martes, 22 de abril de 2014

LA COLUMNA DEL ESCRIBIDOR


LA DESTILERÍA
Un bar como los de antes

Cerca de quince años estuvo abandonada una casa esquina emplazada a metros de la Municipalidad de Ñuñoa. El sommelier Hugo Córdova, uno de sus propietarios, había participado con bastante éxito en algunos restaurantes de la Plaza Ñuñoa y se fijó en esta propiedad abandonada, que con el tiempo y la paciencia de dos de sus socios, el chef Alan Kallens y el también sommelier Ricardo Grellet (que se retiró meses después de abrir las puertas), y tras una compleja restauración, la convirtieron en un resto bar de tomo y lomo.

La gracia es que es un bar como los de antes, puede beber lo que desee sin que nadie lo esté apurando para que pida algo más y donde encuentra destilados de primer nivel a muy buen precio, como el Buchanan’s de 12 años, un gran whisky escocés a $ 5.500; o el ron Zacapa XO guatemalteco de 25 años, ganador de premio Platino en International Rum Festival de 2003. Probar este dulce brebaje le cuesta $ 10.000. No se trata de tomar más, sino de tomar mejor, dicen en el lugar. Donde además se encontrará con marcas de la casa “House Brands” le llaman, como el J. Walker etiqueta roja, el Pampero añejo especial o el Tanqueray a $ 2.800. En materia de vinos y cervezas, la lista es tremenda, gracias al acertado trabajo de Hugo Córdova.

Otra cosa que no hay que dejar pasar, es preguntar por el precio de la botella. Botella que está en la carta, botella que se vende, debe multiplicar por siete el precio de la porción y ya está. No se preocupe si no alcanza a tomarla, La Destilería tiene un lugar especial para guardarla. Así, usted pasa, se tienta y se toma un vasito de su destilado favorito. Lo mejor es que no tiene que pagar un extra por ese cariñito.

A cargo de la cocina está obviamente Alan Kallens, el lema es que sea una digna compañera para tanto buen brebaje. Dele un vistazo a la pizarra ubicada justo en la entrada para ver qué sorpresas tienen para el día. El resto está en la carta. Puede empezar con un Tártaro, ($ 5.900), Cebiche ($ 6.600) o las Papas del Terror, fritas, caseras con salsa de queso caliente, sour cream y tocino ($ 6.200) aunque el plato imbatible es la Chorrillana Mongoliana, las mismas papas fritas caseras con Carne Mongoliana y dos huevos fritos, cuesta $ 9.600. Si quiere comer pan, no puede pasar por alto los sánguches de dos marraquetas, completitos, de pescado frito en tempura con ensalada chilena y mayonesa casera de leche o el arrollado de huaso hecho en el lugar con tomate, lechuga y la consabida mayonesa. Todos cuestan $5.900.

Ofertas increíbles que son otro de los puntos a favor de este lugar: vinos, espumosos y sour a “luka” (dependiendo el día de la semana), convierten al lugar en un verdadero oasis de la economía. A pesar de sus precios, La Destilería tiene su target muy definido y por ello suma clientes. Y muchos, a pesar de la gran oferta que tiene a sus alrededores.

Como para sacarse el sombrero… (Juantonio Eymin)

Resto Bar La Destilería: Manuel de Salas 155, Ñuñoa, fono 2344 4451