EL DIA DE LA PISCOLA
Sin pena ni gloria
¿Cuándo se
hizo famosa la piscola?
Según piscólogos
de fuste, este tradicional combinado nacional se consume hace más de setenta
años en nuestro país, sin embargo su popularidad se disparó en la década de los
’70, cuando Chile sufre una depresión
económica producto de los problemas políticos que vivía y los destilados como
el ron y el whisky comienzaban a escasear. En esos momentos el combinado
nacional comienza a desplazar el consumo de la también popular roncola y la
aristocrática whiscola.
En el año
2003 y como una fórmula para aumentar el consumo de pisco, los productores
nacionales instauraron el 8 de febrero como el Día Nacional de la Piscola, emulando
posiblemente el ya famoso Día del Pisco Sour que con entusiasmo celebran
nuestros hermanos peruanos.
A pesar de
ser uno de los combinados más atractivos que suelen consumir los chilenos, la
piscola ha perdido bastante popularidad en la juventud actual, debido a la
invasión de cócteles provenientes de diferentes lugares del mundo y el
esnobismo típico de las clases sociales de nuestro querido Chile.
Posiblemente
los productores de pisco sintieron el golpe económico que significó el libre
acceso a diferentes licores y buscaron en sus laboratorios la formula necesaria
para aumentar la calidad de nuestro producto estrella. Hace unos años Capel y
Control (las marcas más reconocidas) cambiaban sus botellas y aparecían los también
reconocidos Alto del Carmen y Mistral. Luego comenzaron los emprendimientos de
lujo con piscos como Waqar, El Comendador, Kappa y otros que se nos olvidan.
Los
productores chilenos, hoy en día empeñados en desprestigiar las marcas de pisco
peruanas que ingresan al país etiquetadas como aguardiente, ni se percataron
que el lunes pasado se celebraba un día especial que ellos mismos crearon, y
nuestro popular cóctel -elaborado con el pisco básico de 35° y bebida cola-, pasó
desapercibido y pocos se enteraron de esta simbólica fecha.
Hoy la
piscola sigue siendo favorita en casas, asados y comederos diarios. Como no
tiene rango ni estatus, los grandes productores no se interesan en aumentar su
consumo ya que sus miradas están puestas en la mixología y en la exportación de
este producto, sin pensar quizás que por naturaleza y sabor, nuestro pisco
nunca conquistará grandes mercados mundiales. ¡Nunca!
Como si
fuese un pecado beber una piscola después de un asado o en compañía de amigos,
seguiremos bebiéndola a escondidas para que no nos confundan de estrato social.
Moralmente sería necesario un juicio a las pisqueras por el daño que han
provocado al no preocuparse siquiera de celebrar su propio día.