martes, 10 de abril de 2018


CRÓNICAS Y CRÍTICAS                                           
DE LA PRENSA GASTRONÓMICA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS
RODOLFO GAMBETTI
(MARZO) LA BARRA CHALACA (Mall Costanera Center / 22617 0861): “La Barra funciona con ricos platos de postal chalaca. Además del muchame ofrece el “pan con chimbombo”, que incluye pejerreyes empanizados. El Tiradito Chicuito ($7.990), el Súper Chicharrón. Y por cierto los choritos y almejas a la chalaca ($6.990), explosión de sabores. Con detalles como el ají -amarillo o rocoto-, siempre muy finamente picado, nunca molido. Gran equilibrio de sabores, precios justos, en ambiente de silla de paja y mesa de madera, con vivencias de caleta compartidas a lo largo del Pacífico.  Con un copón de hierbabuena y salutíferos vegetales, chicha de jora y otros analcohólicos, esperando la demorosa patente respectiva para dejar entrar las codiciadas cervezas.”

WIKÉN
ESTEBAN CABEZAS
(MARZO) TRATTORIA BRAMASOLE (Consistorial 2.100, local 201, Peñalolen):”Primero, unos ravioli Bramasole ($8.900), rellenos con pollo, espinaca y mozarella. Luego unos mezza luna ($8.900), pastas de betarraga rellenas de ricota y nuez. Y la solución para el eterno indeciso, una cuatripasta ($9.200), un muestrario de sabores entre los dos anteriores y un par de rellenos más, uno con picantito lomo al merkén (que resulta heterodoxamente bueno). En cada caso, con sus salsas bien hechas: Alfredo, pomodoro y aceite con ajo (para solteros o amantes de la soledad). En el papel, pueden sonar algo caros. Y en el mantel, algo tacaños en cantidad. Pero ambos son problemas generados por una expectativa patachera: mastique lento y disfrute de unos platos de lujo no más.” “Para cerrar, un chanchísimo volcán de manjar ($4.550) y el único punto bajo en esta experiencia: un tiramisú ($4.350) que estaba bien de sabor, pero que venía medio congelado. Fatal error fácilmente corregible, después de una experiencia que igual alimentó generosamente la fe en la pasta y en la posibilidad de salir a comer en familia con cero malos ratos.”

WIKÉN
RUPERTO DE NOLA
(MARZO) LAS ROSAS CHICAS (Av. Luis Pasteur 6577, Vitacura): “Como es lo usual, uno encuentra aquí una serie de hojaldres y otras viennoiseries amadas de infantes y senescentes. Sólo que algunos nos parecieron sin relieve: unos hojaldres en forma de libritos y unas rosas enriquecidas con mermelada de frutilla.” “En el rubro "pasteles", hay lo que es usual hoy día, o sea, trozos rectangulares de tortas (la moda se da hasta en Viena, lo que no es poco decir; no, señor). Y de ellos probamos uno de panqueque de nuez que nos pareció muy católico. En cambio, el de panqueque de naranja, es soso: habiendo tanta naranja en este país, ¿cuándo se aprenderá a usarla en repostería? ¿Cuándo se descubrirá que se debe usar naranjas ácidas, de gruesa y perfumada corteza -que es lo que más sabor da a la preparación-? El pie de limón resultó igualmente soso y por igual motivo: miedo a la corteza. En fin: estos pasteles son una buena forma de catar la torta antes de comprarla, para no clavarse con una que no agrade.” “Entre muchas otras cosas disponibles (todas tentadoras, con ese aroma a vainilla que reina en estas panaderías), probamos unos "chilenitos" muy correctos (es de lamentar que no haya más variedad de dulces chilenos; quizá los hay habitualmente, pero no el día que nosotros fuimos, y eso no debe ser: la dulcería chilena debe ser columna estructural de estos lugares). Los alfajores con cubierta de chocolate, muy buenos también, pero demasiado chicos. Y mención aparte merecen las cocadas: unas doñas cocadas, de gran calidad, difíciles de encontrar similares. Resumen: recomendable.”