miércoles, 12 de diciembre de 2012

LA NOTA DE LA SEMANA

LOS PORQUÉ DE LA CRÍTICA GASTRONÓMICA

Hay quien dijo que no hay porqué ser tan duros y que una sección (o revista) dedicada a la gastronomía tan sólo debería escribir alabanzas de nuestros restaurantes.

Quizás tengan razón y si así lo hubiésemos hecho tendríamos menos enemigos, pero quizás también menos amigos, ya que aquellos que saben que proceden correctamente en sus establecimientos, no se dan por aludidos cuando llamamos traficantes de comidas a algunos empresarios, o cuando comentamos que sobran la mitad de los restaurantes porque no ofrecen el menor aliciente al consumidor. Sin embargo entienden que nuestra labor de critica es puramente constructiva y de autentica necesidad si queremos tener alguna oportunidad de salir adelante en los tiempos que se avecinan.

Sabemos que cuando se está trabajando todo el día en un restaurante, lo menos que apetece es escribir una carta o mail y menos aún a una persona desconocida o a un medio de comunicación, pero a veces es muy positivo hacer este esfuerzo porque de esa media hora que van a gastar en expresar sus ideas por escrito, pueden salir grandes frutos a largo plazo.

Muchas veces hemos oído hablar de la soledad del escritor pero nunca, hasta que entramos en este excéntrico mundo, alcanzamos a comprender la autentica dimensión de esa reflexión. Lanzamos pelotas contra un frontón que no las devuelve y que tan sólo responde cuando en alguna ocasión le hemos dado en un punto demasiado débil a alguno de sus ladrillos.

Si se dicen las cosas con respeto y ponderación, si se habla con naturalidad y de manera sincera y constructiva, entonces aumenta la probabilidad de que nuestro interlocutor esté más predispuesto a escucharnos. Luego, él tendrá más o menos en cuenta nuestros comentarios en función del "peso relativo" que quiera otorgarles. En alguna medida, el propietario de un establecimiento debe actuar como un capitán de barco. A fin de cuentas, él es el responsable último a la hora de decidir el rumbo, la velocidad de navegación y muchas otras cosas más. Estaríamos locos si el capitán del barco sometiera a referéndum ese tipo de cosas, o incluso si, simplemente, actuara al dictado o siguiendo las recomendaciones de sus mejores clientes.

Tenemos la impresión de que últimamente está creciendo el número de chefs que manifiestan un cierto hastío y empiezan a obviar los comentarios de los críticos, de las críticas escritas y a veces también hasta de las opiniones y sugerencias de sus mejores clientes. ¿Se debe esto a la falta de rigor, objetividad, etc. que podamos exhibir algunos de los que hacemos las críticas? ¿Hay un número excesivo de opinantes y los chefs se sienten abrumados por ello? ¿Falta un mínimo de humildad y sobran dosis de engreimiento y autocomplacencia por parte de los criticados?... No sabemos, tal vez la principal causa de la desafección de los chefs hacia los críticos sea una mezcla de todo lo que acabamos de poner entre interrogantes.

Así es nuestro país y nuestra cultura, pero si no aprendemos a aceptar la crítica y a sacar conclusiones para corregir los errores, este futuro próximo no va a ser nada en comparación con lo que puede llegar a ser cuando comiencen a llegar más europeos y latinos a instalar restaurantes a nuestro país. En esos momentos de nada nos va a servir llorar o insultarles si no empezamos por dignificar nuestro propio trabajo.