viernes, 27 de febrero de 2009

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXI, 26 de febrero al 4 de marzo, 2009

LA NOTA DE LA SEMANA: Las fiestas del vino
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: El templo del Inka
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: El valle del Elqui
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana

LA NOTA DE LA SEMANA


LAS FIESTAS DEL VINO

Comienza marzo y las fiestas de la vendimia serán pan de cada día. Pronto se realizará la del valle de Colchagua, que esta vez por decisiones políticas no se realizará en Santa Cruz y su sede será la ciudad de San Fernando. Le siguen las de Curicó y otras que ya comienzan a preparar sus copas y cepas.

Esta tradición, lógicamente importada, ya que la trajo al país Miguel Torres por allá en los años setenta, ya fue adoptada por los chilenos como propia y la han convertido en los eventos sociales más importantes de los pueblos y ciudades anfitrionas de esta campestre actividad.

En tiempos que la industria vitivinícola nacional vive momentos de ajuste, es importante apoyar los esfuerzos que realizan las viñas para revitalizar la actividad. Se realizarán varias vendimias entre marzo y abril y aparte de entretenidas son un estímulo para el crecimiento de uno de los iconos nacionales. El vino es hoy en la actualidad uno de los mejores embajadores nacionales y eso es bueno para nuestra cultura y nuestro país.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR





EL TEMPLO DEL INKA

Raúl Landeo es peruano y cocinero. Llegó a Chile en una de las primeras avanzadas que inmigró a estas tierras a buscar un futuro que en su país les era esquivo. Trabajo duro en varios restaurantes de la especialidad y cuando tuvo la posibilidad de independizarse, no lo pensó dos veces.

Así nació el Alto Perú. En sociedad con su coterráneo Edilberto Pérez dieron forma a este gran restaurante que brilla con su comida peruana en la calle Seminario. Pero ambos socios quisieron seguir buscando nichos importantes dentro de Santiago y en forma independiente, sin dejar de ser sociedad, se embarcaron en diferentes emprendimientos.

De allí nació el Olán, la gran picada peruana del barrio alto. A cargo de su ex mujer, este pequeño restaurante colmaba sus mesas todos los días y debió ampliarse en otro local a pasos del original. Luego, y haciendo sociedad con Issan Chense, decidió abrir un restaurante de lujo en la calle Antonio Bellet, muy cerca del renombrado Astrid y Gastón.

No sé, pero creo que trataron de hacerle competencia a Gastón Acurio. Lógicamente tenían todas las de perder y así fue. Reflexionaron y se percataron que lo de ellos no era el mantel largo ni los precios exorbitantes. Debían ser más sencillos y prácticos. Por ello cambiaron toda la estrategia comercial y en la actualidad El Templo del Inka es un enclave que vale la pena conocer.

La evolución de comida peruana –étnica – fusión a la comida peruana que todos conocemos es altamente positiva. Ahora es posible comer la rica gastronomía norteña en todo su esplendor. Puede ser la básica, como el cebiche o el ají de gallina, o más elaborada como un atún en salsas de miel y pomelo. Pero todo elaborado con la influencia peruana de Landeo.

El templo del Inka continúa ofreciendo una gran carta de platos pero esta vez con precios acordes al mercado. Y como el boca a boca es muy ágil en la capital, muchos ya han regresado a disfrutar de las elaboraciones de este gran cocinero (y ahora empresario), que dejó su natal Perú para demostrarle a los suyos que donde hay posibilidades para triunfar es cosa de ponerle esfuerzo y dedicación.

Si anda con planes de saborear los platos típicos de esta cocina que tanto gusta, dese una vuelta por este restaurante. Saldrá gratamente sorprendido. (Juantonio Eymin)

El Templo del Inka. Antonio Bellet 280, Providencia, fono 235 5119

LOS CONDUMIOS DE DON EXE





EL VALLE DEL ELQUI
¿Qué hace un tipo como yo en un lugar como éste?

Motivado por la curiosidad de la edad, decidí conocer Pisco Elqui, un pueblito enclavado en el valle del mismo nombre en la Cuarta Región. Me habían hablado de su magnetismo y había idealizado un pueblo con pseudo monjes, runas, hippies, meditación, días calurosos, noches estrelladas y cuarzo por doquier.

Hacía tiempo que no hacía un periplo de esta naturaleza. El viejo y andropáusico Exe visitando el gran valle de la espiritualidad nacional. Partí desde La Serena en una van donde a varios veteranos se nos había prometido un día de grandes experiencias en este lugar mágico. Sin duda podía ser entretenido, y a días de regreso a la capital, pensé que sería una buena idea volver a esas tierras que conocí en mi juventud.

Lógicamente no estaba todo igual. El paisaje ha cambiado. De la sequedad de mis años mozos a un verde intenso y una represa que de verla da vértigo. Mi compañera de viaje en la van era una flacuchenta casi de un metro ochenta que parecía gringa pero era más chilena que las pantrucas. Soy diseñadora, me contó. ¿Y usted?

No sé. Pero como que me empelota y me emputece que una lola me trate de usted. Igual cosa que cuando me dicen “tío”. Le conté que era un cronista de la vida y que escribía artículos para algunas revistas de mis avatares por tinelos y ambigúes del país. Poco captó mi lenguaje y entendí que nuestra brecha generacional estaba a años luz de mis maquiavélicas y secretas intenciones. La larguirucha parece que entendió mi desazón y comenzó a tutearme, así como me gusta. Linda ella. En el embalse Puclaro alguien nos sacó una foto con su cámara. –Te la voy a mandar, me dijo. Yo pensaba que este angelito del cielo me lo había enviado el Señor para regocijarme con ella y con el Valle del Elqui.

Dormité un tanto mientras íbamos camino a Pisco Elqui. Ese pueblito se llamaba antes La Unión y fue la cuna de Gabriela Mistral. Visionariamente, Gabriel González Videla, en aquel que entonces diputado y luego presidente de la República, consiguió en1936 que el parlamento en pleno aprobara la moción de cambiarle el nombre al pueblo por el de "Pisco Elqui" y así poder hacer uso del concepto de la denominación de origen que favorecía al rubro del Pisco, a estas alturas ya absolutamente consolidado. Un resquicio legal afortunado, por decir lo menos.

Mi linda diseñadora, de piernas larguísimas y de alta prestancia me despertó llegando al pueblito. Sus casas, todas de un piso y como máximo de dos, le dan un aire campestre al lugar. Sus calles, llenas de lolas y lolos (en todas sus variantes: pelolais, emos, punks, pokemones) y una variada fauna urbana nos recibió. No sé la razón, pero mi sombrero de paja les causaba risa. Varios vagaban con los ojos enrojecidos. Le pregunté a la flaca si era por el smog. Ella rió y angelicalmente me respondió que posiblemente era por la cantidad de cloro que le meten a las piscinas. “Deben andar con poca plata”, le respondí, ya que los veo haciendo sus propios cigarrillos. “Sin duda” me contestó, con una sonrisa entre labios que me llamó la atención.

El pueblito estaba lleno de turistas. Parecía el Parque Arauco en diciembre. Aparte de no existir ningún espacio para estacionar, los campings lucían repletos de gente con carpas, niños, nanas, quitasoles, toallas colgando y un cuantohay. Los pocos restaurantes del pueblo, llenos de gringos y nacionales y bebiendo cerveza y alimentándose con el “menú del día”. La canícula, como de costumbre, pegando fuerte y yo, con una sed tremenda me preguntaba en qué momento la agencia contratada para hacer el tour nos daba el tiempo libre necesario para comer y beber algo.

Comenzó ahí un peregrinaje por los alrededores del lugar para buscar algo de sombra y empezar nuestro ágape. La flaca, cámara digital en mano, no se cansaba de tomar fotos de los atractivos del lugar. A decir verdad, el pueblito es tan chico que bastan diez minutos para regresar al punto inicial del recorrido. También ella se comenzó a aburrir y se atrevió a preguntarme si me gustaría beber una cerveza. Mi gaznate bramaba por algo líquido a esas alturas de la tarde. Mientras el chofer de la van pugnaba por conseguir pases para el tour que realiza Pisco Mistral en sus instalaciones ubicadas en plena plaza de Pisco Elqui (a un escandaloso precio de $5.000 por persona), la flaquita y yo cruzamos la calle y nos bebimos una cerveza -única, grande y nuestra- (es lo que hay, nos contó el mozo), directo de la botella y en cosa de segundos.

Guargüero satisfecho, llegó el hambre. Y como dice el refrán “donde fueres haz lo que vieres”, me vi en la obligación de comer un hotdog. Esos parecidos a los de las estaciones de servicio. Pan frío, una lacia vienesa y chucrut de tarro, mayonesa de bolsa, ketchup de envase plástico y una poca fiable mostaza. Lo acompañamos con una segunda chela, ya que ese día y a esa hora mis refinamientos culinarios se fueron al carajo. Escondimos las cervezas en unas bolsas de papel kraft y partimos a comer nuestro banquete a la plaza del pueblo, el único lugar con sombra que logramos encontrar. Así me vi, sentado en el pasto de la plaza, dándole una mordida al hot dog y bebiendo un sorbo de cerveza y así sucesivamente hasta terminar con el suplicio. Lía (así se llama mi flacuchenta amiga), busca algo en su cartera y preguntándome si quería fumar comienza a hacerse un cigarro con un tabaco medio extraño.

- ¿Tabaco de pipa?
- No Exe. Es una mezcla paraguaya. ¿Quieres uno?

Lamenté no haber llevado mis adorados Partagás que acostumbro fumar después de las apetitosas cenas y me conformé con un humilde Viceroy que guardaba en mi saco. Lía tosió cuando el humo de su apestoso cigarro llegó a sus pulmones. Lo aspiraba como si fuera el último de su vida. Yo, lentamente fui fumando mi puchito mientras recogía la basura que habíamos dejado y buscaba un basurero para no dejar sucio el lugar. Frente a mi vista y a un costado de la tenencia de carabineros encontré un depósito de basura. Partí para allá y estaba cerrado con llave. Cierto. Primera vez en mi vida que veo un basurero con una gran cadena que imposibilita botar la basura. ¿Eso es lo que llaman turismo verde?

Tras dejar encima del basurero la bolsa con los desperdicios, regrese donde Lía. La noté algo extraña y con una sonrisa que emanaba paz.

- ¿Eres casado, Exe?
- A decir verdad soy viudo, le comenté, pero estoy casi comprometido nuevamente.
- Y la suertuda ¿cómo se llama?
- Mathilda. Ella también es viuda.
- ¡Que lástima!
- ¿Por?
- Me caíste muy bien, me dijo mientras posaba una mano sobre la mía y me daba un beso en la mejilla.
- Pucha que lata -le comenté refrenando mis impulsos-, llegué veinticinco años tarde a esta cita con el destino.
- Cierto Exe. ¡Pero aun tiras tus petardos!, gritó mientras se paraba para acercarse al grupo que salía en esos momentos del tour por la pisquera, cada uno de los veteranos con una bolsita y un folleto en las manos.

Me quedé dos minutos sentado en el pasto reflexionando y saboreando la conversación. Me di cuenta entonces que ella estaba tan volada como los tipos de ojos rojos que divisé al llegar al pueblo y no pude dejar de sonreír. Me sentí rejuvenecido y renovado. Quizá es por ello que me gusta juntarme con gente joven. A uno lo motivan, lo mantienen ágil y con la mente despierta. Mal que mal, los años se llevan en el espíritu.

Así es el mítico Valle del Elqui. Regresé con una runa colgando en mi pecho. Lía llevaba otra. Las compramos en una de las tantas ferias de artesanía que hay en la zona. El compromiso fue usarla hasta que el fino cordelito que sostiene la runa se rompa. Allí se apagará la ilusión. Mi quimera veraniega.

Exequiel Quintanilla

BUENOS PALADARES


LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

ESTEBAN CABEZAS
(Wikén)
(20 febrero) BUSHIDO (Bilbao 399, Providencia, fono 222 2941): “Es obvio que resulta muy atractivo un lugar que ofrece un 50% de descuento en casi todos sus platos. Y eso pasa con Bushido, un sitio que ya cuenta con un flamante segundo local ubicado en la esquina de Bilbao con Condell. 50%, y con crisis. Habría que estar tonto para no aprovechar.” “Y sobre la comida: el sashimi ($5.500) venía con el pulpo cocido –inédito– y el pescado en cortes toscos y grandes. Las gyosas de cerdo, bien ($1.700), lo mismo que el niguiri de anguila ($2.400). En general los rolls están bien: ebi roll masago ($2.500), tora–tora roll ($3.650) y kalifornia roll sésamo ($2.500). Un tempura de grandes camarones es generoso ($3.800), pero no es frito de tempura. Sumado esto a la experiencia con los sashimis, hacen muy recomendable este sitio para comer rolls.”

SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(20 febrero) MANOLO’S (La Concepción 147, Providencia, fono 236 4655): “Me dio mucho gusto volver a este típico reducto hispánico porque, a diferencia de una visita anterior, ahora todo respondió fielmente a lo que cabe esperar de un estilo con tan fuerte personalidad.” “Pero lo que me sorprendió de verdad fue el plato de fondo, un arroz "meloso" de blandísimo pulpo con ñoras (auténticos pimientos de Yecla) y tomates, aunque éstos podrían haberse notado más. La lista incluye pescados y carnes ($5.800 a $8.100), aquéllos al estilo vasco y en recetas novedosas, como congrio con mollejas y puré picante o albacora con puré de garbanzos y crocante de jamón serrano, y las carnes desde albóndigas de la abuela a cabrito al horno, y contundentes arroces ($14.000) que distinguen los secos de los melosos y los caldosos...”

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(21 febrero) ZIPPELHAUS (Villa Baviera, Kilómetro 10, camino a Bulnes, Concepción): “En el camino a Bulnes es ya un hito la carpa del Zippelhaus, el restaurante oficial de la colonia, con jardín de juegos para los niños y todas las comodidades que necesita una familia. La tía Molle, desde el menú, recomienda sus especialidades: pernil ahumado con chucrut artesanal y puré de manzanas de su huerto; salchicha Bratwurst con papas mayo; gulash de vacuno con saghetti Baviera; chuleta ahumada con repollo morado y dos hamburguesas alemanas con papas fritas. Todo entre $ 3.200 y $ 4.900. Además, fiambres y embutidos de fabricación propia, panes de todo tipo sin nada artificial, sopas sustanciosas y reponedoras y carnes, como la teutónica escalopa Kaiser.”

CARLOS REYES (La Tercera)
(20 febrero) BACO (Nueva de Lyon 0113, Providencia, fono 231 4444): “…uno de los pocos restaurantes de la ciudad donde el vino es protagonista a la par con la comida ¿Cepas raras? Ahí está el tánico Carignan Orzada de Odjfell ($ 1.800) ¿Frescura de temporada? Villard Sauvignon Blanc 2008 ($ 1.800), parte de una oferta por copas que varía constantemente y complemento de una carta francesa, eficiente y deliciosa hasta la médula. Algo de arte ronda por esas mesas.” “Es cómodo en sus tres ambientes, sin pretensiones decorativas, y con garzones bien entrenados en las formas de servicio, como también en sugerir y vender lo que quieren. Porque de un dos por tres llegó a la mesa una copa Matetic Corralillo Syrah ($ 3.100) sugerido casi automáticamente para hacerle juego a un Filete con Salsa a la Pimienta Verde ($ 7.300) de carne impecable en su punto y un aderezo entre intenso y vegetal. Por lo demás, muy bien acoplado al vino.”

RODOLFO GAMBETTI (Las Últimas Noticias)
(20 febrero) PATIO BELLAVISTA (Pío Nono – Constitución, Providencia): “…vale la pena recorrer ocho restaurantes y una heladería que han preparado menús especiales donde armonizan sus mejores platos con vinos representativos. El antojo de Gauguin, especialista en platos árabes con el encanto de lo familiar y casero. El backstage, amplio mundo entre escenario y pizzas. La minimalista casa en el Aire, el aporte del Open Box, El atractivo de taberna del Dublin, el detalle italiano del Vía brera, completados todos con los helados artesanales y orgánicos del aplaudido Il Maestrale.
Como no es cosa fácil combinar sabores de comida con sabores de vinos, el propio Master Sommelier Héctor Vergara, autoridad internacional en el tema, se encargó de buscar las mejores relaciones para que plato y bebida se potencialicen y enriquezcan al consumir juntos.”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(22 febrero) RAÍCES (Boulevard Parque Arauco): “Este lugar espacioso y fresco debe ser el perfecto restaurante de mall. Está dentro de la heladería Munchi’s y visité su local del Parque Arauco otro día de este muy caluroso verano. Probamos un escabeche de ave con portobello, berenjenas y zanahorias, cargado al aceite y un poco ácido. También una ensalada de palmitos con hojas verdes muy frescas y variadas –gran cosa–, palta, tomate seco, crutones y pollo frito que me pareció bastante duro, aunque el resto de la ensalada estaba muy rico. Unos raviolones rellenos con zapallo a la mantequilla de salvia sonaban bien en el papel pero no me gustaron, ya que venían como salteados en la mantequilla, cosa que les generó una cubierta crujiente inesperada, y su relleno estaba un tanto soso. La atención fluye a buen ritmo, casi como el de los tangos…” “…la próxima vez regresaré a las vitrinas refrigeradas por un barquillo, y así me voy a la segura.”

DANIEL GREVE
(21 febrero) SENSO (Hotel Grand Hyatt Santiago, Av. Kennedy 4601, fono 756 0994): “Como si quisiera promover un monopolio, el nuevo chef de Senso, Mario Zechender, logró lo de pocos: hacer del risotto una especialidad incuestionable y entregar, al mismo tiempo, una colección soberana, una cruza clásica y creativa. Zechender tiene la cancha despejada en estos terrenos, con una cocina técnica y seria, de preciosos montajes: luego de su performance queda en evidencia que en la capital hay escasa o casi nula competencia que le haga el peso en el Paraíso del Arroz Cremoso. Pude probar el notable Risotto de espárragos blancos ($8.000), perfecto, al dente, cremoso, mantecado y a la vez humectado a último minuto con un toque de aceite de oliva; el denso y sabroso Risotto de vino tinto con gorgonzola ($8.000), también perfecto y demandante, en donde el queso azul y el vino se expanden sin piedad; el Risotto de mariscos ($9.000), más jugoso, como ocurre en este tipo de ingredientes, y repleto de productos del mar de primera calidad, apenas realzados por aceite de oliva; y un must, que debiera ser un arrollador best seller: las Mejillas de res y filete de ternera con risotto de damascos secos ($11.000).”

viernes, 20 de febrero de 2009

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXI, 19 al 25 de febrero, 2009

LA NOTA DE LA SEMANA: Un verano naranja
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Raíces
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: Día de Cupido
LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY: La “otra” Martha Correa
NOVEDADES: Air Canada opta por vinos chilenos
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana

LA NOTA DE LA SEMANA


UN VERANO NARANJA

Y así fue. Vacaciones para muchos y un verano naranja cerrado y aplicado para todos los empresarios gastronómicos de los balnearios del país. Turistas importados y nacionales colmaron las instalaciones de hoteles y restaurantes durante estos dos meses de jolgorio veraniego. La crisis –supuesta- quedó para marzo y las cuentas alegres se sacarán ese mismo mes. Pero tras el regocijo del verano comenzará sin duda lo difícil. Definitivamente todos cerramos los ojos y nos olvidamos durante unas semanas de la economía y sus vaivenes. No queremos ser pájaros de mal agüero ni nada parecido, pero lo que viene no será fácil. Ni para nuestros lectores ni para nosotros. Nadie esta libre de sentir los ecos de la crisis económica que se esparció como un reguero de pólvora en todo el mundo. Aguantar será el lema del 2009. Ya que no hay mal que dure cien años… ni chileno que lo aguante.

Momentos como este son buenos para crear y reinventarse. Para buscar nuevas alternativas, y en nuestro caso, recetas. Y desde estas páginas, un mensaje de optimismo a nuestros lectores. Cada diez años pasamos por similares problemas. Esta es una crisis más. Pronto pasará. Y quedarán los mejores. Ojalá seamos los elegidos.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR




RAÍCES
O lo uno o lo otro

De vez en cuando aparecen en el país algunos híbridos que valen la pena comentarlos. Y para este escribidor el Raíces es un ejemplo más de algunos restaurantes que buscan algún valor agregado en estos tiempos. Más bien dicho, Munchi’s, una heladería de procedencia argentina, que después de meditar un tiempo decidió agregar un nuevo concepto y ampliar la oferta con platos (carnes y pastas primordialmente), de clásica comida gaucha.

Así, lo que era una heladería, concebida como tal –con muros de color pastel y coloridas mesas- alberga desde hace unas semanas el Raíces, lugar donde llegué hace un par de semanas y que les comento a continuación.

De buenas a primera, como que molesta un poco ver sirviendo platos calientes en un lugar adaptado para cosas frías. Una ensalada verde no molestaría, sin embargo los platos de la carta tienen un contrasentido con la decoración del local. Más aún, cuando el restaurante no posee patente de alcoholes, imposibilita beber un aperitivo o un vino junto a una comida que, en origen, no está nada de mal. Unas empanaditas, por ejemplo, merecen algo más que un jugo de frambuesa. O una milanesa que sería más apropiada junto a una copa de vino que con jugo de piña. Aun así, la comida llama la atención.

La atención a la mesa es ágil y eficiente. No así la espera para recibir los platos que venían de la cocina. Ésta, lentísima a pesar de tener pocos clientes a la hora de mi visita, está en manos de la transandina Paula Méndez, una chef que según su curriculum estudió cocina y pastelería en París, en la escuela Cordon Bleu, para luego y gracias a una beca que le dio la escuela parisina, continuar sus estudios gastronómicos en Londres.

Probé –de la carta- tres empanadas criollas, rellenas con carne, pollo y “humita”, sobresaliente sobre todo la última. También otra entrada, crujientes bastoncitos de polenta y de mozarella, acompañados de salsa tomatada, cumplieron con mis expectativas. Entre los diez platos principales elegí una milanesa de ternera (así le llaman aunque no es ternera) con puré casero de papas y unos raviolones de calabaza con manteca a la salvia y champiñones. Todo bien preparado, de buen sabor y presentación.

Para finalizar, un trozo de tarta tibia de manzanas al caramelo con cobertura de glacé y helado de vainilla, un postre con aire bonaerense, sabrosa y de buena factura.

En resumen, este híbrido va a tener que decidir muy pronto su destino. Si desea ser un restaurante -y que tiene todo para ser un buen referente- debería renunciar a la dependencia de una heladería. Si quiere conservarse como lugar de postres, a lo más le aconsejaría tener ensaladas para la gente light que visita el mall. Pero ambas cosas no pueden funcionar al mismo tiempo. Puede ser un par de meses, pero la oferta es tan grande en el sector que el valor agregado que se estimó al incorporar comida al lugar (y a precios normales), a la larga no tendrá resultados positivos. O lo uno o lo otro. Cara o sello. Heladería o restaurante. Ellos tendrán que optar. (Juantonio Eymin)

Raíces, Boulevard Parque Arauco, Av. Kennedy 5413, Las Condes.

LOS CONDUMIOS DE DON EXE




DÍA DE CUPIDO
Solo, como un dedo

Parece que la Zofri y las playas de Iquique tienen a Mathilda obnubilada y sólo se acordó del día del amor cuando la llamé por teléfono para darle un beso desde la distancia. Ella estaba en la playa y agradeciendo mi llamada me informó que regresaría a la capital a fin de mes. Yo, aún en Coquimbo, tierra de campeones, me tranquilicé pensando que aun me quedan algunos días de descanso y, a pesar de estar solo, de placer.

Pero era 14 de febrero. Día de los enamorados. Parejas y más parejas haciéndose añuñucos en la playa y en las veredas me puso nostálgico. Salir a algún lugar sin compañía alguna sería algo tirado de las mechas. Las reservas en los restaurantes eran –obvio- para dos y yo, como un dedo, no podía quebrar las normas que se imponen para el día de Cupido.

¿Qué hacer? ¿Quedarme viendo los Simpson en TV? ¿Caminar por la playa como alma en pena? ¿Poner en el DVD por decimoquinta vez los Puentes de Madison? ¡No señor! Este veterano tiene orgullo y prestancia. Mi hijo, bienamado él, me había pasado cuarenta luquitas para alguna eventualidad durante mis vacaciones. “Sólo para emergencias”, me advirtió. Yo, algo corto de fondos, aun tenía vírgenes esos azules billetes que con la imagen de Arturo Prat en su verso y la hacienda San Agustín del Puñual en su reverso, me otorgaban la posibilidad de que algo urgente me hiciera recurrir a esos fondos de emergencia y ese día era el preciso.

¿Qué hace un tipo solo, en un lugar desconocido y que no ubica a nadie? ¿Qué hace Exe aburrido y con tal sólo mirar a las parejas besuqueándose y haciéndose arrumacos le da una morriña de miedo?

Parte al casino.

Y no a comer ni nada por el estilo. A jugar. Las cuarenta luquitas para las eventualidades me brindarían –bien administradas- un par de horas de placer ludópata y con suerte algunos dividendos. Enllegando al templo del vicio coquimbano deslumbré con las bellas de siempre y sus pechuguitas casi al aire. Era como el festival de la silicona. Me senté en el bar de la sala de juegos y pedí un pisco sour –intomable- mientras me soslayaba con las bellas (y no tanto) que inundaban el sector. Mientras, pensaba si las lucas que me había pasado mi primogénito las gastaría en las máquinas o en la ruleta. De partida, apague mi celular por si llamaba Mathy para que no sintiera el ruido de las máquinas. Pagué, con oro, el sour con limón oxidado y tras quedarme tranquilo después de haber visto una gran colección de jeans y poleras ajustadas, partí a las máquinas.

Las primeras diez luquitas de Joaquincito se fueron a las arcas de Enjoy en menos tiempo de lo que dura el canto de un gallo. “Es el amor”, reflexioné. “Buena suerte en el juego, mala suerte en el amor” dicen por ahí. Mi Mathy debe estar a estas horas durmiendo y soñando conmigo. Ahí apareció mi ángel malo que me decía que ella estaba jugando lo mismo en el casino de Iquique… y que ganaba y ganaba. O sea, ella tenía buena suerte en el juego. ¿Y yo?

Decidí entonces cambiar de tragamonedas y tratar de ganar un par de pesos en otra. La suerte no estaba a mi favor. Diez lucas malgastadas eran por lo menos un buen congrio colorado o tres palometas de buen tamaño. Incluso un vinacho podría haber comprado. Pero la idea (mientras más viejo, más ideas erróneas), era ganarle al casino. Además, a esa hora, muchos y muchas estarían ya “en otra”, mientras este veterano, solo y triste, trataba de pasar en forma más agradable el día del amor.

Tenia ganas de tomar un trago de verdad. Mi acalorada mente comenzó a pensar cuál es el bebestible que sirvan puro- y en origen- en la barra. Llegue a la conclusión que un vodka -a la vena- era lo indicado. Ahí no hay intervención humana. Así que antes de seguir apostando –y perdiendo- pedí un martini (en vodka) con apenas un zeste de limón. Trago en mano y haciendo malabares para esquivar a los mirones de siempre, comencé a recorrer los pasillos por si alguna maquiavélica máquina me llamaba a jugar.

Aterrice en un tragamonedas desconocido. Me gustó ya que en vez de números o imágenes, la clave era “bar”. Me sentí como en casa y comencé a jugar. Mientras mas “bar” más puntos ganaba. Pero a mi me salían sietes y campanitas. De pronto, pareciera que un ángel jugador, ludopata y arrepentido, se acordó de mi y cinco “sietes” se alinearon en una columna. La máquina, febril y gritona, comenzó a gemir y hasta ladrar. Sonaban campanas y se iluminaban luciérnagas, luces, cantos y sonidos extraños salían del interior de la máquina. Apuré mi vodka mientras la tragabilletes hacía sus cálculos. Luego… silencio. Mi enamorada máquina había tenido un orgasmo de puntos y me los ofrecía gentilmente en el día de Cupido.

Recuperé los billetes azules que estaban para emergencias. Más aún. Cancelé con las utilidades los bebestibles que había consumido. En resumen, tarde ya, deduje que había gastado parte de lo que me queda de vida jugando al azar. Es como la vida, reflexioné. Se gana y se pierde. La diosa fortuna esta vez se acordó de mi y decidió que me fuera del casino invicto y con los fondos “de emergencia” en el bolsillo.

Salí de Enjoy sin ganas de regresar. El juego no es de mi predilección. Ojalá el próximo 14 de febrero, el del bicentenario, Mathy me acompañe. Iríamos a cenar y a beber una copa de vino a la luz de la luna. (A no ser que a ella se le ocurra ir a probar suerte al bendito casino).

Exequiel Quintanilla

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY




LA “OTRA” MARTHA CORREA

Fuera de los restaurantes que existen en todas partes del país y del mundo, existe otro mundo gastronómico del cual nadie escribe frecuentemente y muchas veces se pasa por alto. La banquetería. Esa gente que se luce en matrimonios, fiestas de empresas, comidas particulares y eventos variados. Es otra visión de la gastronomía actual. Por ello, y atentos a observar todas las variantes importantes de la vida social de nuestro país, recalamos hace un tiempo en la casa – oficina – cocina - taller de Martha Correa, una de las banqueteras que por estos días está dando bastante que hablar.

Tienen el mismo nombre y solo una “hache” las diferencia como concepto. Existe una Martha y una Marta. Una es más joven y posiblemente, por su edad, más arriesgada. Ella, la Martha (con hache), quería mostrarnos sus propuestas de diseño y de cocina que la mantiene ocupada gran parte del año. Su guarida, una gran casona remodelada en Recoleta no representa en su fachada lo grato de su interior. Grandes espacios para recibir a sus clientes y amigos, más una cocina de donde salen las preparaciones de todos sus eventos. Martha, a pesar de su baja estatura, brilla por doquier y maneja con mano suave pero firme todos los vericuetos que significa la realización de un evento, generalmente ubicados en lugares disímiles.

Nos recibió con agua mineral para aplacar la sed de la temporada calurosa y luego champagne, sour o tequila a discreción. Un aperitivo novedoso donde el confit de pato logró aplausos entre los asistentes y variados bocadillos de excelente y novedosa factura nos indicaban que el almuerzo sería de gran calidad. La cocina, manejada por el chef Mauricio Lucero, recién llegado de México y con una amplia experiencia hotelera en establecimientos de cadena en la costa caribeña de ese país, presentó un mix de entradas donde brillaron unas causas peruanas elaboradas con sepia y camarones, además de coloridas (aunque no charras) y sabrosas preparaciones en base a mariscos.

Cuando uno piensa en mariscos, en Santiago, con 32º de temperatura no es fácil. La cadena de frío es de importancia tremenda y la experiencia en el manejo adecuado de las materias primas es fundamental. “Todo sale de acá en camiones refrigerados”, nos cuenta Martha. Y no dudamos, ya que la infraestructura en este tipo de negocios es fundamental. “Un error y todo se ase va al carajo” le comentaba a un invitado. Y es cierto. La banquetería es implacable. Por ello los estándares de calidad deben ser más que exigentes ya que cualquier error puede llevar a la ruina.

Los fondos, carnes y pescados, a punto y como deben ser. “El filete de vacuno sigue siendo el rey de los eventos pero esto está cambiando” nos comenta el chef Lucero. De a poco los varones se atreven más a pedir un pescado como lenguado o salmón. “Estamos cambiando el orden de las prioridades” nos comentan. Y se nota. Desde la preparación y la calidad de la vajilla y el servicio. A muchos de nosotros nos duele cuando en un evento nos sirven vinos en las viejas copas Normandie, obsoletas desde hace mucho tiempo (aunque en La Moneda aún insisten ocuparlas). Sin embargo, beber una copa de vino en su copón correspondiente, no solo sube el pelo… hasta el vino mejora su calidad.

En la banquetería, los postres son tan importantes como toda la comida. Es como la imagen que queda al final de la fiesta. Acá se esmeran en producirlos de tal manera de que nadie quede indiferente a ellos. Elaborados con frutos nacionales y tropicales, ya sean tibios o fríos, agradan sobremanera.

En resumen: una experiencia distinta. Lejana a la comida masiva o industrial. Hay una mano en la cocina que con la venia de sus jefes se atreve a formular platos “de restaurante”, dándole un valor agregado a un menú elaborado para muchos invitados. Martha, periodista y banquetera sonríe feliz tras este almuerzo. Ha logrado el objetivo de dar a conocer una propuesta diferente. Lúdica y entretenida. Sabrosa y elegante. Novedosa y muy interesante.

Una propuesta que vale la pena investigar. (J.A.E.)
Martha Correa. Av. México 720, Recoleta, fono 622 3639

NOVEDADES


AIR CANADA OPTA POR VINOS CHILENOS

Tras un riguroso proceso de selección, el carménère Reserva 2007 de Viña Montgras fue seleccionado por Air Canada para sus vuelos internacionales.

“Para nosotros como chilenos es motivo de gran orgullo que vinos de nuestro país se hayan ganado un merecido lugar en una aerolínea del prestigio de Air Canada, la que somete a altos estándares de exigencias a los productos que ofrece a bordo en business class. Para la aerolínea, en su constante afán por ofrecer la mejor gastronomía, también es un orgullo poder brindar a sus pasajeros vinos de prestigio mundial” señaló Alfredo Babún, gerente general para Chile y Perú de la aerolínea de bandera canadiense, premiada como la mejor aerolínea norteamericana.

La selección de los vinos de las cartas de Air Canada pasa por giras a las principales zonas de producción vinícola, licitaciones y un exigente proceso de puntuación, que involucra catas a ciegas, dirigida por un grupo de expertos.

Air Canada es la única aerolínea que vuela non stop cinco veces a la semana la ruta Santiago-Toronto y ofrece una amplia red a más de 170 destinos en cinco continentes y es la mejor alternativa a Asia.
BUENOS PALADARES

CARLOS REYES (La Tercera)
(13 febrero) MR. WU (Molina 218, Santiago Centro, fono 689 6666): “Deliciosamente ajeno del centro. Ahora, si no se habla rápido, casi por costumbre las garzonas ofrecerán la típica comida que por acá se asocia a esa cultura. Mejor obviarla de plano e irse directamente a curiosear por sus especialidades, por mucho que no se lean apetitosas a primera vista. Las orejas de chancho con cilantro ($ 2.200), por ejemplo, tiritas marrones con la rayita clara del cartílago en el centro, poseen una textura crocante, bien sazonado de sabores que recordaron al anís estrellado y con la frescura de la verdura a modo de complemento. Para picoteo, genial; lo mismo que la abundante porción de fuchu ($ 2.200), deliciosos fideos de tofu sazonados al cilantro y pepino, un lujo clave vegetariana.” “Todo lo que llega a la mesa luce grande y en preparaciones más bien rústicas pero sabrosas a todo evento.” No es estiloso ni mucho menos. Ni siquiera responde al formato de restaurante de dragones dorados ni murallas rojas. Es una picada con todas sus letras y (gran detalle) en todos sus precios.”

CÉSAR FREDES (La Nación Domingo)
(15 febrero) RAÍCES (Boulevard el Parque Arauco, Av. Kennedy 5413, planta baja): “Queda claro que el restaurante es de argentinos y con una lógica trasandina de cocina: varios cortes de carne afortunados, media docena de pastas contundentes y hasta graciosas. Un par de sándwiches notables, el de pollo grillado con mayonesa y palta y filete en pan de campo, con tocino queso y salsa, que en sí es un almuerzo completo.” “No quisimos preguntar por qué no había nada alcohólico o mejor no lo hicimos, porque el haber escuchado una vez más el bobalicón "es que estamos en marcha blanca" nos habría amargado un almuerzo un poco raro, pero muy decente. Aficionados al té como somos, sobrellevamos la dosis de empanadas, con dos tazas, con dos bolsitas. Peor es nada.” “Al lugar le faltan toquecitos, golpes de mano, pero es interesante.”

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(13 febrero) RAZA (Constitución 151, Barrio Bellavista, fono 735 1423): “Da más rabia cuando la comida es buena y la atención no lo es. Porque si todo es malo, operará Darwin. Y fin del sitio. Pero si un lado es luminoso y el otro oscuro, queda la sensación de que a uno le falta fuerza o que al otro le sobra indolencia.” “Ricas las flautas, aunque un poco gruesas. Ricas las bolitas de risotto. Rica la hamburguesa de wagyu ($5.500) y muy rica la torta (sándwich, en mexicano) de escalopa con palta y puré de poroto ($4.800). Y ¿rica la atención? Con esa infraestructura y una cocina nocturna bien pensada, lo que les falta es más nervio. Y pensar en el cliente.”

SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(13 febrero) COCOA (Paseo Colina sur, Laguna de Piedra Roja, Chicureo, fono 2164833): “Gabriel Peschiera se muestra poco en los medios de comunicación, pero en materia culinaria es un innovador, tanto en los sitios que elige cuando casi no hay restaurantes y después se ponen de moda” “Allí lo novedoso de su carta, incluso con más elementos chaufa y nikkei que su también creativo hermano Emilio, nos sorprendió por la fuerza de los sabores y la riqueza de matices que logra así la cocina peruana.” “El emplazamiento del restaurante junto a una hermosa laguna en que se practican deportes acuáticos es especialmente atractivo, y aunque el sector de Piedra Roja está en el límite norte de la capital, las nuevas vías rápidas no sólo lo conectan con Américo Vespucio, sino que una lo deja a un paso del Barrio Alto por La Dehesa.”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(15 febrero) PICANHA (Vitacura 5321, fono 218 5474). “…un restaurante grande y cómodo, incluso para ir con niños (nos contaron que los fines de semana tienen un monitor que los entretiene mientras uno come). Hay carta, que incluye carnes y hamburguesas a la parrilla que se ven provocativas, y también un buffet preparado que es de donde uno elige la comida por kilo. Nos entregaron unas fuentes de aluminio desechables y escogimos ensaladas, bastante normales y sin aliñar; sushi no elegimos porque se veía poco variado, y feijoada. La feijoada es un plato típico de Brasil, preparado con porotos negros y distintos cortes de cerdo, muy sabroso. Al lado había farofa (harina de mandioca), trozos de plátano maduro apanado y frito (¡exquisitos!), arroz blanco (no compramos porque en mi casa había un resto) y unas barritas que parecían de polenta fritas. También papas con prieta, muy buenas, y una ensalada verde picada fino que al parecer eran acelgas. Taparon las bandejas, las pesaron, pagamos y nos fuimos. Rápido y práctico. En casa comimos todo y nos encantó la feijoada, incluso a los niños…”

RODOLFO GAMBETTI (Las Últimas Noticias)
(13 febrero) EL TEMPLO DEL INKA (Antonio Bellet 280, Providencia): “Contundentes fondos, como el picante de camarones ($8.400) con un picante medido, en estos días combina de maravillas con una fría cerveza, Cusqueña, naturalmente. Y la terraza, para cenar a la puesta del sol, es lo indicado. Su oferta incluye el francés magret de pato y la españolísima cola de buey, en versiones sabrosas y atractiva. No falta el peruano seco de cordero ni el ají de gallina, y para los que se aventuran en sabores les propone su atún en salsa miel-pomelo, o combinaciones como el pescado mahi mahi en tabule de quínoa.”

DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(14 febrero) DELHI DARBAR (Avenida 11 de Septiembre 2345, Providencia, fono 321 8102): “…su cocina, lo que verdaderamente importa, es sabrosa, abundante, especiada, y está cargada de estímulos bastante indios, sin picores, pero con toneladas de la más absoluta verdad. Aunque nuestro primer impacto olfativo no sea el de sus especias sino el de un hostigante incienso, nos sentamos a saborear su excelente pan indio llamado Naan ($ 1.000). Por favor prueben el supremo Tandoori garlic naan ($ 1.200), que es el mismo pan tradicional pero con incrustaciones de ajo. Perfecto, grande, con algo de aceite extra, pero delicioso al fin. De entrada, platos como el Malai Kabab ($ 4.900), cubos de pollo con salsa de crema y castañas de cajú, entra al ring a botar a los titanes, pues sólo acompañado del excelente Jeera Rice -arroz basmati real, esponjoso, largo, hecho con azafrán, comino y hierbas- resulta tan contundente que a poco andar podemos sentirnos sobreexigidos.” “Y para cerrar, en lugar de postre -pocas veces queda espacio- nada mejor que una bebida tradicional: Lassi dulce ($ 1.900), riquísima bebida de yogur natural con hielo y almendras. ¿Un pasaje a Bombay? No, pero una buena postal.”

jueves, 12 de febrero de 2009

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXI, 12 al 18 de febrero, 2009

LA NOTA DE LA SEMANA: Patio Bellavista
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: La Marina de Puerto Velero
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: El ocio y la materia prima
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana

LA NOTA DE LA SEMANA




PATIO BELLAVISTA

Poco interés ha mostrado la prensa por el Patio Bellavista. Este centro gastronómico y cultural ubicado a pasos de la Plaza Italia santiaguina e inmerso en el barrio del mismo nombre y que está a meses de duplicar su espacio, presenta una propuesta que encanta tanto a nacionales como a extranjeros que visitan el país. La oferta es grande y entretenida: restaurantes de comida italiana, árabe, peruana, chilena; hotel, pubs, cervecerías, tiendas de artesanía y delikatessen encantan a todos los que transitan por el lugar. Es un espacio típico por excelencia que se convertirá en uno de los iconos de la capital en muy poco tiempo. Mientras los trabajos de ampliación continúan aceleradamente, los eventos que allí se realizan suman y siguen.

Y tome nota: desde el 24 al 27 de este mes ocho restaurantes se han unido para ofrecer la “Fiesta del Vino, Sentidos y Sabores”, un panorama ideal para estas cálidas noches de febrero. La cepa Merlot será la encargada de contentar a los visitantes a estas cenas temáticas que varían entre los 8 y 15 mil pesos, todo incluido.

Lo que se ve, se come y se admira en el Patio Bellavista está lejos de las vivencias normales de los capitalinos. Es otra cosa. Tiene un algo que lo hace más entretenido y por momentos pareciera que no es un panorama urbano tradicional. Los que lo conocen, regresan a menudo. A los que aun no han ido, les recomendamos una visita. No se arrepentirán.

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR




LA MARINA DE PUERTO VELERO

Entre Guanaqueros y Tongoy se encuentra uno de los emprendimientos más grandes de la cuarta región. Y allí, para sus habitantes y visitas, durante la temporada de verano y fechas especiales abre el restaurante “La Marina de Puerto Velero”, un agradable lugar que visité la semana pasada.

Los fogones están a cargo de Fernando Astorga, un chef que durante el año distribuye su trabajo entre la comercialización de pescados y mariscos además de cenas empresariales. La Marina, playera, tiene una capacidad de cincuenta personas y ofrece platos de mar y de tierra.

De la tierra, un cordero a las brasas que tiene una gran barra de adeptos y de adictos. Muchos van por él y realmente es de buena calidad. Magro y sabroso acapara la atención de muchos visitantes que lo han convertido en el caballito de batalla del restaurante. Del mar, se podría decir que se especializa en pulpo, locos y pescados. El pulpo, ya sea frío con pesto de aceitunas o tibio y al ajillo, blando y sabroso. Los locos, en chupe, le dan un aire de balneario al lugar. Y los pescados, frescos y de buena factura, los ofrecen en variadas formas.

Buena comida y buen servicio. Cumple con las expectativas de los habitantes del lugar que lo han convertido en un punto diario de encuentro. Sin pretender ser un comedor de mantel largo convence y es una buena alternativa para los veraneantes.
Un buen dato (Juantonio Eymin)

La Marina de Puerto Velero (Camino Guanaqueros- Tongoy) IV Región

LOS CONDUMIOS DE DON EXE




EL OCIO Y LA MATERIA PRIMA

Heme aquí. De vacaciones. Prácticamente echado todo el día en la arena bajo el sol de la cuarta región. Mathilda en Iquique. Yo, bastante más al sur que ella soslayándome con las bellezas de los “teams” que pasean cerca de mi vista. Mis sponsors visuales, casi todas traídas desde el otro lado de la cordillera, ocupan unas tangas que poco dejan a la imaginación. Yo, hombre serio y respetuoso, las miro de soslayo y pienso que mi época no eran así. Nací en el momento inadecuado, reflexiono mientras termino de darle el bajo a un Bloody Mary que gentilmente me ofrecieron mis anfitriones.

Todo era paz y ocio hasta que recibí un llamado del jefe. Quería una crónica para esta semana. Insistió que la revista debía salir en febrero y que yo debía escribir algo. ¿Para que jefe, sin nadie lee nada en esta época?

- Para no perder continuidad, Exe
- Jefe, pero usted podría hacer un mix de artículos anteriores, tal como lo hacen los canales de TV y así somos todos felices. Además, estoy de vacaciones y usted déle que déle con su revistita…
- No Exe. Acá no hacemos reciclados. Mándeme una crónica gastronómica de esa región
- Jefe, aquí hay mas minas que gastronomía, repliqué
- Escriba lo que quiera, pero envíeme el articulo el martes a mas tardar.

A buen entendedor, pocas palabras. Y aquí estoy. Sentado frente a un PC sin saber qué diablos escribir. Para ser sincero, no he ido a ningún tinelo esta semana. Podría escribir de los que tengo en carpeta, pero son de Santiago y no serían creíbles. La vida en vacaciones es diametralmente opuesta a la que vivo normalmente en la capital. Allá me nutro en variados ambigúes, acá, de terminales pesqueros y de ferias. Es más. Aunque extraño a Mathilda, me las he arreglado bastante bien sin su compañía. Todos los días, de madrugada, a eso de las 11 de la mañana, me asomo por la caleta a ver que hay para almorzar. Y la lista no es poca. Locos, caracoles, lapas, machas (de la zona); palometa, congrio colorado, lisa, mono, pichihuén, vieja, apañado, jurel (del bueno) corvina y un largo etcétera. Toda una inyección de Omega 3. Nada comparado ni comprado en los camiones que vienen de la capital cargados de reinetas, merluzas australes y salmones.

Con esta variedad de pescados y mariscos ¿Quién pretendería ir a un tinelo a cenar? Mil perdones. Yo no. Con tanta materia prima de calidad en una zona donde los tomates tienen olor y saben a tomate; la albahaca a albahaca y mil y una verduras que vienen del valle del Elqui con sabores incomparables, resultaría incómodo -para este vejestorio- no aprovechar las maravillas que se cultivan en la zona, para cocinarlas luego de la manera más sencilla posible.

Mientras bebo un tumbo sour, elaborado con un fruto primo hermano del maracuyá, pienso en la gastronomía de la región. Acá realmente se come mejor en los hogares que en los boliches. Pocos aprovechan las delikatessen del mar y de la tierra que ofrece la región. Diez jureles por “luca”, igual valor para cinco jaibas y suma y sigue. Por esa razón no he recalado en tinelo alguno. Y por lo demás, estoy y me siento de vacaciones. Ya vendrá marzo y nos concentraremos nuevamente en el tema gastronómico.

A los que vengan a Coquimbo, La Serena y sus alrededores, dense una vuelta por el terminal pesquero del puerto pirata. Es un paraíso. Luego, cruce a la feria agrícola y verá maravillas. Aliméntese con productos de la zona y verá que tengo razón. La carne y sus derivados, déjelas para marzo. Hoy es fiesta de pescados, mariscos y verduras. Y aunque cuesta encontrar, escoja un vino de la región. Cada día están mejores.

Sayonara

Exequiel Quintanilla

BUENOS PALADARES


LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(6 febrero) RAÍCES (Boulevard Parque Arauco, piso 1, local 340, fono 202 3875): “Si un restaurante recién abierto funciona así, ¿qué se puede esperar de su "evolución'? Mozos que, cada vez que levantábamos la mano, miraban para otro lado. Un restaurante prácticamente vacío, pero los platos llegaron en casi media hora.” “Cenando con bebidas (no tienen patente de alcohol), primero un trío de empanaditas (de humita, pollo y carne, $3.900), sabrosas y de tamaño medio. Luego, una entraña que, según la carta, venía con "pinceladas" de chimichurri, pero eran pinceladas muy gruesas y la carne, muy cocida (nadie preguntó por cocción, $6.700).”

SOLEDAD MARTINEZ (Wikén)
(6 febrero) EL CID (Hotel Sheraton, Av. Santa María 1742, Providencia, fono 2335000): “Confieso una larga afición a la cocina de Josef Gander que, a mi juicio, ocupa un espacio único en el panorama nacional y es difícil de comparar con la de sus colegas, aun los mejores, pues sigue un camino diferente, ajeno a escuelas y modas, guiado sólo por su experiencia y sus intuiciones. Si bien aplica con rigor las técnicas clásicas, se renueva en cada receta incorporando nuevos ingredientes y combinaciones, pero sin apartarse del estilo inconfundible que le es propio. El placer culinario aumenta con El Cid recién renovado en su decoración y con algunas mesas al aire libre, ideales para estas noches de verano.” “Hay unos cuarenta platos y postres, con su acompañamiento preciso como debe ser, y recetas vegetarianas menos suculentas, pero igualmente atractivas.”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(8 febrero) MISAKI (Av. Vitacura 5461, fono 219 0222): “La carta incluye variedad de sushi, platos calientes de origen japonés, ensaladas y salvavidas (platos sin sushi ni pescado).” “… probamos dos rolls nuevos. El olivo tiene un trocito de aceituna negra adentro y nos encantó: su sabor es muy original y equilibrado. El smoke roll lleva salmón ahumado por fuera y no tiene queso crema, que es tan gringo y cansador a veces. También pedimos una ensalada marina con hojas verdes, tomates cherry, trozos de pulpo blandito y hartos camarones; todo tenía un entretenido aliño con naranja en pote aparte y fue suficiente para toda la ensalada, que no era chica (y su precio tampoco: $5.500). Compartimos además un fresquísimo sashimi de salmón.” “La atención fue diligente y eficiente. Me parece que es un lugar rico y para volver a la voz de sushi.”


DANIEL GREVE (Que Pasa)
(8 febrero) PURO CABALLO (Fundo La Vega, Lagunillas, Casablanca, fono 9-3590307): “…un fundo alucinante en donde caballos purasangre y cocina chilena cantan el mismo himno. Saldaño (el chef) dice que quiere hacer del Puro Caballo el mejor restaurante de cocina chilena del país. Y, conociendo su ímpetu, y al tanto de los sabores con firma que he podido probar varias veces, el sueño del cocinero se encamina a hacerse realidad. Saldaño ahora cocina en horno de barro y sirve su comida en un salón de precioso piso de tierra. Todo suena auténtico. Lo es. Está conectado con preparaciones exquisitas, abundantes, genuinas. Ejemplos: entrañas apanadas, terrina de conejo, pastel de choclo clásico ($ 5.900) y otro original, como el marino ($ 6.900) -con locos, ostiones y camarones-, plateada al horno de barro sobre puré rústico con merkén ($ 5.900). Deliciosos todos. Saldaño los monta como si fuesen a parar a un cinco estrellas. Casi exagerado para un lugar como éste, en el que se respira campo y madera, barro y piedra.”

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(7 febrero) OPORTO (Isidora Goyenechea 3477, Las Condes, fono 378 6411”): “Su carta se define como mediterránea, con productos frescos y variados. Lisete Lizana, su sous chef, acaba de obtener la medalla de bronce en pescados en el último concurso de Achiga” “Entre los platos más celebrados, la lasagna de camarones y puerros y el gratín de espárragos y endivias con pastrami. El congrio grillé es otro must, así como el dulce de Douro, un postre portugués que no puede dejar de probarse.”

CARLOS REYES (La Tercera)
(6 febrero) EMILIO (Escrivá de Balaguer 5970, Vitacura, fono 218 3773): “Un sitio de corte adulto, de propuesta culinaria elegante y circunspecta, pero ojo, nada fome. Todo lo contrario. La carta 2009 se reseteó para ofrecer, entre otras cosas, algunas peruanidades revisitadas -el inevitable ADN del chef- como una causa limeña ($ 8.500) con puré a la tinta de calamar y mariscos variados destacada por su extrema suavidad. También hay una selección de cebiches ($ 9.900 y $ 10.200), unas guarniciones al rocoto y hasta ahí nomás con lo criollo. El resto, pura e internacional personalidad. El pulpo tostado ($ 10.700) eran tres tentáculos bien grillados, bien crocantes, con un suave puré de coliflor matizado al perfume de trufas que fue toda una experiencia.” “Emilio en lo general alza vuelo como referente de una cocina madura, con variadas sutilezas y, en suma, con clase suficiente como para quedarse un buen rato rondando por Vitacura y por la cabeza de quien lo visite.”


RODOLFO GAMBETTI (Las Últimas Noticias)
(6 febrero) PURO CABALLO (Fundo La Vega, Lagunillas, Casablanca, fono 9-3590307): “… un restaurante de tierra apisonada, donde suelen pasear algún potro excepcional. Con la cocina a cargo del chef Francisco Saldaño, conocido en el medio, que prepara las empanadas de bienvenida y un novedoso pastel de choclos con mariscos, muy bien realizado. Disponen de excelentes vinos, con blancos de la zona, desde el chardonnay de Viña Catrala, de Lo Orozco, hasta los bien conocidos tintos de Couvé Alexandre, de Casa Lapostolle, pasando por el late havest de Viña Sutil. Con chilenísima carta con conejo silvestre, plateada al horno, apetitosa codorniz estofada y cordero en dos preparaciones sobre un charquicán bien hecho, que rescata la leyenda de este plato nacional. Y postres tan nuestros como una compota de murtilla y membrillo o un dulce de leche al pisco, con merengue y frutillas maceradas.”

YIN Y YANG (La Segunda)
(6 febrero) PURO CABALLO (Fundo La Vega, Lagunillas, Casablanca, fono 9-3590307): “…un conjunto de recetas de auténtico sabor campesino” “En esta oportunidad, probamos parte de un extenso menú, con entradas como picoteo huaso y pasteles de choclo tradicional y marino. De fondo, plateada al horno con puré al merquén; codorniz estofada y grillada, con papas rellenas de queso de cabra y ciboulette, y cordero en dos preparaciones sobre liviano charquicán. De postre, compota de murtilla y membrillo, y dulce de leche con merengue y frutillas maceradas. Imposible algo más criollo.” .

jueves, 5 de febrero de 2009

REVISTA LOBBY

ESTA SEMANA
AÑO XXI, 5 al 11 de febrero, 2009

LA NOTA DE LA SEMANA: Anthony Bourdain se aparece en marzo
LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR: Senso: en búsqueda del eslabón perdido
LOS CONDUMIOS DE DON EXE: Fermenta: “Caseus ille sanus quem dat avara manus”
LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY: Una mano lava la otra
BUENOS PALADARES: Las críticas gastronómicas de la semana

LA NOTA DE LA SEMANA


ANTHONY BOURDAIN SE APARECE EN MARZO

A la vuelta de la esquina está marzo. Más aun cuando febrero es corto y de vacaciones para muchos. Y la noticia llegó de manos del grupo de radios Dial, ligada al diario La Tercera quien en conjunto a los productos General Electric traerá el próximo 16 de marzo a este famoso cookstar mundial.

Pero no vendrá a cocinar. El autor de “Kitchen Confidential” viene a presentar (en inglés) su talk show “No Reservations”, una clase de emprendimiento y liderazgo. El encuentro tendrá una duración de una hora y se realizará en el Centro de Eventos Espacio Riesco a las 20 horas. Las entradas se pondrán a la venta en estos días y tendrán un valor entre los 35 y 50 mil pesos, cocktail incluido. Suerte, ¡que la necesitará!

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR




SENSO
En búsqueda del eslabón perdido


No ha sido fácil para los ejecutivos del hotel Hyatt apuntar fino en este restaurante. De los tres que posee (Matsuri, Anakena y Senso), este último ha sido el más débil desde su inauguración allá en el año 93. Primero se llamó Crostini ya que su acento sería italiano aunque pocas veces trabajó con chefs de esa nacionalidad. Por ello su indefinición gastronómica.

Luego del cambio de categoría del hotel (de Regency a Grand Hyatt) las inversiones fueron grandes incluyendo el nuevo restaurante al que llamaron Senso. Allí sí que llegó un chef italiano, Roberto Illari, quien presentaba una cocina de producto y de calidad. Sin embargo, poco duró y el Senso nuevamente caía en manos de chefs europeos. Todo duró hasta fines del año pasado cuando llegó a hacerse cargo de la cocina el napolitano Mario Zechender, quien hace unos días nos sorprendió con una cocina muy bien elaborada y más que acertada para los nuevos brios de este restaurante hotelero.

Con sazón perfecta, tres entradas destacaron: tártaro de atún con mil hojas de palta; jamón de wagyu con rúcula y queso pecorino y ostiones a la grilla con salsa de alcachofas. Luego, la hora de Italia y todo su esplendor con dos maravillosos risottos (de vino y de mariscos) y unos geniales spaghetti con azafrán y camarones.

La materia prima se vuelve verbo al momento de los fondos: filete de lenguado con puré de papas; cordero patagónico con puré de berenjenas y mollejas braseadas y una grillada mixta de pescados, verduras y carnes. Producto y cocina. Un acierto.

Irma Barrera, la chef pastelera del Hyatt llega con los postres. Variaciones interminables de tartas frías y calientes de chocolate con galletas de pistacho. Para explotar comiendo.

Pero eso no es todo. Todos los días de semana a la hora de almuerzo, un buffet por 16 mil pesos dejará más que contento a los visitantes. Buffet de entradas y postre más un plato de fondo a elección entre la gran variedad que ofrece Zechender es un incentivo más que aceptable para ir a conocer esta nueva propuesta que ya tiene sus adeptos.

A mi parecer, la cocina de Zechender tiene algo similar a la de Roberto Illari. Creo que el chef que actualmente maneja las sartenes del Bel Paese llegó antes de tiempo al Hyatt. Los dos chefs trabajan el producto a la perfección y ambos se desviven por entregar una cocina de concepto que recién esta poniéndose en boga en el país. Esperemos que el público apoye esta propuesta, que es una de las más serias que se han visto en este restaurante italiano del hotel Grand Hyatt. (Juantonio Eymin)

Senso. Hotel Grand Hyatt, Av. Kennedy 4601, Las Condes, fono 756 0994

LOS CONDUMIOS DE DON EXE




FERMENTA
“Caseus ille sanus quem dat avara manus”
Es saludable el queso dado por mano avara

Este antiguo aforismo da a entender que el queso debe comerse en poca cantidad para que sea saludable. Sin embargo, un atracón con quesos y jamones nos esperaba la semana pasada en el Parque Arauco, la catedral del consumismo nacional. Allí llegué con Mathilda un mediodía para asistir a este convite inusual. Sin embargo, me costó llevarla.

- ¿Quesos? ¿Tú pretendes que esté trancada toda la próxima semana?
- Mathy querida. No son sólo quesos. Tendrán jamones y un buen surtido de cervezas.
- Jaja, viejo Exe. Por un lado quieres que quede estítica y por el otro me la pase en el baño con al alto auspicio de las cervezas… ¿No tienes una invitación algo menos dañina?

Se convenció cuando le propuse que si no le gustaba la degustación podía entrar al mall a comprarse un par de chucherías. Gracias a ello llegamos a la tienda Fermenta, donde quesos y más quesos inundan el lugar. El amo de la quesería ubicada en el sector donde están los ambigús del Parque, lugar también llamado “Boulevard” (en francés para que sea más fino), nos comenta que él fabrica una gran cantidad de variedades e importa de Europa otra buena cantidad de marcas. Mientras bebíamos una refrescante birra nos propone una “promenade” (para seguir con lo galo) por sus productos. “Primero hay que comer los suaves y luego los fuertes” comentaba mientras nos convidaba trocitos de quesos mantecosos para comenzar. Mientras degustábamos, yo aprovechaba de mirar el paisaje. ¿Sabían ustedes que están de regreso los hot pants? ¡Señor, dame tu fortaleza!

Los quesos seguían. Mathy estaba contenta aunque no desaforada comiéndolos. En una de esas, para llamar mi atención ya que mis ojos estaban fijos en unas descomunales piernas que pasaban por ahí, puso cara de preocupada.

- Qué pasa, linda.
- Estaba pensando que este mundo está en caos, me comentó. Hoy recibí un llamado telefónico de un niño que me decía:
- Señora, ¿éste es el 634 5647?- No hijito. Es el 297 3298
Y el muy bastardo me respondió:- Bueno, ¡para haberlo marcado con la pirula no está nada de mal!


Mathy me alegra. Sus salidas son rápidas, impredecibles y jocosas. La vida, más allá de los años que cargamos es bastante más entretenida que antes. Gozamos lo bueno y lo malo de este mundo y nos reímos bastante. Ella a veces se molesta cuando yo miro para el lado (viceversa por mi parte) y aunque ya está acostumbrada se hace la enojada. Todo eso mientras seguíamos comiendo quesos y jamones. A decir verdad, cada uno más bueno que el otro. No hay que tener miedo de comprar gramajes pequeños, dice el dueño del lugar. La idea es degustar distintos quesos y conocer sus diferencias y sabores. Los hay desde suaves a potentes y verdaderamente si a uno lo guían por los vericuetos de la manufactura de los quesos se lleva grandes sorpresas. Según el caporal, propicio en este verano es comerlos mientras se bebe un vino rosado. Sin embargo para los invitados a este refrigerio, los degustamos con frías cervezas artesanales, como 5 o 6 marcas diferentes que fueron del total agrado de los asistentes.

Probamos quesos de vaca, cabra y oveja. Por ahí alguien preguntó si existían de leche de burra. Nos comentaron que aun nadie ha logrado fabricarlos. También salió a flote la “listeriosis” y otros cuentos asociados a este producto. De todo tuvimos las respuestas necesarias de nuestro guía, Manuel Zamora, propietario del Fermenta y maestro quesero formado en Francia. Realmente la tienda es un lujito. Aparte de sus cerca de ochenta variedades de quesos, tiene jamones, embutidos, especias, aceites y mil y una delikatessen para regocijo de los entendidos. Un verdadero bazar alimenticio que vale la pena conocer.

Hacía calor cuando salimos del lugar. Mathy quería pasar por la farmacia a comprar un bloqueador solar para sus vacaciones. Entramos a la primera que encontramos en el mall y desquitándome de su broma le pregunté al dependiente:

- Señor… ¿tiene remedios para el corazón?- Sí, me contesta el empleado.- ¿Y remedios para la presión?- Sí.-¿Y para la artritis?- Sí, varios.- ¿Y para el reumatismo?- Sí.
- ¿Xenical?
- Obvio.- ¿Y viagra?- Sí, también.- ¿Y remedios para el colesterol?
- Sí señor, tenemos de todo.Entonces miro a Mathy y le digo:- Querida, ¿qué te parece si ponemos la lista de bodas aquí?

Linda ella, no paraba de reírse. No compramos nada ya que salió casi arrancando de la farmacia. Yo, serio, le di las gracias al vendedor por su atención y salí en búsqueda de Mathy. Ella se marcha a Iquique de vacaciones y me prometió regresar muy pronto. Nos hace falta la risa y la compañía. Ojalá luego pueda contarles algo más de nuestras aventuras gastronómicas.

Exequiel Quintanilla

Fermenta: Boulevard Parque Arauco, Av. Kennedy 5413 local 364, fono 245 3535

LOS APUNTES GASTRONÓMICOS DE LOBBY




UNA MANO LAVA LA OTRA

Fuera de concurso. En silencio. Sin prensa ni relaciones públicas. Sin sacarle provecho ni buscando aplausos. Sin querer que los recuerden o que los imiten. Aunque se emocionan cuando lo cuentan. La historia comienza cuando los ejecutivos del restaurante Giratorio quisieron devolverle la mano a la buena fortuna de tener todos los días del año una ocupación importante. Más de veintisiete años entreteniendo a miles de turistas y capitalinos que constantemente visitan el único restaurante que gira en la ciudad.

Querían dar las gracias y lo hicieron a su manera. Se comprometieron con Alter Ego, la fundación que rehabilita niños con parálisis cerebral para llevarlos a tomar desayuno a sus dependencias. La logística fue impresionante. Todos colaboraron, ya que el Giratorio está emplazado en un piso 17 y el ascensor llega hasta el 16. De ahí, hubo que subir a cada niño en brazos para que lograran, felices, mirar la ciudad y tener un día distinto.

En esa ocasión los cuarenta niños de Alter Ego fueron los reyes. El resto, el personal y los ejecutivos del restaurante, sus emocionados anfitriones. Más de alguna lágrima rodó por algunos rostros y la jornada finalizó con un compromiso permanente para estos niños dañados de por vida. Y como trabajar con ellos es tremendamente cansador, el restaurante invitó tiempo después al personal que labora en esta fundación a un almuerzo de agradecimiento por su esforzada tarea.

Responsabilidad social le llaman. Conciencia social podría ser también. Si todos aportáramos con un grano de arena para ayudar a tantos y tantos marginados que tiene el país, podríamos pensar que nuestro Chile es solidario. Me pidieron por favor que no publicara nada de este evento. Sin embargo, hechos como éste no se pueden dejar en el olvido. Y si de algo puede servir este artículo es para incentivar a los demás a imitar una de las acciones más solidarias que hemos podido contar en estos 21 años de vida de Lobby. (JAE)

BUENOS PALADARES



LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(30 enero) OSADÍA (Nueva Costanera 3677, Vitacura, fono 206 5549): “Lindo sitio, con vasos y copas que dicen (metáfora de nuevo) "es mi estilo, y qué". Buen servicio, a la antigua (gentileza y memoria, dos cualidades que parecen del siglo pasado), una carta de vinos que se queda corta con la apuesta (hum) y una de comidas que sólo llama a probar.” “No hay caso: es una cocina rica. Ojalá no más tele, sólo restaurante. Y aunque hay un dolor final en el bolsillo, se compensa con la gran dicha de la tripa.”

SOLEDAD MARTÍNEZ (Wikén)
(30 enero) MERCAT (Nueva Costanera 4092, Vitacura, fono 784 2840): “Gianfranco Vanella define su cocina como "de autor mediterránea", y para lograrla dispone de su formación europea y la ayuda de un cocinero catalán, pero sobre todo de una evidente imaginación culinaria y su propia personalidad abierta e impulsiva, aunque quizás algo desordenada.” “De fondo, dos platos de carne: Black Angus con betarragas laminadas con queso de cabra, papas sureñas al aceite de trufa blanca, cuscús de tomate y rosas hidropónicas ($ 13.900), y chuletas de cordero de Nueva Zelanda a punto, en salsa demiglace con excelente risotto de tomaticán con algo de merquén ($ 14.500).” “Con un uso prudente de las nuevas técnicas y audacia controlada en la combinación de variados sabores, Vanella se incorpora así al grupo más renovador de los jóvenes chefs.”

YIN Y YANG (La Segunda Internet)
(30 enero) ENJOY COQUIMBO (Casino de Coquimbo, fono 51-423 000): “Al igual que ocurre en los demás establecimientos de la firma, el conjunto de la programación culinaria está aquí también bajo la impronta mediterránea de Gionatta Nardone, pero merece destacarse el estilo personal que ha impuesto la joven y valiosa Náyade Jorquera, su responsable directa.” “Uno de sus mayores méritos está en el uso de productos típicos de la zona, como abalón, chocha, ostión, loco, camarón de río, turbot, pez espada, pez sol, cabrito, queso de cabra, pajarete, papaya y chirimoya. El restaurante Oire está a la altura de los más refinados de la hotelería nacional (y peca, aunque quizás menos que otros, de inútil sofisticación al describir los platos)” Sin embargo, nos impresionó sobre todo la línea que Náyade ha impuesto en La Barquera, donde una comida simple, que incluye también tapas, sandwiches y buenas pizzas, logra, a precios claramente menores, aciertos notables gracias a la calidad de los productos que acentúan el aire regional y la perfecta elaboración.”

RODOLFO GAMBETTI
(30 enero) DEJATE BESAR (Av. Raúl Labbé 12863, Lo Barnechea, fono 955 3214): “Para recomendar, unos agnolotti rellenos con camarones en perfecta sala de tomates. Unas machas en su caldo, picaña en salsa de queso azul. Simple, nítido, bien hecho. Mientras por el puente las luces de los autos titilan, azules, a lo lejos. Y uno se puede hipnotizar, como hacía tiempo no le pasaba. En fin: para el Día de Enamorados, el vino Estampa que se beba da derecho a otra botella de rosé y a un ceviche afrodisíaco, de camarones. Si es que aún lo necesita.

CARLOS REYES (La Tercera)
(30 enero) OSADÍA (Nueva Costanera 3677, Vitacura, fono 263 3170): “…sale adelante apelando a platos precisos, entendibles de buenas a primera; sin mucha pirotecnia (llámese espumas y sus derivados) y con elegancia. Eso se nota en detalles como las suaves y calentitas churrascas de la previa, pero también en la frescura impecable de la ensalada tailandesa ($ 5.600), donde el fino amargor de las verduras se integró a un dressing picante y a una justa cantidad de gambas calientes. La vara siguió alta en los fondos, donde sencillez y sabor fueron uno. En el poderoso y a punto mero a la plancha ($ 11.900), equilibrado en su gusto por un puré rústico de arvejas. En el área carnes, imperdible la picanha paulista ($ 9.900) que llegó también al punto exacto, con una delicada sazón pimentosa y junto a una porción de yuca frita que absorbía los jugos del corte, para convertirse en una excelente guarnición.”


DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(31 enero) “C” (Monseñor Escrivá de Balaguer 5970, Vitacura, fono 355 6919): “El Camarón Tiger en sopa de plátano y lemongrass ($8.200), con un acertado mix de especias y un fondo dulce pero controlado, que obliga a echar mano constante al camarón de gran calibre y textura. Cuando éste comienza a ceder todo ese sabor intenso de su coral, la mezcla se hace perfecta, sublime.” “El Asado de tira ($12.700) es otro acierto. Viene en pequeñas porciones, la carne se deshace al contacto -se ve: fue cocinado sin prisa ni violencia- y el puré al cardamomo que acompaña entrega un perfume fresco que lo levanta y subraya.” “La carta actual del C está bien asentada. Y tiene una nueva terraza para sumar a todo ello una grata vista y perspectiva.”

DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(31 enero) RAÍCES (Boulevard de Parque Arauco. Av. Kennedy 5413, local 340): “Se trata de una cocina simple y bien hecha, con acento en los sabores rurales argentinos. Prueben su trilogía de empanadas criollas ($3.900) de exquisita masa, crujiente y suave, con relleno clásico, de pollo y humita con polenta; pueden intentar con los ñoquis de espinaca y crema de limón ($5.400), ricos pero con una salsa poco homogénea; unas jugosas entrañas ($6.700) con pinceladas de chimichurri y un atinado gratín de calabaza, que guarnece en miniatura a un costado; o la Bondiola de cerdo, en mi caso algo seca, pero muy sabrosa, de gran tamaño, preciosamente montada y acompañada de un puré de batata dulce al limón y chips de camote rojo que hacen de perfectos centinelas. Los postres andan muy bien, pero no se den vueltas de más y prueben los helados, que es la especialidad de la casa y la marca.”

PILAR HURTADO (Mujer, La Tercera)
(1 febrero) BAMBÚ (Encomenderos 254, Providencia, fono 231 9094): “La carta no es ciento por ciento vegetariana: hay platos con salmón o pollo, pero también tofu y hartas verduras. La primera decepción fue que no tenían más que jugos de mango y frambuesa, de pulpa; nosotras teníamos ganas de tomar algo fresco y novedoso, pero terminamos con agua mineral. Partimos picoteando unas quesadillas integrales rellenas con verduras al dente y queso no en tanta cantidad (venían cuatro cuñas), que resultaron ser lo mejor de la tarde: jamás se me hubiera ocurrido mezclar queso y verduras. También unos rollitos de verano, en papel de arroz, rellenos con pepino, zanahoria, palta y queso crema, combinación que nos pareció que no pegaba ni juntaba. La lasaña de berenjenas no era tan rica como me la hubiera imaginado. Venía en una pequeña porción con bastante queso, acompañada de arroz integral y ensalada en pocillo aparte; me faltó la enjundia de una salsita de tomate o de aceitunas. Mi amiga pidió unas verduras al wok con fideos de arroz, blancos y anchos, con verduras al dente pero un poco desabridas; hubo que agregar harta salsa de soya para salvar este plato.”

CÉSAR FREDES (La Nación Domingo)
(1 febrero) EL TEMPLO DEL INKA (Antonio Bellet 280, Providencia), fono 235 5119): “Una reciente visita nos devuelve el alma al cuerpo e indica que el Templo del Inka está en la senda. Se incorporó el ají de gallina, que es un plato simbólico; se han reforzado otras especialidades peruanas, como el lomo salteado, el seco de cordero y esa deliciosa variedad de mariscos y pescados cortados en trocitos pequeños y fritos con leve rebozo que, hasta hoy por indescifrable misterio se llama Jalea Norteña.”Es verdad que sigue habiendo, por ejemplo cola de buey guisada con risotto a los 4 champignones, magret de pato con pastel de papa o filete al risotto de arroz salvaje, platos que están sobre los $8.000 y aún los $9.000 para quienes quieran elegirlos.” “Pero el énfasis está volviendo a las preparaciones cien por ciento peruanas. Y en eso sí que el Templo del Inka sabe ser un verdadero y calificado aporte.