martes, 28 de julio de 2020

LOBBY MAG



Año XXXII, 30 de julio al 5 de agosto, 2020

TRANSICIÓN
“Nunca sabremos quién nos está echando de menos; quién nos está leyendo, quién nos está escribiendo ni quién nos está olvidando”

LA NOTA DE LA SEMANA: El queso Chanco: una historia llena de sabor
MIS APUNTES: Los seis desayunos más exóticos del mundo
RECUERDOS DE DON EXE: Llamada equivocada


LA NOTA DE LA SEMANA



EL QUESO CHANCO
Una historia llena de sabor

El queso Chanco era un queso cocido y maduro hecho principalmente de leche de vaca y, en menor medida, de oveja. En los siglos XVIII y XIX fue reconocido como el mejor queso de Chile. Un día se terminaron los frondosos pastizales, las dunas avanzaron sobre esta zona costera y el ganado se fue desmembrando. Faltó leche. Todo se redujo... Pero la fama quedó intacta para siempre.

De la cuidad de Chanco es el originario el famoso queso homónimo, probablemente el único queso 100% chileno y con denominación de origen.

Elaborado con leche pasteurizada de vaca (y en menor medida de oveja). Este queso madurado posee una consistencia semiblanda, de cuerpo cremoso o mantecoso de color blanco amarillento. Cuenta con abundantes ojos, de pequeño tamaño y formas irregulares, y una corteza delgada, seca y sin superar los 21 días para su maduración.

Según dicen, el nacimiento del queso chanco, partió con el embarque de cuatro vacas en el puerto de Cádiz, con destino a América del Sur, pedido hecho por doña Catalina de los Ríos y Lisperguer, “La Quintrala”.

En su periplo, una vez enfrentado el estrecho de Magallanes, el buque con bandera española fue perseguido por un corsario inglés, por lo que tuvo que fondear en el puerto de Penco.

Por allí se encontraba un español, con residencia en Chanco, lugar muy cercano a Penco, por la costa, quien ideó robarse las vacas, plan que tuvo éxito.

Ese episodio origino que, a comienzos del siglo XVIII, la crianza de vacas prosperó en ese Chanco prodigioso, con abundantes cosechas. Un día, se recuerda, uno de los hacendados, encargó al mulato Felipillo, dejar el primer cuajo en una olleta de greda. Junto a su mujer, Juana, prepararon en el tiesto el cuajo fermentado, poniéndole manzanilla, agregando sal y ají.

Luego, el lácteo fue puesto a orearse. Días después, añade la historia, los dueños de ese campo que han quedado anónimos en el tiempo, probaron el queso hecho por sus sirvientes. El sabor era exquisito, distinto al resto y con un toque mantecoso.

Por mucho se guardó el secreto, hasta que un buen día se abrieron las puertas del comercio. La textura, superior a los quesos europeos, cruzó las fronteras de Chanco, se aposentó en las tertulias, en Santiago. Viajó a España y luego a toda Europa. Fue el mayor impacto alimenticio hecho de leche de vaca, que cruzó desde Chile, desde un lugar remoto, conquistando los mejores paladares del mundo.


MIS APUNTES


LOS SEIS DESAYUNOS MÁS EXÓTICOS DEL MUNDO

Si es fanático de la experimentación cuando se habla de comidas, este puede ser uno de sus artículos favoritos. Es que muchas personas cuando viajan hacia países muy diferentes o lejanos tienen ese miedo de no comer para evitar cualquier tipo de problemas, por ello recurren al desayuno, la comida más clásica de todo el mundo. Aunque... no es tan así. Veamos algunos de los desayunos más extraños del mundo. ¿Podría degustar esto como la |primera comida del día?


JAPÓN: CHAWANMUSHI
Los huevos al vapor y el dashi (caldo de pescado), le dan a este plato una textura sedosa y similar a las natillas. Los huevos se combinan con varios ingredientes, hongos, camarones de pollo. Un desayuno... bastante extraño, podríamos decir.


MÉXICO: HUITLACOCHE
Digamos que esto es como un maíz de desecho, pero no se preocupe que no le hará daño (o eso creemos). Este hongo es considerado un manjar en el país, tanto, que cuesta más caro que el maíz "normal". El Huitlacoche aparece en todos los desayunos acompañado de tortillas.

C

CHINA: CONGEE CON HUEVOS MILENARIOS

Esto es una papilla hecha de arroz que se cocina a fuego lento por un largo tiempo, de forma que adquiere una textura espesa y cremosa. Hasta ahí podríamos decir que es relativamente normal, lo extraño es el relleno, "huevos del siglo". Estos se envuelven tradicionalmente en una mezcla de arcilla, sal, cenizas, cal y el arroz. El resultado es una yema verde y la clara pasa a ser color ámbar.


ESCOCIA: HAGGIS
Los escoceses comienzan su desayuno con avena. Ok, para muchos es normal. Pero luego añaden cebolla, sebo, especias y carne. Aunque no es cualquier tipo de carne, sino que corazón de oveja picada, con hígado y pulmones. ¡Digno de una clase de biología! Luego de que lo cocinan en agua lo envuelven y su Haggis queda listo.


JAMAICA: EL SESO VEGETAL
Este ingrediente tan particular se sirve con pescado blanco para el desayuno, ¿un secreto? Si no se prepara correctamente es altamente venenoso, debido a que el “ackee” es altamente venenoso.


ALASKA: SALCHICHAS DE RENO
En Alaska, los renos no solo ayudan a Papá Noel, también son una parte típica del desayuno. Salchicha de reno es para Alaska lo que los panqueques son para la mayoría de Estados Unidos. Se suele comer con huevos, pan y tostadas. Según los testimonios, la salchicha de reno no tiene un sabor particularmente distinguible de otros tipos de salchicha. Para los que nos vivimos en Alaska, quizá deberíamos probar cuando no vemos renos por todos lados (en otras palabras, no en Navidades.)

Sin duda que estos desayunos están llenos de nutrientes, pero por ahora nos conformamos con un jugo de naranja y un café.

LOS RECUERDOS DE DON EXE



LLAMADA EQUIVOCADA

Me encerré unos días luego de mi frustrado affaire con Abril, esa peruanita de miedo que conocí en la embajada de su país. Mi paquita no me contestaba el teléfono y aunque no lo crean, eso me duele. Sinceramente no estaba haciendo nada malo, pero a ella no le gustó para nada que un vejete como yo tratara de seducir a una jovencita.

Aún recuerdo sus palabras: “¡Es bonita la guacha esa, pero es mucho para ti!”

Decidí hacer un acto de contrición para sopesar mis siguientes pasos. Estoy consciente que cada día que pasa me gustan más las chicas sub-40, pero también sé que mi paquita tiene la sartén por el mango y siempre espera, tranquila, que regrese como un perro fiel a su regazo. Por eso cada cierto tiempo me corta los suministros básicos. La hembra Alfa me conoce.

Cuando sonó mi celular, un día al atardecer, discurrí que era ella. ¡GANÉ, MIERDA!, pensé, pero era una llamada equivocada…

- ¿Francisco?- pregunta
- Lo siento, chica –respondí. Si es el mismo Francisco que yo ubico, te equivocaste por un número.
- ¿Cierto?
- Tan cierto que estás hablando conmigo y no con Pancho
- ¿Y tú? ¿Quién eres?

Parece que la chica tenía ganas de hablar y le sobraban los minutos del celular. Yo, que no escuchaba voz alguna femenina desde hace días, le seguí el juego.

- Soy Exe.
-¿Exe qué?
- Exe, -le dije-. El que tiene casi el mismo teléfono que tu tal Francisco.
- ¡Me da risa todo esto!
- ¿Por?
- Llamé al Pancho ya que me había invitado a cenar, ¡pero hace tres días que no sé nada de él!
- ¡Qué malo es!, - le comenté con el fin de alargar la conversación.
- ¿Dónde vives Exe?
- ¿Aun no sé tu nombre y ya quieres saber dónde vivo?
- Perdona. Me llamo Antonia y vivo en Ñuñoa

 Como Leonardo Favio respondí: - ¡Huy!!! ¿Ñuñoa?, ¡¡¡yo también!!!

….

A falta de Francisco bueno será Exe, pensé. Hicimos una cita a ciegas en La Destilería, una taberna que está detrás de la plaza Ñuñoa y a dos cuadras de mi departamento. Quedamos de juntarnos a las nueve de la noche y la esperaría en la puerta. Ninguno de los dos sabía con qué se encontraría. Eso es lo emocionante de una cita a ciegas.

Llegó regia y despampanante. Abrigo de gamuza y debajo una minifalda de esas que uno no puede evitar mirar las piernas. Antonia era linda. Nariz respingada, buenas pechugas y mejor trasero. Al verme me regaló un beso cuneteado que me dejó viendo estrellitas verdes. Entramos a La Destilería y nos sentamos bien aislados en una mesa chiquita. Ella pidió un Baileys, el cola de mono de los ricos, y yo una cuba libre en Zacapa. Ella hace un mohín y dice:

- Gracias Exe. Por hoy olvidaré a Francisco.

Tomé sus manitos, finas y grandes y seguimos conversando. Al segundo Baileys y al segundo ron, se puso más cariñosa y comenzó a tocar uno de mis muslos. ¡Exe!, me dije… ahora sí que se alinearon tus planetas. Esta noche será buena y larga.

Le dio hambre. Yo, como un caballero le ofrezco algo para comer. Pidió un sánguche con hartas papas fritas de las cuales yo me hice cargo de algunas. Ella cambió de trago, esta vez un vodka tónica…y ahí comenzó el descalabro.

Tímidamente puse mi mano en su rodilla y un poco más arriba. Ella se deja y me mira a los ojos. ¿Vives solo?

Los vapores del alcohol me tenían algo trastornado, pero razoné que no era conveniente llevarla a mi departamento. Mal que mal mi paquita tiene llaves para entrar y no sería agradable otro escándalo a mediados de semana. Inventé a un sobrino que estudiaba en la universidad y que vivía conmigo, mientras calculaba cuánto me saldría una aventura en algún hotelito de la calle Marín o las cercanías.

Contemplo su cara y algo me llama la atención. Dulce como se ve, de labios carnosos y apetitosos, descubro en su cuello un gran desarrollo de su nuez de Adán. Y eso es sólo de hombres. Ella se percata de mi desconcierto y pregunta:

- ¿No te importa?
- ¿Qué?, pregunté temblorosamente.
- ¿Que sea una chica con sorpresa?

¡Era un hombre! ¡Y no se rían, carajo! Todo me dio vueltas. Pensé en Sofía, que le estaba poniendo los cuernos nada más ni nada menos que con un travesti; en la cuenta de los Baileys y del lomito; en el beso cuneteado y en mi mano en su muslo; en su perfume caro y en el interés de ella (¿o él?) por seguir una conversación telefónica sin destino.

-No te preocupes, –dijo. Puedo hacerte feliz.

Por primera vez en la vida me dio jaqueca. Me dolía la cabeza pero más la conciencia. Exe, el tipo de las mil y una aventuras había caído en desgracia y estaba comenzando a pagar sus culpas. Rápidamente saqué la mano de sus piernas, pedí la cuenta y me excusé con Antonia (¿o Antonio?) no sin antes entregarle el número de celular de su amigo que yo tenía. Ella (él), me lo agradeció con un beso en la mejilla.

Como nunca, llegué a ducharme al departamento. El agua fría expía las culpas, dicen. Encendí el celular y tenía cinco llamadas perdidas de mi paquita. Definitivamente quedarme encerrado en casa me hizo mal. No me gusta para nada.

Maldición. Las chicas con sorpresa tampoco son de mi agrado. Eso me pasa por lacho. Lo que pasa, amigos, es que fui confeccionado el siglo XX, y este nuevo mundo me quedó grande. Sorry.

Exequiel Quintanilla.