miércoles, 23 de mayo de 2012

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXIV, 24 al 30 de mayo, 2012

LA NOTA DE LA SEMANA: Los 60 años del Dominó
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: OX, viejos conocidos pero con ideas nuevas
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: Un paréntesis con Mathy
MIS APUNTES GASTRONÓMICOS: La nueva carta del NoSo
PURO VINO ES TU CIELO…: Tralca, lo nuevo de Bisquertt
NOVEDADES: El primer “wintermarkt” en Chile
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana




LA NOTA DE LA SEMANA

LOS 60 AÑOS DEL DOMINÓ

¡Suave el tomate! ¡Mayo arriba! ¡Cargado a la américa! son algunas de las frases típicas del lenguaje utilizado por los maestros de Dominó, y que se repiten diariamente en los locales de Antofagasta, La Serena, Viña del Mar, Concepción, Puerto Montt y Santiago.

60 años que celebran en grande ya que el prestigio de la cadena está muy bien ganado. Todos los locales le pertenecen y no han caído en la práctica de franquiciar la cadena. Ello les permite manejar una línea de productos similares en todo el país y mantener un profesionalismo en toda su gestión.

El Dominó partió por la idea de Pedro Pubill (padre) de ofrecer una fuente de soda al estilo americano, con mucho acero. Eran los años ’50 y el centro antiguo era el eje del comercio de un Chile en que no existían los centros comerciales.

La visión de su dueño hizo pensar en el local como una buena opción para hacer negocios, que fue funcionando y gustando al público, por la calidad y por el esquema novedoso de la comida rápida. Con el tiempo, la oferta se fue definiendo en los famosos completos, distintos tipos de sándwiches, jugos y leches naturales y vitaminas; y la gente enganchó con esta opción. En ese minuto los sándwiches al paso eran un nicho, una opción que se fue dando con el tiempo al ver que los clientes lo buscaban. Clientes que provenían de las radios que se concentraban en el edificio de Agustinas 1016, donde aun se ubica el primer local del Dominó, del movimiento de los hoteles Carrera y Crillón y los cines City y York, que atraían mucho público.

Hoy han crecido en variedad y en calidad. En un principio casi el cien por ciento de sus ventas eran las clásicas vienesas ya sea con “mayo” o “verde”. En la actualidad la línea de sándwiches es mayor y sus locales son grandes y luminosos. Sin embargo, el viejo Dominó de la calle Agustinas sigue cautivando a su fiel público.

Desde esta columna, ¡un dominó cargado de éxito! Para esta gran empresa de los hermanos Pubill.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR

OX
Viejos conocidos pero con ideas nuevas

Tres rubias de edad indeterminada almuerzan tranquilamente un mediodía de viernes en la terraza. Son cota 1.000 o 1.500. Regias, estupendas y a sabiendas que el trabajo del cirujano plástico ha sido riguroso, las miro con curiosidad y un poquito de lujuria. Ya en el interior del local, la concurrencia no cambia mucho. Estoy en el Ox, una de las máximas expresiones del buen vivir capitalino. Feo seria decir que este lugar es “el palacio de la carne” ya que eso le bajaría el nivel de excelencia a este producto. El Ox es top, bueno y caro. Y no hay vuelta que darle.

Ubicado en Nueva Costanera, su estacionamiento parece más exhibición de autos nuevos que un lugar donde dejar los vehículos. Las rubias andaban en un 4 x 4 Audi de última generación. Otros, con modelitos parecidos o superiores. Y no es pecado decirlo. Cuando un lomo vetado de wagyu vale $30.000 y el acompañamiento no baja de los $ 5.000, estamos hablando de exclusividad. Y eso se paga.

Bueno, tampoco toda la carta es tan cara como el ejemplo, aunque aun así el lugar no es precisamente una baratura. Pero no nos quejemos ya que hay público para todo. Y si bien el producto no es económico, su cocina es mejor de lo que se puede creer.

Calidad es la premisa. Acá no corren materias primas de segunda ni proveedores que tratan de meterle el dedo en la boca al chef Daniel Galaz -el responsable de la cocina-, ya que es categórico y exigente. Sus clientes deben salir con una sonrisa en la cara y por ello se mantiene allí desde sus comienzos. Y parte de la nueva carta fue la que probamos el viernes recién pasado con una larga muestra de lo mejor de sus creaciones.

Mucha carne pero también productos finos de nuestro océano. Daniel Avayú, su propietario me cuenta: “a pesar que somos un steak house, no podemos dejar de lado los productos del mar”, por ello nuestro primer encuentro con esta cocina fue un formidable cebiche de salmón, camarones y un blando pulpo, con rocoto y leche de tigre (11.900). Luego, y siguiendo esta marea oceánica, unos difíciles de definir “dim sum” de centolla, queso crema y ciboulette (9.900), un plato que, a pesar de ser vistoso, dejó muchas dudas entre los comensales de ese día. Leyda Garuma sauvignon blanc (13.900), un gran acompañante.

Éxito total para el siguiente platillo: pequeños trozos de papada de cerdo -que por primera vez ingresa a la carta del Ox- con salsa de guayaba (7.900). Un entrante gustoso, delicado y aunque su nombre no sea de lo más fino, el resultado fue espectacular.

1865 carménère de San Pedro (17.900) para los fondos. El primero de ellos y del mar, Pulpo saltado con papas, tomates cherry, perejil y pimiento dulce (12.900); después, unos deliciosos sorrentinos (centolla, camote y hongos) verdaderamente superlativos y lo mejor del almuerzo (11.900), para finalizar con una punta de paleta de wagyu (21.900) acompañado con un puré de papas y queso de cabra (5.900). Para este plato, Koyle Gran Reserva (22.900). Un grato y ameno fin de degustación.

De postre, galletón con chips de chocolate y un shot de chocolate caliente al Grand Marnier (5.900), una demostración sólida del poderío de esta nueva carta que ya está disponible para los asiduos del lugar.

Cuando las rubias deciden marcharse en su 4 x 4, yo también emprendo mi retirada. Un poco más modesto eso si ya que esperé en la puerta que pasara un taxi. Creo que el Ox es uno de los restaurantes más caros que existen en nuestro país. Aun así, todos los días tiene un generoso público que le da vida al lugar. Es rico y sabroso. Caro y con buen servicio. Como lo dije en un comienzo, es un restaurante de cota 1.000 (al menos) y destinado al mercado del lujo. Y esas opciones no se deben desmerecer ya que existe un grupo etáreo dispuesto a ello. También es bueno decirlo ya que en Santiago no se pueden ocultar las realidades: el Ox es para grandes bolsillos y para carteras Louis Vuitton verdaderas. (Juantonio Eymin)

Ox: Av. Nueva Costanera 3960, Vitacura, fono 799 0260

LOS CONDUMIOS DE DON EXE

UN PARÉNTESIS CON MATHY
Problemas en el desierto


San” LAN me alegró la vida (Eso es un decir ya que parece que la arruinó). Hace unos días llegó un mail ofreciéndome el cambio de los pocos kilómetros que tenía acumulados para viajar a Iquique y pagando sólo los impuestos. No lo pensé dos veces ya que el feriado del 21 de mayo me tenía un poco aburrido. Llamé a Mathy y quedó feliz (eso creo) ya que me propuso su departamento para que no gastara en hoteles.

- Duermes acá, pero me invitas a cenar.
- Trato hecho.

Como no soy muy ducho en esto de la computación, le pedí ayuda a un pendex que vive en mi piso para que hiciera el canje de pasajes. Al rato me dice “Listo tío. Se va el viernes y regresa el lunes”

Y así fue. Mathy se había encargado de ubicar un auto para que me fuera a buscar. Atardecía cuando llegué a la tierra de los campeones y la tarde-noche estaba templada. Llegué a su costero departamento y me estaba esperando de punta en blanco. -“Te he extrañado viejo de mierda”, fue lo primero que dijo.

- Por algo estoy acá, respondí.
- ¿Quieres beber algo?
- Quiero comer, Mathy. Tengo hambre ya que no almorcé.
- ¿Dónde quieres dormir? ¿En mi habitación o en la de los invitados?
- ¿Qué tal si lo dejamos al azar?
- ¿Trajiste pijama?
- ¡Se me olvido! ¿Que tal si mañana compramos uno en la Zofri?, reí. ¿Dónde iremos?
- Al Tercer Ojito.

Ahí comenzó todo. Bajamos del taxi y la primera persona que me encuentro es a Cristina Burchard, la dueña del boliche. ¡Exe!, grita y se tira en mis brazos. ¡Cuánto tiempo sin verte!, dice, besándome la mejilla repetidas veces. - ¿Con quien andas?

- Te presento a Mathy, mi pareja; Mathy, te presento a Cristina, la propietaria del Tercer Ojito.
- No sabía que eran íntimos, comentó airada.
- ¿Tienes una mesa, Cristina?
- Hay una en el patio, Exe. Es toda tuya. El champagne corre por mi cuenta.

A la segunda copa, a Mathy ya se le había olvidado el impasse de la Cristina. A la luz de la luna y de las velas bebimos y cenamos un buen cebiche y luego unos maravillosos ravioles rellenos con alcachofas. La noche estaba ideal para estar en el patio –jardín de esta casona.

-¿Quieres postre Mathy?
- Obvio, Exe
- ¿Que te tinca?
- Un suspiro
- ¿Un suspiro de limeña?
- No menso… uno mío cuando lleguemos a casa.

Si bien las tareas no quedaron al día, algo se avanzó. Al día siguiente fuimos por lo tradicional. La famosa Zofri. Dos vueltas para convencerse que en Santiago todo está mas barato que allá. Un célebre cronista gastronómico me había contado que no debía perderme el picante de lapas que preparan en El Wagon, otro de los tradicionales boliches de Iquique, y para allá partimos con Mathy. Ella andaba más feliz que una perdiz. Irradiaba lujuria en su cincuentón cuerpo. El famoso picante de lapas estaba para chuparse los dedos. Ella pidió erizos y luego atún. Ambos quedamos casi con el ombligo afuera lo que nos obligó a una siesta de rigor.

Son patriotas los iquiqueños y se nota en las marchas de los colegios, los bomberos, los navales y todas las instituciones para celebrar el 21 de mayo. Quisimos entrar a la réplica de la Esmeralda, pero la fila era eterna… pero aun quedaba mucho por conocer.

- Mañana nos vamos de viaje, Exe. Iremos al desierto con mi hija y su marido.

La hija era simpaticona, pero el marido una plasta. Cuando pasamos por Alto Hospicio ya me estaba arrepintiendo del viaje. Humberstone fue la primera parada. El marido de la chica hacía de guía y contaba aburridas historias de calaminas y calamorros, de gringos y de la explotación del salitre; de la vida de los pobres hombres que miraban como los gringos se bañaban en la piscina del lugar. Luego seguimos viaje. En Pozo Almonte pedí un arito para “hacer pipi” pero la idea era comprar cerveza ya que el calor arreciaba. Ni un alma en La Tirana aunque igual el pelmazo paró su auto para entrar a la iglesia a rezar por la familia. De ahí seguimos viaje. Yo, lo único que quería era regresar a la civilización. De pronto, unos monos gigantescos me dan la bienvenida a Pica. Ahí me acorde de todo: de Johanna y su baile del caño, del cura, del alcalde y del teniente de carabineros. (Si quiere saber lo que me pasó en Pica, busque http://lobbychile.blogspot.com/2011/11/los-condumios-de-don-exe_09.html)

Pica es pintoresco. A alguien se le ocurrió hacer monumentos a dinosaurios y luego a todo. Es un tremendo oasis con frutos tropicales y agua a destajo. ¡Mira esos mangos, Exe!, me decía Mathy mientras yo, de lo único que me acordaba era de los melones de Johanna.

- ¿Qué tal si almorzamos aquí?, preguntó el yerno.

Entregado a la voluntad del esposo –guía – chofer, acepté el desafío. “¡Es lo mejor que hay en Pica!”, dice entusiasmado. Yo, mientras tanto, rezo.

La ley de Murphy: entré al boliche y me encuentro de sopetón con Johanna. Ella me mira, tartamudea un segundo y luego explota: “¡EXE!, ¡volviste!

Realmente no sabía donde meterme. La saludé y traté de explicar lo inexplicable a Mathy. La chica, dueña del lupanar más importante de Pica, en el culo del mundo, me había reconocido y me había plantado un chupetón en plena boca.

Nadie habló al regreso. Yo tampoco. Con amabilidad Mathy hizo mi maleta y la puso en la puerta de su departamento. ¡Que te vaya lindo, querido!, fue lo único que dijo. Terminé durmiendo esa noche en un hotel de mala muerte esperando mi vuelo a Santiago.

Solo caminé por Iquique el día de mi regreso. Estaba casi todo cerrado pero me encontré con una florería abierta. Tenían rosas ecuatorianas. Le pregunte a la chica si las enviaban a domicilio y me contestó positivamente. Compré tres rojas y tres blancas y pedí que se las mandaran a Mathy en mi nombre. Algo nostálgico salgo de la florería y camino con mi maleta (menos mal que tiene rueditas) para coger un taxi que me lleve al aeropuerto. Como la vida esta llena de sorpresas, de repente siento una sirena y un grito: -“¡Exe, tanto tiempo! ¿Dónde vas?

El teniente de carabineros que estaba en Pica el año pasado, ahora, y de capitán, estaba en la comisaría de Iquique. Brevemente le conté mis aventuras y desventuras en su región mientras me ofrecía la patrulla para dejarme en el aeropuerto. Le agradecí el gesto y le ordena a su chofer: “hoy vamos a cazar delincuentes al aeropuerto”.

Cuando llegué a Santiago y a mi departamento, entro al correo electrónico y me encuentro con un mensaje de Mathy. Ansioso lo abro y me encuentro con siete palabras: ¡Métete las rosas por donde te quepan!

¿Quién entiende a las mujeres?

Exequiel Quintanilla

El Tercer Ojito: Patricio Lynch 1420, Iquique, fono 57- 426 517
El Wagon: Thompson 85, Iquique, fono 57 – 341 428

MIS APUNTES GASTRONÓMICOS

LA NUEVA CARTA DE NOSO
¿Supera el alumno al profesor?

Cuesta escribir un artículo que tiene muchas aristas. El NoSo, el restaurante principal del hotel W contrató desde que comenzó sus operaciones en Chile al francés Jean Paul Bondoux, chef propietario de Le Bourgogne en Punta del Este, Buenos Aires y Mendoza. De él depende el funcionamiento del lugar y para ello coloca en el puesto de chef en Santiago a alguno de sus ayudantes o colaboradores. En los inicios, esta misión la tomó el chef galo Sébastien Fontes, quien al tiempo renunció a su cargo para radicarse en México. Bondoux, entonces, puso en la cocina del W a otra de sus manos derechas: Sergio González, un argentino que llegó a hacer la práctica con Bondoux en el hotel Alvear y trabajo cinco años codo a codo con el chef francés.

Sinceramente, Sergio González le dio al NoSo la solidez necesaria para destacar dentro del circuito gastronómico de la capital. A ciencia cierta, ni me acordaba de Jean Paul Bondoux cuando me anunciaron una nueva visita. Una que congregó a varios cronistas gastronómicos y gente de prensa ya que sus presentaciones son imperdibles.

Ocho platillos más postre para demostrar su poderío. Un par de errores pero tremendos aciertos. Su cocina se basa en la técnica francesa moderna y juega con ella con distinción. Centolla patagónica con una sopa fría de mango y salsa remoulade para aplaudir de pie. Luego, una perfecta sopa de pescado con salsa Rouille, crutones y unas gotitas de pastis. Realmente genial.

A continuación presentó tres platos de mar y tres de tierra. Pifias para el mero y halagos para el turbot; de la tierra, buen filete a la pimienta, ricos ñoquis y superlativo confit de pato. ¿Por qué escribo tan poco de ellos? Sinceramente por un problema de emociones. Son buenos platos, pero no me llegaron al alma.

Bondoux sabe jugar con el producto pero ya me estaba acostumbrando a la forma de trabajar del alumno que con tan sólo 30 años tiene un tremendo porvenir. González es un chef prolijo, serio y eficiente. Es el actor segundario de la película, pero su rol lo desempeña tan bien que parece el actor principal. Y por ahí va mi apuesta con el NoSo y sé positivamente que a Sergio González no le faltan agallas para triunfar. (Juantonio Eymin)

NoSo: Hotel W Santiago, Av. Isidora Goyenechea 3000, Las Condes, fono 770 0082

PURO VINO ES TU CIELO...

TRALCA
Lo nuevo de Bisquertt

Las Majadas, la casa de huéspedes de la viña Bisquertt y ahora un hotel temático, fue el escenario propicio para el lanzamiento a la prensa del su nuevo icono Tralca, el primer ejercicio de alto vuelo realizado por la bodega luego del pasado terremoto de febrero del 2010.

Bien es sabido (por casi todos) que Bisquertt vendió su bodega de elaboración y parte de sus terrenos planos a COFCO, la empresa china líder del mercado del vino ya que deseaban invertir en el país. Pero conservaron varios terroirs para seguir elaborando sus vinos. Tralca proviene de El Rulo, uno de sus terrenos y cosechado el año 2007, fue guardado durante dos años en barricas de roble francés para luego elaborar sólo 6 mil botellas que serán vendidas a $45.000 cada una.

Más que contarles del vino, les transmito la experiencia: Las Majadas es una tremenda casona reconstituida por Osvaldo Bisquertt (padre). Un enorme pórtico de fierro forjado me da la bienvenida junto a una pareja de preciosos pastores ingleses que juguetean a los costados de los autos. El parque que rodea la casona, increíble. Pasto verde y palmeras chilenas en sus tres hectáreas. Impacta, por decir lo menos. La tranquilidad del lugar sólo es quebrada por los perros que se ven felices a nuestro lado. De ahí a conocer la casona-hotel. Pura historia viva.

Salones, sala de juegos, dormitorios y comedor restaurados a full. Detalle a detalle. Las pinturas de los techos y muros reconstituidos con toda prolijidad. A ambos costados de la casona y siguiendo la estructura original, el hotel. Veinte habitaciones de lujo que no envidian a las mejores de Santiago. Como el metraje poco importa en el campo, grandes cuartos y baños. Todas con nombres de árboles de la zona, cautivan con sólo mirarlas.

Se respira una tranquilidad única. Solo se siente, a veces, el filtro de la gran piscina que necesariamente se requiere en los días estivales. Para los que no pueden dejar lo urbano, salones independientes con acceso a televisión. Para los hedonistas, baños a todo dar.

Aperitivo en la piscina. Como la noche estaba fría, grandes braseros con leños ardientes reciben a los invitados. Sabrosos bocadillos acompañados con las líneas Ecos de Rulo y La Joya. Luego, la cena propiamente tal en el comedor de la casona. Franck Dieudonné, el chef del Ópera, el encargado de los platos que se maridaron con el ícono Tralca. Johanna Pereira, la enóloga, explicó las características del vino y luego Felipe de Solminhac, asesor de la viña, dos cortas pero lúcidas palabras para ensalzar el vino y a la familia Bisquertt. Luego, la cena preparada por Dieudonné: simple pero tremendamente sabrosa. Terrina de liebre y luego un arrollado de plateada relleno con hongos, salsa de vino Tralca y muselina de papas nativas. Quesos y chocolates de postre. Lo justo y necesario. Ni mucho (que incomoda), ni poco (que no se agradece).

De la seriedad inicial al relajo del fin de fiesta: música electrónica y ambientes recreados para bailar acompañados de una barra de licores de alta gama (incluido nuestro gran Waqar) que acompañó a los asistentes hasta pasada la medianoche. Mal que mal, todos aprovecharíamos las habitaciones del hotel para un perfecto descanso.

A la mañana siguiente, desayuno en uno de los extensos pasillos de la casona. Pan amasado, jugos naturales, los infaltables huevos revueltos y el queso de campo. De ahí el regreso a Santiago. Tedioso a decir verdad. Santa Cruz merece hace rato una doble pista que la una con San Fernando. ¡Ni se imaginan como florecería esa ciudad!

Linda fiesta de bienvenida a Tralca, el ícono de Bisquertt. Su composición: 65% de cabernet sauvignon, 31% de carménère y un 4% de syrah, le da el vigor necesario para degustar platos de bastante potencia, tanto como para saborearlo una lluviosa tarde de invierno con un guiso de garbanzos. Sin ser un verdadero experto en esto del vino, y como en gustos no hay nada escrito, creo que este vino está para las grandes ligas. (Juantonio Eymin)

NOVEDADES

EL PRIMER “WINTERMARKT” DE CHILE
Del 8 al 10 de junio, se hará realidad una mágica tradición alemana

Hace aproximadamente 800 años, en plena edad media, aparecieron las primeras ferias pre navideñas en Alemania, principalmente para el abastecimiento de los habitantes con productos necesarios para los largos meses de invierno. Desde la primera mitad del siglo 20, estos mercados se convirtieron en los tradicionales “Weihnachtsmärkte" (Ferias Navideñas) donde hasta hoy predomina la oferta de regalos artesanales y decoraciones para la Noche Buena. Grandes pinos adornados con miles de luces y hermosas figuras iluminan las oscuras tardes, hoy no solamente en las ciudades alemanas, austríacas y suizas sino también en muchos otros países de Europa y Norteamérica.

Del 8 al 10 de Junio, CAMCHAL, la Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria, y el Club Manquehue harán realidad esta mágica tradición alemana, con el primer “Wintermarkt” de Chile, un gran evento – que contará con más de 4000 visitantes - a la usanza de las Ferias Navideñas del hemisferio norte. Giramos el calendario dado que el ambiente propicio está en los meses de invierno (“Winter“) chileno.

Los más variados puestos de venta y productos culinarios típicos invitarán a vivir en el Club Manquehue un ambiente lleno de magia, luces y aromas. Más de 50 expositores presentarán sus productos, desde vajillas de porcelana y cristalería, equipos y vestuario para actividades al aire libre, alimentos funcionales, chimeneas de calefacción ecológica y chocolates gourmet y delicatessen hasta electrodomésticos alemanes y cocina outdoor.

El aroma de notas dulces y especiadas inundarán el ambiente invernal y un programa cultural encantará a grandes y chicos. (K.B)

Club Manquehue, Santiago (Vitacura 5841)



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BUENOS PALADARES

LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

SOLEDAD MARTÍNEZ (Wikén)
(18 mayo) EL TXOCO ALAVÉS (Mosqueto 485, Santiago Centro, fono 638 2494): “… cada vez que he debido elegir algo de su carta (la última fue hace dos años) me dejo tentar por casi las mismas recetas... y no me quejo. En esta ocasión repetí las croquetas de jamón, cinco bien doradas y sabrosas, aunque quizás con exceso de salsa blanca ($6.500), y probé también una perfecta tortilla de papas con trocitos de choricillo, liviana y "babeuse", aunque no en el formato doblado de la omelette francesa sino redonda, a la española ($6.000). A continuación, no pude saltarme el rito de saborear las kokotxas de merluza, numerosas, a punto y sumidas en abundante salsa verde, preparada con aceite, ajo, perejil y el cuidadoso "pilpileo" que aprovecha la gelatina natural del pescado para espesarse. Maravillosas ($8.500). Para completar los platos salados, pedimos un cochinillo asado, porque también las carnes, incluyendo el cordero y el cabrito, así como el rabo de toro, son su fuerte. La porción era de tamaño notable, con el interior muy tierno y la cubierta crujiente, acompañada de papas chauchas ($9.500).”

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(18 mayo) SHAHRAZAD (El Bosque Norte 083, Las Condes, fono 233 5871): “Para ser francos, y esa es la idea, en una primera visita la atención y la cocina fueron tan lentas que daba rabia. Por eso una degustación de mezze ($10.550), con hummus, taboule, kubbe y otras pastas y ensaladas, fue recibida ya con algo de amargura. Más espera y fue un tahine de pollo con verduras y pasas ($8.350) el que alimentó la esperanza, mientras unos pinchos de cordero -que estaban bien- compensaban la balanza, aunque eran algo caros al rondar los $10.000.” “…la apuesta del restaurante es más amplia que sólo lo árabe. Luego de otro plato -un mix de carnes grilladas, también algo caro para el tamaño de las porciones ($9.250)- y de ver las plantas secas en la terraza, vaya la siguiente recomendación: al igual que la Sherazade del libro, que salvaba el cuello cada noche, les falta poner más ánimos para ser mejores. Por suerte, tienen lo básico: una cocina más que interesante.”

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(19 mayo) LE FLAUBERT (Orrego Luco 125, Providencia, fono 231 9424): “Un rico ceviche de corvina, paté de la casa y un surtido de quesos nacionales, poco motivante. Las tostadas que venían con el paté y el queso no ayudaban mucho.” “Pedir el segundo fue todo un reto. Finalmente llegó. Un ragout de cordero exquisito y bien preparado. Así como el congrio Biarritz y una crema de puerros. Buen vino en copas y variedad de cervezas.” “Una grata experiencia culinaria se ve empañada por las dificultades para conseguir que el garzón sirva otra copa o se acuerde de tomar el pedido. De hecho, la cocina demoraba menos en sacar los platos que lo que se tardaba anotar lo solicitado. ¡Ah! Lo que sí, todo muy amable, hasta la tardanza... que no se diga. Pero una falta que un lugar como éste no puede permitirse.”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(20 mayo) INFRAGANTI (Vitacura 3875, fono 228 0023): “Ya no está el concepto de menú a la hora de almuerzo, sino el de plato del día, que puede ser acompañado de una sopa. De la carta, bastante variada pero en la línea trattoria, compartimos como entrada un carpaccio de filete con rúcula, virutas de queso parmesano y trocitos de foie gras, de sabores potentes y originales. Y de fondo, probamos una de las pastas rellenas: panzerotti con compota de peras, queso gorgonzola y crema. Buena combinación con un pequeño detalle de fácil arreglo: le faltaba un pelo de cocción a la pasta, por lo que los bordes se sentían demasiado. También compartimos una pizza Gomorra, de masa delgadísima y con tomate, mozzarella, champiñones, salame picante y cebolla morada, que estaba muy rica.”