martes, 30 de enero de 2018

BUENOS PALADARES


CRÓNICAS Y CRÍTICAS
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(ENERO) LA MAESTRANZA (Av. Vitacura 5468 / 23223 5280): “No se pierdan las Tres Maestras Yogui ($8.200), tres sabrosos callampones Portobello rellenos con quesos roquefort, chedar o cabra, untadas con salsa de puerro, mermelada de tomate o champiñones. O el Top Rice ($7.800), una especie de vimana mesopotámico para volar con semillas, bulgur, betarraga, rúcula, mostaza y mieles de insospechados poderes.” “O a refrescarse con tzaziki griego, de yogur, pepino y ajo en el Skinny Burger ($7.600), donde conviven porotitos negros, quínoa, nueces, un mix verde y sabrosa mozzarella que no llega a ser pecado. El mismo rango tiene el Bolsillo de Buda, con su puñado de semillas y raíces, más nutrientes, apetitosas y desintoxicantes. Y también el One Love, otro contundente pan de tres cereales que satisfará el apetito y mostrará la gracia de unos spaghetti de zapallitos italianos.”

MUJER, LA TERCERA
PILAR HURTADO
(ENERO) BOTÁNICA (O’Brien 2830, Vitacura / 99235 1114): “Tanto verde hace pensar en un local vegetariano, pero al mirar la carta, donde se explica el concepto, más que veggie, lo importante para ellos es trabajar con la cocina de los inmigrantes. Buscan ser un espacio de oportunidades para que quienes dejaron su tierra practiquen el oficio gastronómico.” “En un día de mucho calor, en el que elegimos sentarnos dentro de la casa, partimos con unos tés de la casa y compartimos una maceta y calabaza. Es un puré de zapallo asado con semillas, hojas verdes y queso azul, servido con una maceta de chips de plátano y de papa hechos allí, horneados a baja temperatura, según nos explicaron. Le sentimos un dejo a miel, pero nos dijeron que no tenía. Demoró bastante en llegar este picoteo que devoramos y a mí me gustó bastante.” “También pedimos la hamburguesa Botánica, de vacuno en pan brioche con mermelada de tocino, queso fresco y hojas verdes, y una ensalada de la casa, con hojas verdes, pollo al maní y lemongrass, y más pétalos. Lindas todas las presentaciones. De postre pedimos una panacota y limón, con granola casera, yogur de maracuyá y pepino infusionado en agua de rosa y clorofila, que compartimos. Estaba rico, pero era pequeño.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(ENERO) JIAYOUYUAN (Exposición 312, Santiago / 22689 1395): “Entonces, vamos por dos alucinantes recomendaciones que ya valen la visita. Primero, una legión de camarones al vapor ($12.000) con mucho, pero lo que se dice mucho, ajo (y pizcas de cebollín). Pero lo vale. No hay plato semejante en la capital, como también ocurre con la otra sorpresa: jaibas fritas ($9.800). Cubiertas de un reboso especiado y servidas en trozos, machacadas, se constata que la capazón queda menos dura y es rompible en las patas, por lo que el llamado es a atacar sin pudor ni vergüenza. “Para continuar, una montaña de arroz chaufán con abundante huevo, arvejas, choclo y camarones ($7.800). Un reencuentro con una guarnición en regla (que ahora les ha dado con hacerla con mortadela en algunos sitios rascas, la verdad). Y unas verduras también salteadas, primas hermanas del ciboulette (kongxingcai, $4.500), ligeramente amargas. Cerrando las opciones, un bol con tofu blando mezclado con centolla y abundante jengibre ($6.800), finito y suave, pero que quedó en segundo lugar tras los camarones y las jaibas, hay que decirlo.” “Un paraíso para el antropólogo interior.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(ENERO) LA CASA DE CÉSAR (Fernández Concha 175, Papudo): “Mientras, en este restorán nihilista, donde abunda lo que no hay, un señor repartía a diestra y siniestra pisco sour envasado y aguadito (se anuncia que el primero vale $2.000 y todo lo demás que uno pueda tomar, es gratis). Despachadas las machas ($9.800 las doce), chicas como suele ser el caso, nos armamos de paciencia para esperar los fondos. Como la espera se prolongara, nos enviaron un cuenco con cebiche "por cortesía de la casa", y nos anunciaron que habría un postre gratis. Seguimos esperando, mientras los comensales de una mesa vecina se levantaban e iban indignados, después de una hora de espera sin que les hubieran atendido. Al fin llegaron los platos: una carne mechada sin mechar (se la anuncia como "carne al jugo"; pero cualquiera que conozca un poco sabe reconocer el corte para mechada y distinguirlo de los que se usan para carne al jugo), con una montaña de papas fritas (salían de la cocina muchas montañas iguales con diversa destinación). Y una merluza austral frita con puré.” “Oh, día aciago: la merluza estaba cruda y el puré (puré "rústico", aunque no estaba anunciado así), venía frío. Miles de explicaciones y de peticiones de disculpas. De la carta de postres (unos diez) no quedaban más que celestinos y helados... Decidimos, entonces, pedir la cuenta. Insistieron en que no la pagáramos para resarcirnos del mal rato, pero la pagamos por lo consumido. Y nos fuimos.”