miércoles, 9 de junio de 2010

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


OX
(O cómo el vino puede ser pretexto para comer buenas carnes)

Me reciben con espumoso Extra Brut de Finca Flichman mientras en el Ox, la parrilla top de Nueva Costanera, varios sommeliers esperan a los invitados, casi todos propietarios de restaurantes que conocerían las bondades de la viña Chateau Los Boldos, adquirida hace un par de años por el grupo portugués Sogrape. La idea era probar (catar) sus nuevas cosechas y presentar su nuevo vino Amalia, una mezcla de syrah, cabernet sauvignon y carménère.

Pero había una segunda intención en esta visita. Refocilarse con las carnes premium que siempre entrega el Ox. Daniel Galaz, su chef y nunca destacado en la crónica gastronómica, maneja las riendas de un restaurante que sí llena páginas de comentarios. Una paradoja similar a la del vino y de la carne. ¿Quién sería la estrella esa noche?

Un Merlot Grand Reserve 2009 en alianza con un perfecto trozo de entraña y un cabernet sauvignon Vieilles Vignes 2008 con un recordado asado de tira acompañado de papas fritas trufadas. Puntos de cocción, sabor, ternura y temperatura ideales gracias a la buena predisposición de la parrilla (por un lado) y del servicio (por el otro). Y eso debe agradecerse.

Una punta paleta de wagyu con arroz jazmín y jugo de su carne fue el pretexto para armonizarlo con un Gran Cru 2008 de Los Boldos. ¡Esto no se hace!, decían algunos invitados cuando sopeaban los restos del jugo de carne. Una tentación que al final todos cumplimos como un ritual casi mágico.

Pero aun faltaba lo mejor. ¿Existirá algo mejor? Bueno, en este caso si: un par de ma-ra-vi-llo-sas chuletitas de cordero magallánico y un mix de verdes para presentar la estrella de la noche. Amalia 2008, la última apuesta tinta de este grupo. (No confundir Amalia con Amelia… ese es otro cuento). Las chuletas estaban realmente supremas y dignas de una cena de lujo. Obra de la naturaleza y del chef. Realmente superlativas.

Oporto Tawny Ferreira (de propiedad del grupo controlador de la viña) para un muffin de dos chocolates que pasó al olvido. Las carnes estaban tan requetecontra buenas que nada podía superar esta experiencia.

En resumen: fui por vinos y quedé enamorado de las carnes. En este caso en particular, sus cortes estaban predestinados a ser lo mejor de la noche. Un aplauso para el Ox, que al igual que sus carnes, madura día a día su propuesta. Y un aplauso para Los Boldos, que nos brindó la posibilidad de contagiarnos nuevamente con las carnes que entrega este restaurante. Ambos, en cierta medida, fueron cómplices de una selecta jornada que no se olvidará fácilmente (Juantonio Eymin)

OX: Nueva Costanera 3960, Vitacura, fono 799 0260