplo. Aun existen enólogos capaces de beber un pisco sour o una cerveza y sostener una conversación donde el vino no esté presente. Tipos sencillos que hacen un buen trabajo pero que las ventanas de sus vidas no están en las bodegas, en las barricas o en las botellas de guarda. Tienen más tema: desde la guerra en Afganistán o lo rico que puede llegar a ser un arroz con tomate. De ellos, de los pocos, un ejemplo. Matías Rivera, enólogo por años de Cousiño Macul que un día decidió hacer su vida un poco más entretenida y asumir el riesgo de irse a Santa Helena, una marca de San Pedro, y no sólo de enólogo, sino que de gerente general. Un cambio radical en una vida bucólica y casi campesina.

No soy fanático de juntarme con enólogos. Más bien me aburren. Me cansa escucharlos hablar del clima, de las podas, del terroir y de las laderas de los cerros cuando la vida va mucho más allá. No esquivo el vino. Me lo tomo generalmente en las comidas pero no necesito una nota de cata cada vez que los bebo. ¡Mil cuatrocientos vinos diferentes en la última edición de la Guía del Vino y otros tantos en Descorchados de Patricio Tapia! ¡Cinco para cada día!, o sea, una oferta que siempre supera a la demanda (por eso las liquidaciones de vino destinados a la exportación).

Pero no me aburro con Rivera. Él es más mundano, más centrado en hacer migas con la gente y no explicar lo inexplicable o lo que a pocos les interesa. Lo encontré en su última aventura. Alta Helena le llamó: cuatro cabernet sauvignon de distintas zonas vitivinícolas del país: Aconcagua, Maipo, Colchagua y Curicó. Una forma de percatarse que todos son distintos, para comprender la diferencias entre los diferentes valles (o alturas, como él lo dijo ya que provienen de los altos de cada uno de los valles), y para gozar de un producto único, cosechado y embotellado casi al mismo tiempo y que se presenta en un packaging de lujo, con la finalidad de llegar a un consumidor final culto y hedonista.

Y los vinos son diferentes. En una cata libre los presentes debimos descubrir valles. Ni contarles que me fue mal (y al resto también), pero sí puedo alabarlos con los platos que sirvieron durante la ocasión: Ostiones con foie gras y pera picante y Pierna de cordero con tarta de manzanas y frutos secos, ambas creaciones de Mathieu Michel, el chef del Ópera.

Termino mi cata – degustación fumando un tabaco en las afueras del restaurante. Matías, el personaje de esta historia me cuenta que el único traje decente que tiene, y que tenía puesto ese día, lo había ocupado su hijo de catorce años la semana anterior. Intrascendente pero valioso. Sin estrellas en sus hombros ni medallas en su pecho. Así, como debe ser. Humilde y nunca sintiéndose superior ni “star” de la ocasión.

¿Y los vinos? Cierto. A la venta parte de la producción en Chile. Se transará en El Mundo del Vino a $50.000 la caja de 4 botellas. Un buen regalo de Navidad y una buena posibilidad de mostrar el país con un producto de buena calidad. Incluso para guardarlo para ocasiones especiales. Esa es la idea (Juantonio Eymin)

LAS CRÓNICAS DE LOBBY




LOS 25 AÑOS DEL DELMÓNICO

Santiago, 1984. Aunque cueste creerlo, la palta reina y el filete mignon – champiñón (de tarro) reinaban en los grandes restaurantes santiaguinos.

Años locos. Bombazos iban y venían. Los cortes de luz eran habituales y los toques de queda también. “La economía está en una situación difícil, pero manejable” comentaba el ministro de Hacienda, Luis Escobar, a mediados de ese año.

¿Tiempos lejanos para los olvidadizos? Quizá. Incluso ya el Parque Arauco había recibido 12 millones de visitas en sus dos años de operaciones. Y la vida era bastante menos tecnológica que ahora. Existían sólo 16 cajeros automáticos en todo el país y se esperaba llegar a los veinte al comenzar 1985. ¿Internet?, sólo en la cabeza de los iluminados.

Épocas difíciles: Caledonia, Las Brujas y Eve para bailar; Bowling para el deporte de moda; Rodizio y sus carnes a la espada; las fondues del Piso Cero de Juan Isarn; los lujos del mar del Canto del Agua; la gran oferta de El Caserío; el exótico Butan Tan del Parque Arauco; el gigante Danubio Azul de Reyes Lavalle; los frescos mariscos de La Tasca de Altamar; la reapertura del Carrousel; los flambeados de Charles Flambeau en La Enoteca; el jabalí, las langostas y el ciervo del Chez Louis; la apertura nocturna del Pinpilinpausha; las carnes del Angus… y el Delmónico, un restaurante que innovó la forma de hacer cocina en Santiago.

Recuerdo como si fuera ayer cuando comí por primera vez un trozo de atún. Lo había “importado” Fernando Walker de Isla de Pascua y nos presentó este raro ejemplar que sólo conocíamos en lata. Toda una experiencia para esos entonces. Recocido y todo, pero atún al fin y al cabo. Estábamos en pañales.

Pero algo pasaba en la cabeza de Walker. Se propuso traer a Santiago los sabores que había probado en New Orleans, esa cocina de salsas picantes y de comida creole y cajún. Incluso se dio el lujo de traer al país al chef cajún Paul Prudhomme, fuerte impulsor de esa gastronomía en el mundo. Y allá, en Vitacura partió con su proyecto Delmónico, “de dulce y de agraz” como él mismo lo dice.

En la actualidad el Delmónico está en BordeRio y continúa entregando sus recetas de siempre. Sabores definidos, fuertes pero muy gustosos. Su chef, Juan Manuel Ramírez, se aventura bastante más allá de lo creole y lo cajún. Viaja por sabores peruanos con salsas de ají amarillo y mexicanos con quesadillas variadas. Y siempre con novedades. Desde el “Pague lo que quiera por el almuerzo” hasta festivales mediáticos.

“Simplemente Comer Bien” reza su slogan, y ciertamente sin ser un lugar de mantel largo, lo consigue.

Trajo de regreso los Martinis a la capital luego de vivir cinco años en los Estados Unidos y refundó el local bajo el subtítulo de Bistro & Bartini. Pronto, en un par de semanas abrirá un pequeño bar en el mismo BordeRío (el Ó). Un bar de esos que a él le gustan. Con buenos licores y una pequeña carta de tapeos para pasar un rato más que agradable.

Por lo pronto destaca con sus menús almuerzo que pueden convertirse en uno de los favoritos en Santiago. Entrada, fondo y postre (a elección de una carta ad hoc), más pisco sour y cerveza por $ 7.900. Platos buenos, como un cebiche de tilapia o carpaccio de res y fondos como risotto de espárragos o el pescado del día, además de postre. Una buena forma de re-conocer este local que ha sido parte importante de la historia de la gastronomía en la capital.

En el mismo año que la Coca Cola lanzaba la ya insustituible Coca Light y el aeropuerto Arturo Merino Benítez era de una paz soñada ya que recibía 9 vuelos internacionales y despachaba 8 diariamente, abría las puertas el Delmónico, ahora remozado y alegre… como la gente de New Orleans. (Juantonio Eymin)

Delmónico: BordeRío, San Josemaría Escrivá de Balaguer 6400, Local 4-A, fono 953 8330

LOS CONDUMIOS DE DON EXE


MENÚ ELECTORAL
¿Quién cocina? ¿Tú o yo?

- ¿Me acompañaras a votar, Exe?

Pocas ganas tenía de cumplir dos veces el deber cívico. Mal que mal yo debía sufragar en Ñuñoa y ella en Vitacura, sin sospechar ni siquiera de colas (filas, mal pensados), tacos y demás complicaciones que existen los días de elecciones. Pero, como mi agenda había estado algo liberal en la semana, tenía que de algún modo limpiar mi conciencia (y su molestia).

- Por cierto, querida.
- ¿Me pasas a buscar?
- De todos modos guachita. Pero deberás esperar que yo me desocupe en mi local de votación, y de ahí parto a buscarte.
- Regio. Vamos, yo voto, tú me esperas y de ahí nos vamos a almorzar a algún lado.
- ….
- ¿Qué piensas, Exe, no te gustó mi idea?
- Linda. Ese día no hay restaurantes abiertos. Además casi- casi es ley seca
- O sea, ¿tendremos que cocinar en casa?
- Sip
- ¿Quién cocina? ¿Tú o yo?

Como se imaginan, la cocina será mi lugar este domingo. Y en eso estoy en estos momentos, viendo y buscando un menú que amerite la ocasión. Como poco cocinamos en casa (o en nuestras casas, valga la redundancia), los refrigeradores están casi vacíos. En el mío un par de botellas de vino blanco y en el de ella varios yogures y pan integral. O sea, tendría que partir desde el principio… y salir a comprar el sábado, antes del toque de queda gastronómico y de alcoholes.

No más para contarles lo que cocinaré. En una de esas siguen mi menú electoral. Ese que comeremos con el aparato de TV prendido y que se alarga hasta tarde en la noche. No me gusta (tanto) la política, pero me entretiene. Sobre todo al final, cuando aparecen los ojos llorosos y los abrazos emocionados (con cuchillo en ristre). A mi guapa le fascina esto de las presidenciales. -“El que gane será nuestro guía durante los próximos cuatro años”, me comenta. ¿Guía?... Bueno, debe ser un decir de ella.

Pero les presento mi menú electoral. Como dicen por ahí, grandioso para una contienda que no lleva a ninguna parte. Cuatro tiempos para cuatro candidatos. Obvio que aperitivos y bajativos aparte.

Para comenzar: pisco sour preparado a la minuta. Del bueno. Capel de 35 cuatro por uno (duro) y con jugo de limones de pica y sutil (la única mezcla ácida que se puede encontrar en los supermercados de la capital). Goma líquida (una parte) y unas gotitas de amargo de Angostura. No piensen mis lectores que ese amargo lo elaboran al sur de Santiago, cerca del casino Monticello. Esta pócima proviene de Venezuela y está compuesta por más de 25 productos botánicos de la abundante reserva natural de esas tierras tropicales

Mi aperitivo será sólo líquido ya que lo comestible vendrá a continuación: de entrada me propuse unos ostiones a la grilla (bendita la cocina que tiene Mathy) con trozos de piña (también grillados) y pimienta verde al servir. ¿Les tinca? A ese plato le puse Ominami, ya que nadie sabe qué resultará de esta presentación. Para beber, un fresco Cherub de Montes, un rosé coqueto que debería andar muy bien con esta exótica mezcla de ostiones y piña.

El segundo tiempo se lo dedicaré a Arrate. Una enjundioso potage de porotos granados y zapallo aderezado con azafrán de la India (ya que el verdadero es inalcanzable) y un leve toque de grasa de pato que me regaló Frank Dieudoneé, el chef francés del Radisson. Plato de invierno, pero ¿quién sabe en esta rara primavera cómo estará el clima el próximo domingo? Capaz que llueva y me hago famoso. Para pasarlo, un elegante Tupu de la Viña Santa Cruz, que tenía guardado para ocasiones especiales.

Intermedio. Para mirar los reportajes de la tevé y ver que “todo se está desarrollando en la mas completa normalidad”. Y mientras en los comandos se comen las uñas, nosotros pasamos al tercer plato.

Tiempo de Frei, pienso. Obvio arroz (por lo repetitivo) que es el acompañamiento ideal para un filete de nuestra popular reineta al papillote, con cebolla, ajo, apio y una rodajita de tomate. Un plato simple pero contundente. Rápido de elaborar y de buen gusto. No crean que cambiaré de vino. No será necesario. En esto, hay que ser continuista.

Postre. Piñera. ¿Por lo fresco? No. Quizá por lo encendido. Pero habrá un cambio. Beberemos un Oporto Tawny portugués junto a unas frutillas (aprovechen la temporada) salteadas al coñac con pimienta negra y servidas con trocitos de menta fresca. Un fin de fiesta sensacional (creo yo).

Así será mi menú electoral. De fondo- fondo, un Makallan de doce años que aportara mi bella Mathy. No nos despegaremos de la tevé. O más bien dicho, trataré de no despegarme, ya que nunca hablamos de quién lavaría los platos. Eso se los comentaré, si sigo vivo, la próxima semana

Exequiel Quintanilla

SOCIAL

“SUN SET” EN EL OPORTO

Qué mejor: disfrutar - después de un día agotador de oficina - de una relajada tarde con un agradable grupo de personas, en un lugar privilegiado y atendidos con esmero.

El Diario Financiero y Moët & Chandon invitaron a un grupo de “destacadas mujeres” a deleitarse con champagne rosé junto a la gastronomía de restaurante Oporto. Todo un acierto.

Aparte de amenas conversaciones y compartiendo de lo mejor, la burbujeante bebida de lujo y la sobresaliente gastronomía hicieron de este “Sun Set” una velada inolvidable.

El chef Francisco Mandiola se lució con una batería de exquisiteces, como ostras frescas, un ceviche de camarones aromatizados con jengibre, centolla y jamón serrano pata negra.

Junto al gerente de Premium Brands en Chile, Erwin Rahmer, el grupo se quedó hasta tarde, rodeado de las llamas de las “antorchas” que iluminaron la noche y brindando con más Rosé Moët & Chandon. (Karla Berndt)

TALLERES

COCINA DE NAVIDAD EN SUKALDE
“Una buena sardina es mejor que una mala langosta”

Este martes 15 y el próximo 22 de diciembre, Matías Palomo, chef y propietario del restaurante Sukalde (chef del año 2009 según Qué Pasa) realizará el taller “Cocina de Navidad” con la finalidad que en esa fecha los alumnos participantes (hombres o mujeres) sorprendan a los suyos con una cena de alto vuelo y calidad gastronómica.

La clase comenzará con la preparación de Ostras con caviar y mousseline de raíz picante y Camarón en salmorejo con camarones fritos en panco. Como plato de fondo palomo enseñará a cocinar un pollo relleno con frutos secos con puré de zapallo especiado y salsa de cramberrys y como postre, esta clase interactiva (ya que cada participante debe cocinar sus propias elaboraciones), confeccionará un Tiramisú con caviar de café.

A un valor de $30.000 por persona, el taller finaliza con la degustación de los platos elaborados por el chef en su cocina de Av. Bilbao 460, Providencia

Una oportunidad para reservar con anticipación ya que sólo aceptan 12 alumnos por sesión. Reservas el 665 1017 o en http://www.sukalde.cl/

BUENOS PALADARES

LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

ESTEBAN CABEZAS
(Wikén)
(4 diciembre) COQUINARIA (Isidora Goyenechea 3.000, primer subterráneo, Las Condes): “En estos días prenavideños viene bien un sitio donde se pueden comprar regalos gourmet y, de paso, sentarse cómodamente a comer. Coquinaria cumple ambas funciones, una mejor que la otra. Porque la variedad de productos llega a ser pasmosa, pero en materia de restauración andan un poquito pasmados. No es por ofender, pero si el mozo pone cara de póker cuando se le dice que venían tres choritos cerrados en una porción que no es grande, deprime un poco.” “Y luego del berrinche, los buenos sabores: los mentados choritos al vapor, con crema ($3.000, y faltó un aguamanil), junto a un timbal de salmón ahumado ($4.950). “El servicio fue atento, pero algo cachorro” para reaccionar.

SOLEDAD MARTÍNEZ (Wikén)
(4 diciembre) OPORTO (Isidora Goyenechea 3477, Las Condes, fono 378 6411): “De las entradas probamos biscuit tibio con uva morada al centro, rosadas láminas de pato, caviar de maracuyá y cebolla con "carica", una papaya chica ($5.900), y calamares en una salsa hecha con tortilla de papas licuada y pimiento de piquillo ($4.900). De fondo, atún a la inglesa ahumado en té, con costra de semillas, puré cremoso de choclo blanco y emulsión al oporto ($9.900); rollo de pasta fresca rellena con hongos y buena porción de foie gras, con dos salsas, flores y hierbas, cuyo fuerte sabor pedía algo más de la liviana masa ($8.900), y denso "risotto a La Mancha", con arroz arborio (cocinado en caldo de crustáceos), espinaca, rúcula, machas, jaiba, camarones y queso manchego ($9.400). Postre de chocolate con avellanas y sorbete de limón de Pica ($3.900). Café Illy ($1.200). Aparte de ejercer una supervisión general en la sala, Ricardo Grellet es el sommelier jefe y ha preparado una selecta carta, ofreciendo también accesibles vinos por copas a distintos precios.”


CARLOS REYES (La Tercera)
(4 diciembre) LAS BRISAS DE SANTO DOMINGO (Condominio Las Brisas de Santo Domingo, Santo Domingo, fono 35 -420 042): “Lo típico bien hecho se agradece y para eso levantaron a la concesionaria de la competencia -Club Rocas de Santo Domingo-, para que su mano pesara en la carta. Así las cosas, vale la pena el viaje si aparece una cantidad de Locos Apanados ($ 6.980) de blanda consistencia y una fritura impecable que resalta el sabor de un marisco que ahí, servido con una salsa tártara como manda la regla, es un lujo. Si los hay -están fuera de carta-, seguramente recomendarán erizos y es buena idea aceptar el consejo. Aparecieron perfectos en frescura y poderosa untuosidad.” “La lista prosigue y larga. Cebiches ($ 6.600), Machas Parmesanas o Al Vapor ($ 5.800), Pastel de Jaibas ($ 5.800), la trilogía de paltas -Reina, Cardenal, York-, Caldillo de Congrio ($ 6.500) y pescados a la plancha. Todo en tamaño respetable, de cuidada preparación pero con un aire de rusticidad propio de un estilo franco, que a ratos se agradece a pasos de la costa.

RODOLFO GAMBETTI (Las Últimas Noticias)
(4 noviembre) EL BOHÍO (Hotel Sheraton & Convention Center, Av. Santa María 1742, Providencia, fono 233 5000): “A pesar de esta primavera bipolar el Hotel Sheraton & Convention Center ya abrió El Bohío, su restaurante informal junto a la piscina, que tomó el nombre de las chozas de los nativos caribeños y ofrece acogedora sombra, con vista a la azul alberca frecuentada por turistas. Se puede beber un aperitivo o una cerveza, pero allí se ofrece también un buffet amplio con antipasti, ensaladas, carnes a la parrilla, pescados, mariscos y un renovado plato del día, sin olvidar su irresistible mesón de postres ($22.500). Además, a la carta, todos los refrescos, vinos y tragos que se desee. La informalidad está en la atmósfera, porque el servicio tiene la reconocida calidad de servicio del hotel y los platos se arman bajo la experticia de Josef Gander, su legendario chef austro-italiano.”

YIN Y YANG (La Segunda Internet)
(4 diciembre) SOUL OF INDIA (Av. Vitacura 4111, Vitacura, fono 228 2825): “En cuanto a la carta, las especialidades que aparecen no son muy diferentes de otros restaurantes de ese estilo, aunque hay algunas distintas. Entre las cocinadas en tandoor (un horno especial de la India) hay, por ejemplo, Murgh Tandoori (pollo con hueso marinado en condimentos y finas hierbas). Para empezar, pueden servir las clásicas samosas (empanaditas rellenas con papas, arvejas y pasas), o los Prawn Patiala (camarones fritos marinados en salsa de finas hierbas y apanados en harina de garbanzos).” “De la lista de platos principales y curries, destacan el Murgh Makhanwala (trozos de pollo marinados con crema y mantequilla y condimentados con diversos aliños); el Shahi Mutton Masala (cordero cocinado con ocho especias y salsa de tomate y cebolla); el Fish Shahi Khorma (pescado cocinado al yogur, crema, almendras, cebolla, nuez moscada y coco rallado); el Veg Jalfrezi (variedad de verduras cocinadas con hierbas y condimentos), y las sabrosas Dal Tarka (clásicas lentejas de la India cocinadas en mantequilla y curry). Todo lo anterior se puede acompañar con arroz blanco, como el Jeera Rice, típico arroz basmati aromatizado con finas hierbas, pero también está el Ginga Biryani (arroz basmati con camarones y condimentos)”

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(5 diciembre) PARRILLADAS ARGENTINAS (Malloco, ruta 78, km. 26): “En un ambiente absolutamente informal y más bien patachero, ha tenido el buen ojo de mantener una oferta de cosas ricas, con ingredientes de calidad y a precios más que razonables. Para picar, arrollado a la chilena, criadillas al pil pil, champiñones salteados o un carpaccio, entre otros.” “Luego vienen las parrilladas, las chuletas de cerdo, el bife a lo pobre o un lomo mignon, suprema de pollo, salmón o truchas. Difícil decidirse. Hay unas curiosas y exquisitas papas globo, como en Argentina, y ensaladas bien chilenas." "Todo rico, desde el pan calentito al pebre picante y a las vainas dobles. Con una acotada carta de vinos, no falta el bajativo por cuenta de la casa. Los niños tienen juegos y jardín para jugar tranquilos y no molestar a los grandes.”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(6 diciembre) GALINDO (Dardignac 098 esquina Constitución, Bellavista, fono 777 0116): “El Galindo en Bellavista es un lugar clásico, estilo cantina y siempre lleno. Fui con una amiga que hace unos años solía ir mucho, y la verdad me reencanté con el lugar. Aprovechando el buen tiempo, almorzamos afuera, muy bien atendidas." "Partimos con pisco sour dulce, como a ella le gusta, y yo me tomé una cerveza Mestra. Picoteamos unos grandes camarones al pil pil, y nos llamó la atención que la carta decía camarones al ajillo y al pil pil. Al preguntar la diferencia, el mozo nos dijo que al ajillo era con ajo y al pil pil solo con ají. Pero incluso cortando un trozo de cacho de cabra no picaba nada. ¡Puchas que ando picante últimamente! Después mi amiga pidió una plateada blandita y jugosa, de buen tamaño, con porotos verdes, palta y tomate; yo, pastel de choclo y una ensalada chilena. Mi pastel, enorme, venía en paila de greda y doradito encima.” “En suma, Galindo es un lugar sin pretensiones pero de sabores chilenos bien logrados, tanto que lo aprecian incluso los extranjeros que siempre pululan por el barrio Bellavista. Además uno se siente cómodo, gran cosa.”