miércoles, 22 de diciembre de 2010

BUENOS PALADARES

LAS CRÍTICAS GASTRONÓMICAS DE LA SEMANA

RODOLFO GAMBETTI
(Las Últimas Noticias)
(17 diciembre) SUKALDE (Av. Nueva Costanera 3451, Vitacura, fono 228 5516): “…su “hamburguesa hecha en casa” ($5.900) es una delicia de auténtica carne de vacuno, sobre pan frica recién horneado, con pepinillos caseros, queso chanco y gruyere, escoltado por ajíes jalapeños o chipotle e impecables papas fritas. ¡Para comerla de rodillas!” “Pero lo que hará historia son los “atardeceres con burbujas”, desde las 19:30 horas, que combinan en su oferta foie gras con frutas, ostras, langostas, y para beber desde espumantes nacionales e importados hasta champagnes auténticos, según la magnificencia de cada anfitrión. Y como Palomo es reconocido como nuestro Harry Potter de la gastronomía moderna, ofrece una sorprendente cena con menú de 6 tiempos ($25.000 0 $35.000 por persona, sin vinos o con ellos) o de 9 tiempos ($35.000 o $45.000). Con alarde de esferas de sabores, espumas, aires y demases, que crearán memorable aventura gustativa para quienes disfruten de ese recorrido sensorial.”

ESTEBAN CABEZAS (Wikén)
(17 diciembre) LE PETIT CHATEAU (Bilbao 460, Providencia, fono 634 4268): “…una carta acotada y una sensata elección de vinos, servicio gentil pero... una lentitud en su cocina que quita el apetito. Más de media hora desde que se hizo el pedido, con renovación de potes de mantequilla y paté, con casi tres rondas de pan para matar la espera.” “Y aunque se hizo una atención del 10% de descuento, la verdad es que si cobran $9.600 por un plato de salmón (salsa y acompañamiento incluidos), con un corte no muy generoso y muy seco, es de esperar que la experiencia sea acorde al valor que la carta le atribuye. Pero no.” “Si bien es cierto que llevan poco tiempo atendiendo, también es verdad que debieran cuidar a los clientes que llegan a tentar suerte... y que finalmente se van arrastrando su tentación, muerta de aburrimiento.”

SOLEDAD MARTÍNEZ (Wikén)
(17 diciembre) ZAFRÁN (Hotel Radisson Petra La Dehesa. Comandante Malbec 12851, Lo Barnechea, fono 9374100): “Sin duda, Franck Dieudonné es hoy uno de los mejores cocineros de Santiago y la carta que aquí le conocimos posee un enfoque original y amplio del estilo mediterráneo, cuyo nombre con tanta frecuencia se invoca en vano. En ella, sin abandonar las exigencias de su escuela francesa, presenta valiosos ejemplos de las comidas regionales de su país de origen, incluyendo una -para mí- curiosa "bouillabaise de pollo", así como de Italia y de España, pero también de la norafricana, menos común por acá, con especialidades de Túnez o Marruecos (reineta y cous cous en tinta de calamar, tajine de pollo al limón y aceitunas con bulgur, postre tunecino de almendra y naranja, entre otras).”

CARLOS REYES (Unocome.cl)
(17 diciembre) TANAKA (Alonso de Córdova 4248, Vitacura, fono 206 6000): “El lugar funciona en un espacio moderno, limpio visualmente y bastante cómodo en todos sus ambientes, con algunos detallitos estéticos que requieren atención como enchufes demasiado a la vista, más oxígeno para la lagunita de la terraza para que el agua no se vea tan turbia y cartas nuevas más resistentes al roce; pensando en que la propuesta escénica sí que importa para el estilo y para el barrio. De la comida, un compendio de platos que cumplen bastante bien con el ideario nikkei, pero sin llegar a la emoción que otros lugares cercanos (sigo pensando en Osaka) le imprimen a la comida. Así de claro: está bien, muy bien. Pero hay que refinar mucho más para ganarse el cielo de la onda.”

BEGOÑA URANGA (El Sábado)
(18 diciembre) LILI MARLEN (Julio Prado 759, Providencia, fono 341 6213): “Para comenzar, un crudo sobre pan negro: fresco, bien preparado y adictivo. Si se va en grupo, hay que pedir una muestra de sus platos. Las chuletas kassler se deshacen al tomarlas y se funden en la boca con la deliciosa y aliñada ensalada alemana de papas. Los embutidos y el cerdo en todas sus variedades son tentaciones que no resistiría ni el más ascético. El strogonoff es otro pecado capital, así como las sencillas hamburguesas que aquí se convierten en una poesía. Y tienen el mejor pernil de Chile y sus alrededores. Sonrosado, generoso de carnes, suave y tierno, es una verdadera oda a la lujuria gastronómica. Un recochineo de la concupiscencia, para decirlo en buen castellano. Cuando aparece se produce un respetuoso silencio.”

CÉSAR FREDES (La Nación Domingo)
(19 diciembre) COQUINARIA (Isidora Goyenechea 3.000. Las Condes, fono 245 1958): “El timbal de jaiba, camarones y locos, rico y fresco, era una amalgama de los tres mariscos sobre una ensalada grata, en la que predominaba la quínoa, convenientemente aliñada. Y luego, muy bueno, un llamado “cannelloni” de jamón serrano con relleno de Mouse de ostiones. Muy bien logrado el relleno, el jamón se adhería suavemente sin contrastar con el relleno.” “Después hubo pez blanquillo “quemado” con palta, choclo peruano y papas chips. Ni quemado ni jugoso, el blanquillo por tratar de ser original y aperuanado, no llegó a ninguna parte. Malo no era, pero inferior a la media.” “El penúltimo plato, sencillo y contundente, fue una pechuga de pollo rellena con mozzarella, chorizo y albahaca, con compota de trigo mote con notas levemente agridulces.” “Y el final, gran plato de magret de pato, no convencional, porque el pato iba blando, muy jugoso, pero bien cocido, con peritas y salsa de higo y oporto.” “Por primera vez Coquinaria estuvo notable y ojalá siguiera así.”

DANIEL GREVE (Qué Pasa)
(18 diciembre) MAMUT (Diego de Velázquez 2051, Providencia, fono 792 6882): “Aquí, lo que cabe son las porciones grandes, la rapidez, la informalidad y los precios inversamente proporcionales al tamaño. Good deal, ¿eh? Nada mal. Pueden pedir la nueva Squeeze salad ($ 3.890), de lechugas con pimentones y anillos de calamares apanados, y andarán relativamente bien. Olviden las empanadas de queso, verdaderos obstáculos en el camino y vayan, esta vez a la segura, por unos Ribs & Fries ($ 5.790), costillar de cerdo a la grilla con salsa BBQ. De esas costillas sabrosas, con una salsa dulce y ahumada, y una carne que se deshace y despega del hueso al primer contacto. Si quieren un grand finale, el Cheescake pistacho ($ 2.290) es un sueño. Simple, abundante y extraordinario. Ya estaba dicho: es todo un asunto de proporciones.”