martes, 29 de mayo de 2018

MIS APUNTES


 
EN EL NOMBRE DE ELADIO
Regresar a este lugar es volver a encontrarse con el espíritu de Eladio Mondiglo, el artífice de uno de los restaurantes más reconocidos del último tiempo.
 
En el año 1984, cuando la recesión iba de mal en peor en nuestro país, Eladio Mondiglo, en aquellos entonces hijo de carnicero y osado emprendedor, al ver que los cortes nobles de carne no podía venderlos en su carnicería en San Miguel, decidió arrendar en Pio Nono un local que calzaba con sus ideas: instalar la primera parrilla del país (no parrillada), con bajos precios –ideales para los tiempos que corrían-, donde se podía comer muy bien y recibiendo un público transversal, que lo convirtió en  un éxito sin precedentes.
34 años después, el imperio Eladio sigue vivo y manteniendo gran parte de sus tradiciones. El primer local –el de Pio Nono- ya no existe, pero los otros dos, en Providencia y Av. Ossa, ambos de gran capacidad, no paran de recibir a una clientela cautiva que repleta sus cómodas instalaciones con la finalidad de compartir un lugar que ya les es familiar.

Regresé luego de años de ausencia. Un alejamiento no deseado pero entendible luego de haber perdido a Eladio. Un retorno para volver a probar sus platos de antaño y revisar sus novedades (como las verduras, algo que Eladio no quiso poner en su carta ya que le encarecía la mano de obra ya que nunca quiso subir los precios). Volví –como muchos- a degustar su Carpaccio de res (5.480), delicado como siempre aun cuando el aceite de oliva no es el que hoy en día se consume en el país.  Mismo valor para su famosa Provoleta a la parrilla que aun saca suspiros. El pisco sour (que pasó de $ 990 a 1.380 –la nada- en 34 años), mantiene su calidad original sin ser -obviamente- el preferido en estos días, ya que el público cambió sus sabores y ese añadido extra de azúcar no convive con este siglo. Aun así, degustarlo es volver a los inicios de este restaurante y me parece bien que esta pócima se mantenga con su estructura original.


Mi acompañante se decidió por un Bife chorizo (9.640) que desgraciadamente llegó seco a la mesa. Un error de cálculo de los parrilleros ya que a la hora que nos atendieron, aun el lugar no se repletaba. Yo, arraigado a la tradición, solicité un arrollado de pollo (pollo, jamón, queso, pimentón $ 7.730), de sabor inigualable y cocinado a la perfección. Aunque ya no son los tiempos en que un bife a lo pobre costaba $ 5.890, hoy, si bien mantienen el “terroir” original, a los precios hay que sumar los acompañamientos y otros varios.

Los vinos siguen siendo atractivos ya que sus valores son menores que su competencia: sauvignon blanc Las Mulas de Miguel Torres a $ 9.200 y cabernet sauvignon Pérez Cruz a $ 10.500 sirven como referencia. Da gusto regresar ya que el lugar es cómodo, entretenido y variado. Ágil servicio y con mantel blanco es la puesta en escena. Para los no carnívoros ofrecen trucha (muy buena), aunque bien es cierto que acá se viene a comer carne, con cortes chilenos y norteamericanos, ya que fueron los primeros (también) en importar estos cortes a nuestro país.

Será otra la ocasión en que escribamos del Eladio pintor, del pianista, del amante del tango y benefactor del antiguo Rotary Club. Dejaremos para otra oportunidad anécdotas cotidianas y de sus inicios en la gastronomía como concesionario del Club Javiera Carrera en La Dehesa junto a su fiel hermana Carmen. Esta vez y sin ser un tributo, es una crónica para re-conocer, tras casi diez años de su partida, qué tal camina Eladio sin Eladio. (JAE)

Eladio / Nueva Providencia 2250, piso 5 / 22231 4224